13. Veo cosas que nadie más puede ver

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Lena

Caminaba por un lugar desconocido, no había nada ni nadie ahí, miraba a todos lados tratando de buscar un refugio pero solo me encontraba con la nada.

Aitana caminaba de mi lado ambas estábamos asustadas, era un lugar desierto.

Después de varios minutos caminando miramos a una persona parada a unos cuantos metros, entre más nos acercamos más conocida se me hacía esa persona, era ¿Papá?.

Caminé más rápido y Aitana imitaba mi acción pero después de unos segundos el desaparece al igual que Aitana. Me quedo sola en ese lugar mi desesperación comenzó a notarse, corro para buscarlos pero todos mis intentos son fallidos. Siento como si caminada de en circulos.

¡Corre, corre!

Unos pasos sentía detrás de mi, seguí corriendo pero algo me hace tropezar, caigo al suelo intenté levantarme pero no pude. Miro hacía arriba y lo veo ahí, parado viéndome fijamente en sus ojos fácilmente se podía notar como se reflejaba la ira. Quise correr pero mis piernas no respondían, el se acercó a mí y se arrodilló, el seguía mirándome por alguna razón que no entendía.
También quería gritar pero era como si me hubieran quitado el poder de hablar, sentía como de mis ojos salían varias lágrimas por la desesperación y la impotencia que sentía en esos momentos.

¡Carajo!, ¿Qué me pasa?

Quería salir corriendo lejos de el pero seguía paralizada, pasaron varios minutos hasta que el habló.

—Creo que ya se que quiero a cambio...—dice.

Fue un sueño, un estúpido sueño. Toco mi frente y siento el sudor que hay en ella, prendo la pantalla de mi celular y veo que son las 5:56 de la mañana. Por alguna razón sentí la necesidad de ir a la habitación de Aitana, una parte de mi decía que no pero la otra decía que lo hiciera.

Salí de mi habitación y me dirigí a la de Aitana, mi mano tocó la perilla de la puerta pensé varias veces en si debía entrar o no. Giré la perilla y finalmente la abrí, no miré nada fuera de lo normal todo está perfectamente bien. Me dirijo de nuevo a la salida de esta pero choco con alguien, era claramente con quién.

—¿Disfrutaste tu sueño querida?.—pregunta sarcástico.

Maldito fuiste tú

Si no quién más

—¿Por qué haces esto?—le digo mirándolo a los ojos, joder que incómodo.

—Eso pregúntaselo a tu hermana... Si es que la recuperas claro.—dice riendo.

Yo lo miraba con cierto odio, lo miraba con rabia ¿Quién se creía?

Ammm... ¿El diablo?

No pues si, que inteligente

—Tengo que ir a la escuela.—digo para así acercarme de nuevo a la puerta pero este la cierra.

Yo volteo a verlo con una ceja levantada, intenté abrir la puerta pero no podía. Me rendí y me acerque unos cuantos pasos a el.

—¿Podrías dejar que salga para ir a la escuela?—le digo fastidiada.

—Umm... No, no me apetece que vayas hoy.—dice, ¿Qué le pasa a este hombre?.

—Lo siento pero tengo que ir.—le digo.

—Lo siento pero yo te digo que hoy no irás—maldita sea, ¿Qué le sucede?

—Necesito ir, déjame salir por favor.—con un carajo.

—He dicho que no, te quedarás este día conmigo.—maldito seas.

—Siempre estás conmigo—digo ya sacada de onda.—Donde quiera que vaya tu estás ahí, ¿No te parece suficiente?.

Trato con el diablo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora