38. Primer día

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Lena

Era lunes, el reloj ya marcaba las 6:30 de la mañana, el día de hoy iría a mi primer día de trabajo. No sabía cómo sentirme, bueno en realidad me sentía nerviosa.

Caminé hacia el baño para ducharme, me quité la ropa y abrí la llave del agua caliente. Me metí de bajo de la regadera y el agua corría por todo mi cuerpo, sentía una gran relajación en estos momentos pero está relajación se terminó cuando escuché que la puerta de mi habitación había sido azotada.

Tenía los ojos cerrados pero los abrí de inmediato por la sorpresa que había causado en mi.

—¿Aitana?.—dije desde el baño pero no escuché ninguna respuesta.

Me terminé de bañar lo más rápido que pude y salí del baño con una toalla que solo tapaba parte de mi cuerpo.

Comencé a cambiarme pero yo sentía una mirada muy conocida para mí, de nuevo Demian estaba aquí.

—No vayas...—escuche un susurro.

No valía la pena buscarlo por la habitación porque era lógico que el no se encontraba aquí.

—¿Sabes Demian? Me cansé, me cansé de que no cumplas con tu palabra. Me cansé de que no me dejes tranquila en ningún momento del día. Me cansé de tí Demián.—dije con un tono de enojó.—lárgate de una vez por todas Demian.

El silencio se había apoderado del ambiente, no escuchaba absolutamente nada. Salí de mi habitación y fui directo a la cocina.

Rouse, mi nueva amiga de la universidad me había dicho que hoy no había clases, ahora estudiaba por las tardes debido a mi nuevo trabajo. Salí de casa y caminé a la empresa de Brown, tenía que estar tranquila si quería mantener mi trabajo.

Mi celular suena y veo que es una llamada de Braxton.

—Hola.—digo.

Lena, se supone que vendrías por mi al aeropuerto.—dice en un tono serio.

¡Mierda, lo olvidaste!

—Lo siento Braxton, tendrás que venirte solo a casa porque voy en camino a mi trabajo.—le digo.

¿Tienes trabajo?.—dice algo sorprendido.

Te contaré cuando llegue a casa.—le digo y cuelgo la llamada.

Estaba a unas cuantas calles de llegar a la empresa donde a partir de ahora trabajaría. Cuando llegué miré a la misma señora que no me quería atender hace unos cuantos días atrás pero ahora la única diferencia es que ahora es más amable conmigo.

Yo la saludo y comienzo a caminar hacía el elevador, Nathan me había dicho que mi lugar de trabajo sería en su oficina en una mesa aparte de la de el.

Llegué al último piso donde se encontraba la oficina de Nathan y entré. Supuse que el no se encontraría en estos momentos aquí pero mi pensamiento fue erróneo ya que el estaba sentado en su lugar junto con unos papeles en mano y con el traía unos lentes puestos.

Mierda que vergüenza contigo en serio

El me miró con una linda sonrisa y yo hice lo mismo con el. Me acerqué a dónde sería mi mesa de trabajo y finalmente el habló:

—Buenos días Lena.—dice.

—Buenos días Nathan.

—Lamento dejarte sola por un momento pero tengo que salir. Aquí hay varias citas que tienes que agendarme, espero y no te moleste linda.—dice de una manera muy tierna.

Trato con el diablo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora