42. Confesión inconclusa

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Lena

Han pasado casi dos meses desde que trabajo en la empresa del hermano de Ethan, dos meses desde que Braxton evita que Aitana salga, dos meses desde que Dean apareció de nuevo en mi vida. Hoy Dean vendría por mi a mi trabajo para llevarme a la universidad.

Estaba agendando las citas que Brown tenía para mañana mientras que el trabajaba en su computadora, di una mirada rápida a mi reloj y este marcaba las 2:55 de la tarde. En cinco minutos miraba a Dean, ya había terminado mi trabajo. Cerré mi computadora y me paré de la silla, miré a Nathan que aún seguía con su mirada en la computadora.

Caminé hasta su mesa y dejé la agenda ahí, el me miró y sonrió como siempre lo hace. Se paró de su silla y camino hasta donde yo estaba, no esperaba que se parara ya que casi nunca lo hacía.

El guarda silencio durante unos varios segundos y después habla.

—Me gustaría decirte algo...—dice.

Yo dudo unos segundos ya que se miraba muy serio.

¿Me iba a despedir?.

Hasta crees que este hombre te va a despedir

—Dime Nathan.—le digo, admito que estaba nerviosa.

El sigue en silencio.

—Es que, desde que llegaste no pude...—mi celular lo interrumpió ya que comenzó a sonar.

La llamada era de Dean, tal vez ya se encuentra afuera. Miré a Nathan esperando su aprobación para contestar y el solo asintió.

Linda, estoy afuera.—dice.

Ya bajo Dean.—le digo y puedo asegurar que ahora tengo una sonrisa en mi rostro.

La llamada termina y Nathan me mira, esta vez su mirada no brillaba como todas las demás. Se podría decir que su mirada no expresaba absolutamente nada.

—Te están esperando Lena.—dice de una manera seria.

—Pero ibas a decirme algo...—no termino mi frase porque el me interrumpe.

—Puede esperar aún. Ve, te esperan abajo.—normalmente el me da un pequeño beso en la mejilla pero hoy no fue así.

El tan solo fue de nuevo a su lugar y volvió a hacer lo que estaba haciendo hace unos minutos atrás, tomé mi mochila y salí de la oficina de Nathan.

Bajé por el elevador y finalmente salí de la empresa, miré a Dean afuera recargado en un auto que pensé que era de el y así fue. El me miró y se acercó a mí, me dio un fuerte abrazo y me guío al auto.

Una vez que ambos estábamos dentro el me dijo:

—Pensé que nunca saldrías.—dice riendo.

—No exageres.—suelto una risa—Mi jefe quería hablar conmigo pero llamaste y me dijo que me fuera.

—Creo que te hice un favor.—dice.

—No, mi jefe es agradable. No creas que es de esos viejos amargados que solo te fastidian laboralmente, el es jóven y atento.—digo y Dean me da una mirada rápida ya que iba manejando.

El rodó los ojos y después yo solté una carcajada.

—No da risa.—dice.

—Dean Henderson ¿Celoso?.—digo de broma.

—Mucho.—dice y yo volteó a verlo.—Era broma Harper.—dice y ambos reímos.

El camino fue corto pero divertido, ambos estudiábamos en el turno de la tarde pero jamás lo había visto. Bajamos del auto y Dean tomó su mochila al igual que yo.

Trato con el diablo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora