Capítulo 63

311 36 17
                                    

-Jon... Jo-Jon... ¡Jonathan! –Llamó desde lo profundo de sus pulmones, esforzándose hasta la médula mientras estiraba su mano con vivas intenciones de atrapar la del menor-. ¡JONATHAAAAAAAAAAAAAAAAAAN! –Gritó de último como si con eso liberara su poder interno, logrando con ello, el milagro que necesitaba-.

En menos de lo que duró su voz en el viento, el portal ayudó a Jon a acercarse. Siendo Damian quien aprovechara el movimiento para atrapar la delicada mano del ojiazul, aferrándose a él inmediatamente y levantando las piernas para dejar que el viento los arrastrara juntos.

Sólo hasta entonces, Damian sonrió. Sólo cuando se abrazó a Jonathan con todas sus fuerzas mientras eran cubiertos por la brillante luz.

Las mismas sensaciones aturdidoras y desgastantes se presentaron justo como la primera vez que cruzaron ese portal. Su luz los cegó enseguida y la fuerza con la que fueron absorbidos descontroló cualquier rasgo de consciencia. E igual que la última vez, no se dieron cuenta de la brevedad de su viaje.

Del otro lado, el cielo de la Tierra los esperaba desplegando su eterno manto azul. Mismo que desde su ciudad natal, era admirado y halagado por uno de sus vigilantes más queridos. Sin embargo, aquel muchacho de quijada fuerte sólo ocupaba el paisaje para distraerse de sus labores primarias, aquellas que se reducían a mantener la paz, resguardar el orden de Metrópolis y estar atento a la reaparición de ciertos latidos.

Era el rascacielos más alto quien recibía la visita de Conner. Aquel lugar fue escogido por la panorámica y el acceso a los lugares remotos. Al muchacho sólo le bastaba abrir sus sentidos y toda la información que necesitara se presentaba clara y concisa. Hecho que agradecía profundamente y que aprovechaba con ahínco y perseverancia, incluso más por la tensa situación que la familia Kent trataba de sobrellevar.

-Dios, Jonathan... ¿dónde estás? –Musitó Conner cabizbajo, manteniendo su afligida mirada en aquel firmamento silencioso-.

-¿Aún nada? –Una voz interrumpió la vigilancia del primogénito-.

Conner viró sobresaltándose por aquella presencia sombría que contrastaba con el hermoso día brillante.

-Señor Wayne... -Exclamó el muchacho en cuanto identificó al dueño de la voz-.

-Hola. –Saludó el regente de la casa Wayne-.

-No lo oí llegar... -Habló sintiéndose un poco avergonzado-.

-No te sientas mal. Ser silencioso es parte de mi trabajo...

-Pero... ni sus latidos escuché... -Refutó el menor abandonando la cornisa para acercarse al recién llegado-.

-Eso también es parte del trabajo... -Habló Bruce también aproximándose al muchacho-. No pienses demasiado en ello...

Conner sonrió de lado. Esas palabras no lo alentaban en nada y menos si lo hacían desconfiar de sus habilidades; las cuales ahora eran lo único que podía utilizar en favor de la búsqueda.

-No le diga a mi padre que no lo he oído llegar. –Acotó Conner desviando sus facciones-.

-No te preocupes, te entiendo... -Comentó Bruce palmeando el hombro del muchacho-. Sé cómo es tu padre y en estos momentos, no está con la mejor actitud...

-Sí me preocupo. –Habló Conner soltando un suspiro tan pesado que también mortificó a su acompañante-. Es lo único que me queda para encontrar a Jonathan...

-No te presiones; no están solos en esto. –Expresó el mayor de manera comprensiva-. Tengo gente trabajando las veinticuatro horas del día en esto. Ellos aparecerán, ya verás. No hay ningún lugar que no esté siendo monito...

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora