Dean
Habían pasado los años, para ser exactos cuatro. Caminaba a lado de mi pequeña Harper y la pequeña Lana.
Lana es nuestra pequeña hija de dos años de edad.
Caminábamos por el parque del centro de Cincinnati, tantos recuerdos venían a mí en estos momentos. Se podría decir que el tormento de Lena había terminado, tal vez y Demian le había dado una oportunidad de vivir.
Creo que por primera vez estaba agradecido con el diablo, cosa que nunca pensé decir.
Miraba como mi mano sostenía la de Lena y como mi otra mano sostenía una pequeña manita, la manita de Lana.
Me sentía demasiado feliz al ver como varias metas se cumplían poco a poco, había formado una pequeña familia con la mujer de mi vida y una hermosa niña.
—Mamá, ¿Podría ir a los juegos?.—dice la pequeña Lana.
—Mucho cuidado cariño.—dice Lena y la pequeña corre hacia los juegos.
Para ser una niña de dos años hablaba muy bien aunque realmente algunas palabras no lograba decirlas.
—Mira a la pequeña Lana, como corre, como habla. Esa pequeña es increíble.—le digo a Lena quien está sentada a mi lado.
Ella sonríe mientras me mira, después su mirada se dirige a Lana quién está en la cima de una tobogán.
Carajo siento nervios de lo que pueda pasar con la niña.
Comienzo a caminar hacia donde ella está y después veo que Lena me sigue.
Después de varios minutos Lana baja del tobogán y se va a los brazos de Lena, de nuevo comenzamos a caminar pero ahora a dirección de casa, durante el trayecto miraba a Lena algo seria y pensativa.
Cuando trataba de hablarle sus ojos brillaban pero no exactamente de ese brillo de siempre.
Su actitud era rara y que decir de su mirada. Cada vez que la miraba la veía con su mirada perdida en un lugar fijo.
Quería saber que le pasaba, quería saber qué sentía, tal vez y estaba enferma de gripe o algo parecido.
Estábamos a punto de cruzar la calle para ir directo a donde se encontraba el auto.
Varios autos pasaban rápido ya que el semáforo aún estaba en verde.
Lena toma de mi mano y la aprieta con fuerza, yo la miro con una pequeña sonrisa y ella lo único que hace es ponerse de puntitas para poder besarme.
Ella da un pequeño besó en mis labios y después ella dice:
—Quiero que sepas que te amo como jamás llegué a amar a alguien. Puedo asegurarlo.—dice mi esposa.
—Yo también te amo pero... Suenas como si te estuvieras despidiendo.—le digo y Lena lo único que hace es sonreír y recargarse en mi brazo.
Esperamos unos minutos y después el semáforo cambio a rojo, teníamos que apurarnos ya que solo duraba unos segundos el semáforo rojo.
Comenzamos a cruzar la calle y cuando íbamos a llegar a la acera miré que Lana tiró un osito de peluche que traía con ella.
Lena corrió por el ya que Lana había comenzado a llorar.
Cuando Lena venía de nuevo hacia nosotros no pude evitar alarmarme cuando miré que un auto venía rápido.
Le gritaba pero ella parecía haber quedado en algún trance cuando miró el auto.
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Trato con el diablo ©
Mystery / Thriller¿En serio Lena? ¿Un trato con el diablo? Como si el mismísimo diablo existiera, como si dejara de ser un mito para poder hacer ese trato. Fue lo último que me dijo Aitana para así después de que se fuera de casa desapareciera al día siguiente, sin d...