5. Nueva vida

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Un sueño...

Todo tiene que ser un sueño.

O más como una terrible pesadilla.
Nada puede ser real.

El abuelo nunca murió dejándolo solo, nunca existió ese terrible testamento, nunca vinieron a buscarlo esas personas, nunca ese cruel hombre se apareció frente a él, nunca lo obligaron a casarse, nunca lo llevaron hasta ese avión... nunca dejó su hogar. Nunca... ¿nunca?
YuGyeom sintió como una calidez invadía su cuerpo, aún con los ojos pesados, despertó solo para encontrarse donde menos se lo esperaba. Era verdad, estaba en un avión rumbo a Seúl.

-¿Estás bien? -la voz cuidadosa de Mark lo trajo de regreso de sus pensamientos

-S-sí. -contestó brevemente sobándose los ojos para tratar de hacer su visión más normal.

-¿Quieres algo de comer? No has comido nada desde esta ayer ¿cierto?

-No tengo hambre... -respondió el muchacho, dándose cuenta ahora que esa calidez que envolvía su cuerpo se debía a la manta que lo estaba cubriendo.

-¿Fue usted? -preguntó haciendo referencia a la manta.

-Sí, hace frío, en Seúl es invierno... y no me trates de usted, seré mayor pero aún me conservo. -trató de bromear para aligerar la pena del muchacho.

-¿Cuánto falta?... para que lleguemos. -preguntó YuGyeom, con cuidado tratando de contener sus lágrimas.

-Un par de horas más, lamento no haber hecho nada para ayudarte. -la voz de Mark era sincera, lo que trajo cierta paz al muchacho.

-No es su culpa, ese hombre es una persona muy cruel.

-Ya te dije que no me trates de usted, puedes llamarme Mark, no me importa... Seamos amigos, ¿sí?... Cuándo me necesites puedes llamarme, estaré siempre cerca para ayudarte. -le mostró su sonrisa, afirmando sus palabras.
Que calidez para el acongojado corazón del muchacho, alguien que por fin le ofrecía su ayuda y parecía estar de su lado. Aunque era imposible contradecir a JinYoung, al menos saber que había alguien que se preocupaba por él, en medio de ese grupo de gente sin escrúpulos, era aliviante.
YuGyeom le devolvió la sonrisa, con otra sonrisa cálida.

-Eso es niño, así te ves mejor, tienes que sonreír siempre.

-No sé si pueda seguir sonriendo. -la expresión de YuGyeom cambió a una de tristeza.

-Espera aquí, te pediré algo de comer. -Mark se puso de pie en dirección a la cocina, YuGyeom miró por la ventana, no se veía nada más que nubes y el sol asomándose por el horizonte. Ya no estaban en Boston. Ya no estaba en su hogar. -Te pedí algo ligero. -Mark regresó con una charola de comida colocándola frente al muchacho.

-Gracias, pero en serio no tengo hambre.

-Tienes que comer, no es bueno que te enfermes.

YuGyeom se rindió tomando un bocado del sándwich en la charola.

-Y... ¿qué te gusta hacer?... En tus ratos libres. -preguntó Mark tratando de hacer conversación.

-No mucho, leo un libro, escucho música, de vez en cuando cocino.

-¿Cocinas?

-Sí, no muy seguido pero no lo hago tan mal tampoco. -YuGyeom se había relajado, de alguna manera la presencia de Mark lo hacía entrar en confianza y perder ese temor de horas antes.

-Wow...nunca he tenido un amigo que cocinara, ya sabes todos son del tipo solteros empedernidos. -sonrió Mark.

-¿No es casado? -preguntó esta vez YuGyeom.

The Boy and The Beast || JinGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora