The Boy and The Beast || JinGyeom

3. El día de la boda

-Espero contar con su discreción. -JinYoung se puso de pie, dejando solo al mayordomo Beom en su despacho.

...

YuGyeom miraba de reojo a las otras personas sentadas frente a él. Ninguno de ellos parecía tener rostro amigable a pesar de lanzar fugaces sonrisas al joven universitario cada vez que sus miradas se encontraban. YuGyeom sabía que era gente de cuidado con la que estaban tratando pero confiaba que su mayordomo sabría cómo lidiar con ellos y detener esa absurda idea de un matrimonio. A sus cortos diecinueve años, lo único que le preocupaba al inocente muchacho eran sus estudios y disfrutar lo más que podía de su vida actual. El matrimonio definitivamente era un tema que estaba años luz de sus pensamientos. Menos aún casarse con un hombre.

Las puertas del despacho se abrieron, despertando a las personas esperando en la sala de un salto.

-Vámonos. -se dirigió JinYoung a su madre y al abogado Choi.

-¿Qué pasó, hijo? ¿Llegaron a un acuerdo? -interrogó la Sra. Park.

Silenciosamente, YuGyeom también esperaba que JinYoung mencionara algo de lo sucedido a puertas cerradas. Y esperaba que fueran buenas noticias para él.

-Más tarde madre, vamos al hotel. -ordenó JinYoung en tono cortante.

Mark se sorprendió por el silencio de su amigo. Si ya tenía el permiso firmado, ¿por qué guardar silencio?

-Pero, hijo, ¿qué fue lo qué pasó? -insistía la Sra. Park, robando una mirada al también expectante YuGyeom.

-En el hotel, madre. Ese es un tema que no debemos hablar aquí. -tomó a su madre del brazo y se retiró de la mansión, no sin antes dar una mirada de pies a cabeza al inocente muchacho que se encontraba más que confundido.

-¡Pff! -rió JinYoung con sarcasmo luego de escanear al muchacho, y finalmente todos abandonaron la mansión.

YuGyeom quedó casi sin palabras. ¿Qué había significado esa risa de JinYoung antes de dejar su casa? ¿Por qué se había rehusado a contestarle a su madre sobre la conversación con su mayordomo?

El muchacho necesitaba respuestas. Y las iba a tener.

Luego de oír la puerta cerrarse, se dirigió en búsqueda de su mayordomo, encontrándolo saliendo de su despacho.

-¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que habló con esas personas? -preguntó él, muy expectante.

-Llegamos a un acuerdo, esté tranquilo, amo YuGyeom. -respondió simplemente el mayordomo, dejándolo de pie y más confundido que nunca.

...

JinYoung y su séquito llegaron al hotel acomodándose en sus respectivas habitaciones.

-¿Por qué no le dijiste nada? -interrogó Mark a su amigo dentro de su habitación.

-¿Crees que soy tonto? Si le hubiese dicho algo a ese mocoso lo más probable es que hubiera huido para el día de mañana. -respondió JinYoung desabotonándose la camisa.

-¿Cómo piensas hacer para que asista a esa ceremonia entonces, sino le has dicho que ya tienes el permiso firmado? -continuó Mark.

-Como ya lo has notado, tengo mis maneras.

-Todavía no puedo creer que hayas comprado a ese hombre para que te firmara el permiso. -dijo Mark al borde de perder la calma.

-Te dije que todos tienen un precio. -sonrió JinYoung terminando de quitarse los pantalones.

-Pero a ese niño no lo vas a poder comprar, ya viste como se puso cuando le diste la noticia, por más que tengas firmado ese permiso, aún necesitas que YuGyeom acepte firmar el registro.