Capítulo 58

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Al verlo formar aquella esfera entre sus fauces, Damian detuvo irresponsablemente su misión. Se preocupó innegablemente por Timothy, quien iba a ser golpeado por aquel ataque inminente. Quiso analizar la situación. Para él su deber ocupó un segundo lugar, pues la vida de su hermano corría peligro. Timothy ya no estaba en condiciones de recibir un ataque parecido. Si alguien conocía el poder de aquellas esferas, era Damian, cuyo cuerpo recibió desgarradoramente sus efectos y su fuerza.

En cuestión de segundos viró en todas direcciones buscando a Jonathan. El muchacho aún no se hacía presente en la arena y eso perturbó los nervios de Damian. "¿Por qué tarda tanto? ¿Qué sucede? ¡Esa cosa va a golpear a Tim!" Se decía Damian exasperándose cada vez más. "¡Y él parece que no se ha dado cuenta! ¡Maldición! ¡¿Dónde estás, Jon?! ¡Jon, esas cosas son asunto tuyo! ¡Jon!"

-¡JOOOOOOOOOOOOON! –Gritó de golpe antes de correr hacia el borde de las gradas-.

Fue justo al tocar la piedra del límite que Damian observó al muchacho desplegarse con toda su impulsividad. Jonathan salió de entre la gente llevándose consigo residuos del suelo destruido por su zancada. Damian sonrió aliviado al verlo lanzarse a la ofensiva contra aquel dragón. Se maravilló mirando el fabuloso puñetazo que le encajó a la bestia. Con aquel ataque, logró desviar la esfera ya proyectada. Eso fue suficiente para salvar a Timothy. Sus ojos verdes se alumbraron en cuanto atestiguó el estallido de la esfera en el cielo.

-¡Jon! –Expresó Damian sonriente de ver al pequeño kriptoniano finalmente cumpliendo con su encomienda-. ¡Ten cuidado! –Le gritó completamente aliviado desde la muchedumbre, retomando más tranquilo su propia búsqueda-.

Entonces se enfocó con todas sus habilidades por delante en cumplir su tarea. Emprendió su camino con dirección de aquel anciano ya identificado. Iría por él y si era necesario, le arrancaría las uñas para hacer que los devolviera a su planeta. Ya lo había señalado y ubicado, así que no perdería el tiempo en pesquisas innecesarias. Se adelantó pues, hacía la orilla de la multitud. Desde ahí sólo recorrería el tramo más corto para llegar a aquella terraza cercada y resguardada para los importantes.

Apretó su paso entre el gentío. Le bastó con empujarlos o esquivarlos. En su cabeza no cabía otra idea más que arribar aquellos parajes y hacerse con el anciano. Si pudiera apoderarse de ese báculo, al menos con eso tendría una oportunidad para ponerse a salvo; a él, a sus hermanos y sobre todo a Jonathan.

Corrió entonces a toda capacidad. La gente a su alrededor lo veía pasar con el ceño fruncido. Algunos lo injuriaban, pero nada que lo preocupara en esos momentos. La distancia que debía recorrer aún era considerable, sin embargo, eso ya no representaba un obstáculo que no pudiese solventar. Los espectadores eran su única molestia. Eran tantos que se dificultaba apretar su paso, pero no por eso se detuvo.

De vez en vez, Damian echaba una ojeada a la arena. En las pocas veces que miró el espectáculo, se maravilló y se tranquilizó al ver a Jonathan pelear tan aguerridamente. Por supuesto, sólo eran vistazos fugaces y nada analíticos. En cambio, al posar sus ojos sobre aquella plataforma que Timothy trataba de alcanzar, tardaba un tanto en despegar su vista. Ahí posaba su mirada preocupada, pues aunque confiara en la determinación de su hermano, no podría decir lo mismo de su resistencia o de su precaria condición. Timothy se hallaba más herido y destrozado de lo que su horrible apariencia demostraba, y eso en serio inquietaba a Damian, quien no detenía los recuerdos de haber visto a su hermano tan vulnerable, inconsciente y lleno de heridas mientras lo sostenía en sus brazos.

"Tim..." Pensaba. "Sólo no mueras..." Habló internado en su mente en tanto posaba sus ojos sobre él. "Vuelve con nosotros. Vuelve con Jason." Agregó mientras lo veía desenvolverse magistralmente entre aquellos molestos soldados. Admitió entonces que pese a su terrible estado, los movimientos de Timothy eran sagaces y precisos. No perdía el tiempo y se lanzaba al ataque. Lo miró deshacerse hábilmente de aquellos que le bloqueaban el encuentro con Jason. Consecuentemente, dirigió su mirada a su segundo hermano, quien permanecía cruelmente encadenado. Suspiró molesto al respecto. La ira lo invadió, pero no debía preocuparse. De alguna manera u otra, Timothy lo salvaría. Eso sabía y en eso confiaba. Era mejor entonces desviar su cabeza y concentrarse en su propio camino tortuoso.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora