Capítulo 64

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El Sol se filtraba de manera molesta a través de los cristales. Y eso, de verdad fastidiaba otra de las mañanas de Timothy, quien se mantenía serio, con su ceño más apretado que de costumbre y sus hombros tiesos, esforzándose hasta la médula por no revelar su pésimo humor y su terrible falta de sueño. Incluso, había ocultado bastante bien el dolor constante de su carente convalecencia; y eso no había sido nada fácil; pues aunque necesitaba encarecidamente descansar, aquella paranoia en su mente no le permitía pegar el ojo más allá de un par de horas por la noche.

Así fue desde que despertó en el hospital hacía más de una semana. Y nada cambió cuando lo trasladaron a la mansión, cuya estancia en su hogar ya cumpliría casi diez días más. Ni aunque durmiera en una cama conocida, el sueño no era ni reparador ni mínimo; sencillamente, era una tortura pegar un ojo.

Apenas bajaba sus pestañas y las pesadillas arribaban cruentas y desesperantes. No había imágenes en sus visiones propiamente, más bien sonidos, sensaciones y bucles dolorosos que le provocaban náuseas. Prácticamente, un disco rayado y tortuoso del que conscientemente negaba su origen y sus etiquetas.

En ello pensaba mientras miraba el jardín mañanero en plena iluminación solar. Había visto el amanecer por mero aburrimiento y ahora se mantenía cuerdo en tanto admiraba las flores y su reaccionar al rocío matutino. Era eso o refundirse en su escritorio; el cual ya había sido clausurado por el abuelo Alfred. El pobre batallaba con Timothy para hacerlo descansar.

No fueron pocas las veces que lo encontró detrás de su mesa de trabajo a punto de desfallecer, casi vomitando por el sumo esfuerzo. Eso le limitaba considerablemente las opciones, pero no por eso, se devolvía a la cama.

Ahora se acercaba la silla a la ventana e intentaba por todos los medios no desmayarse o gritar. De cualquier forma, los únicos que vendrían a verlo se limitaban a Alfred y a Bruce, porque no, Jason no se había dignado a mostrar su estúpido rostro en todo ese tiempo. Ni una sola vez, ni un solo minuto. Tim no lo había visto desde que despertó. Ni en el hospital y mucho menos en la casa. De él no había obtenido nada. Nada. Ni un saludo, ni una queja, ni un reclamo. Nada absolutamente.

En terrible e impertinente consecuencia, por su cabeza rondaban miles de preguntas al respecto y con peligrosas respuestas consecuentes; las cuales, siempre se resumían a una falta de interés o pérdida de él. Pues para Timothy, era evidente que Jason estaba evitándolo sobremanera.

Por supuesto, llegó un momento, casi inmediatamente después de abrir sus ojos por primera vez luego de ser atendido por sus heridas, que Tim preguntó inercialmente por Jason. Su despertar no fue tranquilo, pero se alegró infinitamente de ver caras conocidas en lugar de un desastroso campo de guerra al estilo del circo romano.

El alma le regresó al cuerpo al comprender que Damian había cumplido con su parte del trabajo. En su momento, no pidió detalles, sólo dedicó cada uno de sus músculos a relajarse y a agradecer a la providencia y buen juicio de su hermano, que ahora ya habían vuelto a casa. Sin embargo, apenas dejó que todo empezara a cuadrar, cuando la imagen de Jason le sacudió sus recuerdos obligándolo ansiosamente a saber de él y de su condición.

Alfred y Bruce lo pusieron al tanto de lo que aconteció desde el momento que Conner sostuvo al renegado para evitarle un encuentro fatal con el agua, hasta que despertó y todos remarcaron su atrofiada voluntad.

Jason fue el menos afectado de todos. Llevaba los rastros de una paliza increíble, pero su vida estaba remotamente a salvo en comparación a Timothy, quien estuvo muy cerca de quedar en la plancha de cirugías, y de Damian, quien a esas alturas, no daba signos para verlo completamente recuperado.

Timothy pidió detalles; petición que fue descrita con la evolución de Jason y los exámenes médicos que le informaron a los tutores sobre la substancia que lo había retenido en aquel estado hipnótico. Que no era otra cosa que una mezcla de drogas y otros enceres para arrebatarle su lucidez y programarle el libre albedrío. Afortunadamente, bastaron algunos fármacos para ayudar a depurar su sistema. Al tercer día, Jason abandonó aquel estado donde sólo mantenía los ojos abiertos y permanecía inmóvil. Despertó intentando buscar respuestas y queriendo dar explicaciones, pero sólo logró limitarse a los hechos y sus consecuencias.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora