Capítulo 34

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Jason lo veía avanzar cada vez más lento. Él lo seguía resguardando su distancia. Casi dos horas habían pasado desde la última palabra que se dirigieron. Se habían contado todo lo que les había ocurrido, o lo que recordaban, en el caso de Tim, y ahora caminaban a pasos lentos, cansados y fastidiosos. Jason comenzaba a exasperarse debido a la atmósfera incómoda que la actitud de Tim sembraba. Estuvo a punto de sólo ir corriendo tras él y abrazarlo lo más fuerte que pudiera, pero no se consideraba tan mezquino. El menor necesitaba espacio, necesitaba respirar, necesitaba comenzar a salir de la fosa donde esos malditos lo habían arrojado, necesitaba ayudarse a sí mismo, necesitaba recordar para que pudiera comenzar a sanar, y desgraciadamente, Jason no podría meter las manos al fuego por él, no en esta ocasión. Solamente imploraba que su paciencia no lo fuera a traicionar. No ahora, cuando más la requería. Sin embargo, la providencia se rio en su cara al observar de primera mano como el ojiazul se desvanecía al dar un paso pequeño. Jason soltó su carga y se apresuró a auxiliarlo. Clamó su nombre tomándolo en brazos. El joven petirrojo ardía en fiebre y parecía no poder respirar bien. Lo soltó breves instantes para buscar las ánforas que portaba y regresó para darle agua, pero iba a ser complicado hacer que la bebiera. No lo pensó dos veces al guardar un trago y dárselo a Tim de boca a boca. El muchacho no reaccionó, no al menos su inconsciencia, pero su respiración fue tranquilizándose mientras el renegado le susurraba palabras para calmarlo.

Se mantuvieron algunos cuartos de hora en el mismo lugar. Jason le proporcionó más medicamento; lo que le ayudó a recuperar la calma y un estado no tan crítico.

El mayor alzó el costal con provisiones, cargando a Tim en brazos después. E igual que la noche anterior, no le cedió una mirada en todo lo que restó del recorrido. Caminó hasta que el cielo comenzó a nublarse. Afortunadamente, el dichoso risco se asomaba a escasos metros. Una vez en el sitio, acurrucó al petirrojo cubriéndolo con una manta en lo que montaba un pequeño campamento, con todo y fogata y un toldo que los protegiera de la lluvia que se avecinaba.

Las primeras gotas cayeron sobre las mantas del refugio, para entonces, Jason se había acomodado cabalmente bajo sus fondos. Atizaba los maderos mientras vigilaba al joven durmiente. Duró horas enteras en silencio. Cada tanto se tallaba los ojos para obligarlos a no llorar. Respiraba lo más profundo que podía y retomaba su vigía. Así sobrellevó el tiempo mientras la tormenta disminuía su ira.

Algunos relámpagos lo sorprendían, los crujidos de los árboles alarmaban sus sentidos, las miles de gotas chocando contra la tierra lo hipnotizaban devolviéndolo a aquella escena de anoche. Era en esos instantes que sus ojos exigían el llanto, pero nada lo hacía estremecerse tanto como los quejidos que Tim emitía dolorosamente, al parecer entre sueños revivía retorcidamente su pesadilla. Entonces, Jason se levantaba y le hablaba para tranquilizarlo. Unas veces funcionaba y otras lo acariciaba para hacerlo despertar; lo que sólo lo hacía callar, pero no levantar su mirada.

Lo cuidó a lo largo del día y lo que perduró la tarde. Las aguas no cesaron su embiste, pero no les causaron mayores molestias. Ahora sólo debía esperar alguna señal de Damian o al menos aguardar a que Tim mejorara para que lo ayudara a buscar. Nunca en su vida, ocupó tanto su paciencia como en aquellas horas de angustia e incertidumbre.

La noche le advirtió el paso del tiempo. La lluvia por fin se detuvo dándole una tregua al terrible ruido. Destensó sus hombros al mirar a Tim descansar como si de un niño pequeño se tratara. Se levantó para estirar las piernas y caminar a los alrededores de su pequeño refugio. Levantó su rostro mirando el cielo que comenzaba a despejarse. Sonrió alegrándose por ya no tener que soportar más la lluvia. Del bolsillo de su chaqueta sacó una cajetilla de cigarros. Prendió uno e inhaló hondamente sintiendo el humo entrar a sus pulmones.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora