35. Señor Brown

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Lena

Había amanecido, miré al reloj y este marcaba las 6:34 de la mañana. Hoy no había clases, me levanté y lo primero que hice fue notar que la TV estaba encendida.

¿La había dejado encendida? Qué yo recuerde no la había encendido ayer.

La apagué y salí de mi habitación pero también note que mi celular el cual había dejado en el buró estaba ahora en el suelo.

Ahora resulta que las cosas caminan solas

Hoy si iba con la idea de buscar trabajo, bajé las escaleras para ir a la sala a buscar a Aitana le avisaría que hoy saldría durante todo el día. Hoy no volvería hasta tener un buen trabajo.

Volví a mi habitación y me bañé, me cambié y esperé unos minutos para irme de casa.

Salí de casa y comencé a caminar directo al centro de Cincinnati esperando encontrar algún cartel o algo que me indicara que estaban solicitando personal.

Caminé por varias calles y hasta llegué a pensar que era inútil encontrar un trabajo para mí, ya había cumplido los veinte hace unos meses y supuse que no sería tan difícil, pero algo que no he terminado es la escuela universitaria.

Seguí caminando y paré en una pequeña empresa donde a sus afueras tenía un cartel solicitando a un asistente. Ese sería mi trabajo.

No dudé en entrar ahí y preguntar sobre los requisitos y así fue, me dieron los requisitos pero como siempre hay una típica mujer mayor que te niega el pase con el jefe.

Yo seguía discutiendo con la mujer que estaba en la recepción:

—Señora, Por Dios solo vengo a buscar trabajo.—le digo ya un poco enfadada.

—El señor Brown no está ya se lo había dicho.—dijo.

¿Brown?

Dios, pienso en Ethan.

—Señorita Rollins, deje pasar a la señorita.—dice una voz grave a mis espaldas.

La mujer puso otra cara completamente diferente a la que tenía, ella solo asintió y me dejó pasar. Yo miré a mis espaldas y veo a un hombre joven con un bonito traje para ser sincera, después lo miré a la cara y no puedo negar que el hombre es demasiado guapo.

—Pasa a mi oficina, toma el elevador y ve hacia el último piso, o si prefieres toma las escaleras. Allá te espero.—dice, con que el es el jefe.

—Gracias.—le doy una de mis mejores sonrisas, no quería dar mala impresión de mí.

Hice lo que me indicó, fui al elevador y marqué el último piso, no tardé mucho en llegar. Cuando salí del elevador miré a varias chicas y chicos y uno que otro mayor trabajando y moviéndose de aquí allá. Fui directo a la puerta más grande que se encontraba, supuse que era la oficina del señor Brown.

Cuando iba hacia allá, tenía todas las intenciones de ir directamente y abrir la puerta pero otra chica lo impidió.

—El señor Brown no está.—dice de una manera muy arrogante.

No quería tener otra discusión así que solo me limité a decir:

—El mismísimo señor Brown me dió la indicación de subir a su oficina.—le digo victoriosa y antes de entrar no pude evitar escuchar que varias chicas dijeran:

El señor Brown se ha de ver fijado en la niñita esa

Traté de no hacer casos esos comentarios y sin más pasé a esa oficina. ¡Vaya! Por fuera se miraba una empresa pequeña pero no era así.

Trato con el diablo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora