Capítulo 66

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-Rayos, Dami... yo... tengo tantas ganas de besarte... -Profirió Jonathan en voz baja avergonzándose terriblemente, hesitando hondamente en acercar más su rostro a aquel del ojiverde, el cual contemplaba como si de una obra de arte se tratara-. Pero... no... yo... N-no... no está bien... -Concluyó abstrayéndose en sus recuerdos, mismos que lo hicieron concentrarse en las hermosas líneas del rostro de Damian y le pidieron conmemorar sus momentos juntos-.

Entonces, volvió a perder sus nociones espaciotemporales. Se extravió tanto en sí mismo y en su admiración que no percató la silueta que se adentraba a la habitación sin haber tocado primero.

-¡¿Oye, qué le haces a Damian?! –Exclamó el recién llegado apenas vio al muchacho casi acostado sobre el ojiverde-.

En cuanto oyó esa voz conocida, Jonathan brincó asustándose al instante. Se sobresaltó alejándose brusca e inmediatamente, levantando sus manos del contacto que tenía con el hijo Wayne, mostrándolas como señal de rendición.

-¡Perdón! ¡No hice nada! –Exclamó inercialmente el muchacho, buscando atemorizado al dueño de la voz-.

-¡Vaya, vaya, miren a quién tenemos aquí! –Habló el recién llegado con una sonrisa marcada y repleta de burla-. ¡¿No se te hizo tarde el día de hoy?! –Inquirió entrando por completo a la habitación, cerrando silenciosamente la puerta tras de sí-.

-¿Qu-que...? ¡Ja-Jason! –Habló Jonathan sintiendo el color rojo inundar el resto de su cara-.

-¡Así es! –Respondió el renegado acercándose al muchacho, quien permanecía con los brazos alzados-.

-¡Y-yo... yo lo siento... no... no quise... yo...! –Tartamudeaba nervioso, derritiendo su boca hasta formar un puchero y fruncir amargosamente su ceño-. ¡Yo...! Yo... ¡Perdón, no debería estar aquí, lo siento! ¡Ya me iba...! –Declaró apresurándose a tomar sus cosas-. ¡Por favor... por favor no le digas a nadie que me viste aquí! –Gritó dando media vuelta, incluso tropezando con sus propios pies, trastabillando y golpeándose con la mesita que sostenía sus regalos-.

Jason lo vio con algo de condescendencia, y más cuando aquellas barras terminaron por todo el suelo, provocando en Jonathan un gimoteo y una desesperación por arrodillarse y comenzar a recoger el tiradero.

-¡Perdón, perdón, perdón! ¡Yo lo arreglo, yo lo arreglo! –Musitaba mientras irónicamente sus entorpecidas manos empeoraban el desastre-.

-Oye, Jon... -Llamaba Jason algo sonriente por el espectáculo-. Tranquilo... -Decía en tanto atravesaba la habitación y se acuclillaba para ayudar al menor que visiblemente, perdió todo sentido de la coordinación-. Déjame ayudarte... -Anunció también recogiendo las barras-.

-N-no... Yo puedo... -Dijo, pero sus palabras no fueron respaldadas en cuanto tiró algunas de las golosinas que ya había recogido-.

-Seguro... pero es más rápido si yo te ayudo... –Expresó Jason riendo en consecuencia-.

-Per-per-perdón... yo... ¡Lo siento! ¡N-no... no quise ensuciar... y yo... ya me iba...! Yo... no quería molestar... An-an-andaba por el lugar y recordé que Damian estaba en este hospital y... y... bueno... pues... yo... ¡Bueno... yo... de todos modos no quería molestar, así que...! –Hablaba el muchacho sin dejar de lado sus nervios-.

-Jon, relájate. Nadie está pidiéndote que te vayas. Y por lo general te quedas más tiempo, ¿no? Por mí no te preocupes. De hecho, vine a ver si ya habías llegado...

-¿Qu-qué... qué... qué dices? ¿Más tiempo? ¿Por lo general? ¿De qué hablas? Es la primera vez que vengo a ver a Damian y...

-¡Vamos, Jonathan, no quieras parecer inocente de cargos! –Exclamó riendo mientras se ponía de pie y abandonaba las barritas en la mesa-. ¿Y qué vas a decir; que las barras aparecieron mágicamente en la mesa? –Inquirió aumentando su risa-. ¿A quién tratas de engañar?

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora