Capítulo 33

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La melodía los ayudó a entrelazarse. Se movían al lento compás de la sinfonía mezclada con las gotas estrellándose contra el suelo. Llevaban más de una hora bailando, disfrutando, acariciándose sin darse cuenta. Jon ya no se permitió el soltar el cuello de Damian, ni el mayor alejarlo de sí. Se balanceaban armoniosamente el uno contra el otro. El cuerpo nervioso del ojiazul se preocupaba por mostrarse torpe, pero nunca imaginó sentirse tan cómodo en los brazos del último de los hijos Wayne. Poco a poco, inconscientemente, recordaba las lecciones que alguna vez Damian le dio por puro capricho. Jon sonrió pensando en la idea.

Damian se aferró a su mano para darle una vuelta. Lo atrajo al final del movimiento para tomarlo por la cintura y presionar ambos pechos. La música terminó en cuanto los jóvenes cruzaron miradas. Los dos sonrojados permanecieron en silencio, sin advertir que las pistas habían terminado. Ninguno se movió o quiso romper con el encantamiento. Salvo las pestañas del menor que se deslizaron hacia abajo mientras levantaba la cara. Damian ya no diferenciaba su culpa del miedo, sólo percibía el enorme deseo de abrazarlo fuerte y nunca dejarlo ir. También cerró sus ojos buscando los labios de Jon.

Ambos se fundieron en aquella caricia que no duró efímeros instantes. Su acercamiento fue tan pronunciado como la tormenta que los asediaba, que no cupieron dudas de las emociones que circulaban por sus venas.

Jon se enredó en su cuello casi colgándose, invitando a Damian a llevarlo al suelo. Acostándolo con sumo cuidado, el ojiverde no soltó su boca ni siquiera para no perder el equilibrio.

Se recostaron, uno sobre el otro, dando rienda suelta a sus manos y su mutua exploración. Al menor le dolió un poco abandonar los labios de Damian, pero se consoló diciendo que su petición cubriría el agravio.

-Quítame el miedo, Damian... -Jon le susurró al oído-.

El aludido no comprendió en principio, no hasta que Jon tomara su mano y la destinara a su intimidad. Damian se sobresaltó un poco, pero fueron sus otras palabras las que lo calmaron.

-Demuéstrame que aquella noche no me tocaste por razones equivocadas... -El ojiazul agregó atrapando reiteradamente los finos labios de Damian-.

El mayor asintió entregándose a la exigencia. Tomó las manos de Jon y las sujetó arriba de su cabeza con su izquierda. El menor permitió el agarre con un silencioso gemido. Damian no desatendió en ningún momento ese beso profundo con el que firmó el acuerdo. Del cual, Jon sentía las disposiciones más exigentes, pues aunque estaba temeroso, también se halló impaciente por continuar. Confiaba en Damian y quería demostrárselo a él y a sí mismo. Los recuerdos de esa noche se presentaban frescos en sus latidos agitados y aprensivos, pero pronto comenzaron a calmarse cuando apreciaron que Damian lo tranquilizaba con toques suaves y su dócil respiración.

Sus lenguas bailaban justo como ellos lo hacían momentos atrás. Se apoderaron la una de la otra con cada roce y atrevimiento. Su mano libre se entretuvo en buscar un espacio del cuerpo de Jon para conquistar. Lo recorrió desde el cabello hasta sus piernas temblorosas. Sus dedos se encajaban en cada poro a su disposición, poros que se revelaron en cuanto Damian se deshizo de las barreras textiles. No le quitó la playera por completo, pues sus manos atrapadas le impidieron ir más allá de su cuello. En cambio, la mano de Damian tuvo libertad total para aprovecharse del pecho descubierto. Comenzó acariciando, haciendo un poco de cosquillas. Sus tratos se transformaron en pellizcos, luego en frotes más aguerridos terminando por aprisionar las muestras rosas del menor. Jon se vio obligado a ceder su voz cuando sus gemidos cargados de placer fueron lanzados al vacío del refugio. Se concentró entonces en también respirar por la boca para no sucumbir tan rápido al frenesí. Damian no desperdició la pausa. Bajó su boca al encuentro con las tetillas. Succionó ambas con desenfreno, provocando que la espalda de Jon se arqueara, cuyo movimiento era eliminado con la fuerza de Damian que la obligaba a recostarse nuevamente.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora