Capítulo 54

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La noche no había transcurrido del todo tranquila. Jonathan y Damian apenas se habían acostado a descansar. El Sol ya se manifestaba más allá de la mitad del cielo. Eran pocas las horas que llevaban dormitando. Su plan consistía en reposar un poco la vista, pero su fatiga los llevó hasta caer completamente dormidos. Yacían tan profundamente fuera de sí que ninguno se despertó con el ajetreo a sus espaldas.

Los gemidos ahogados de la carne siendo mallugada no fueron demasiado escandalosos para los dos más jóvenes. Ninguno despertó de inmediato. Dejaron que el perpetrador desquitara su furia a voluntad y sin prisa.

No fue hasta que Damian se acomodó abrazando a Jonathan que entre sueños escuchó las sacudidas difuminadas con súplicas. Abrió los ojos preguntándose la razón de aquellos golpeteos. Pestañeó observando el ya claro cielo azul. Fue entonces que dilucidó aquel ruido, uno que entre los zarandeos rítmicos, identificó como puñetazos siendo enterrados en un cuerpo humano.

El ojiverde se levantó inmediatamente. Le quitó el apoyo a Jonathan dejándolo golpearse contra el suelo. Se levantó alarmado dirigiendo su mirada al lecho de Timothy, el cual descubrió en un completo vacío. Se angustió virando en todas direcciones, buscando al susodicho, deseando que aquella paliza que claramente se estaba desarrollando en algún lugar, no tuviera nada que ver con el malherido muchacho. Concentró pues sus sentidos poniéndose de pie. La repentina desaparición de su mullida almohada despertó a Jonathan, quien se sentó frotándose la cabeza.

-¿Qué pasa...? ¿Por qué me despiertas así? -Le inquirió al ojiverde-.

-¡Tim no está! -Respondió Damian alterado-.

Jonathan se asustó al atender la respuesta. Se levantó flotando. Comenzó a buscar preocupado. Ganó un poco más de altura extendiendo el panorama frente a él.

-¡Allá! -Gritó bruscamente Damian en cuanto vio algo de movimiento a través de unos arbustos-.

-¡Tim! -Llamó Jonathan asustado, pues fue el primero en enterarse de lo que el ojiazul mayor hacía en realidad-.

Se proyectó entonces sin reflexionar. Voló lo más rápido posible arribando a un lado de Timothy, quien descargaba toda su frustración sobre los dos soldados que habían llevado con ellos. Los aporreaba como si fueran costales de arena. Uno de ellos yacía inerte y cubierto en sangre, ignorado por Tim, cuyos puños se asestaban sobre la ya destrozada faz del último que conservaba diminutos hilos de aire.

-¡¿Qué haces?! ¡Déjalo! -Ordenó Jonathan aterrizando, yendo por Tim para atorar sus brazos y apartarlo del sujeto caído-.

-¡Tim! -Llamó Damian también llegando-. ¡¿Qué demonios?! -Exclamó impresionado por la escena-.

Los jadeos de Timothy no le permitían hablar propiamente. Se dejó asir por Jonathan sin reclamar. Cuando estuvo de pie, detuvo sus movimientos indicándole al menor que no tenía de qué preocuparse. Damian se aproximó a los soldados para revisarlos.

-No están muertos... -Musitó verificando una segunda vez-. ¡¿En qué demonios pensabas?! ¡¿Por qué hiciste esto?! -Damian expresó ofuscado-.

-Suéltame... -Le indicó Tim a Jonathan sin un ápice de amabilidad-.

El menor apretó los labios dudoso. Aunque Tim no luchaba, no estaba muy convencido de soltarlo. No podría asegurar que éste no retomaría la paliza hacia aquellos dos hombres.

-¿No hablé claro? -Habló Tim frío y cortante-.

-¡¿Qué significa esto, Tim?! ¡Ni siquiera podían defenderse! -Reclamó Damian mientras desataba las ataduras de los sujetos-.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora