Lena
Estaba en el hospital sentada en la sala de espera tratando de mantener la calma y paciencia porque los doctores no me han dicho nada desde hace más de dos horas. Ya se estaba haciendo de noche y yo sigo sin obtener alguna respuesta sobre Aitana.
Las dudas terminaron cuando escucho a un doctor mencionar lo típico.
—¡Familiares de Aitana Harper!.—dice un doctor que había salido de una habitación.Yo levanto mi mano y al mismo tiempo me levanto para ir a dónde está el.
—¿Le sucede algo a mi hermana?.—digo.
Umm no, cómo crees. Solo la apuñaló el diablo
—Ella tiene una herida un cuanto grave, hubiera sido peor si la navaja o cuchillo hubiese perforado el riñón. Pero al parecer todo ya está bien, Aitana había perdido mucha sangre pero ya se le hizo una transfusión.—dice eso y yo solo le doy las gracias.
El va a la habitación donde supongo está Aitana, no sé si esperarla o irme. Tal vez se quedará un rato más. La idea de irme me parece mejor.
Salí del hospital y comencé a caminar directo a casa. La luna ya estaba saliendo y al mismo tiempo las lámparas de las calles de Cincinnati se estaban prendiendo.
Varias personas entraban y salían del hospital, yo salí completamente del lugar y pude notar que las calles estaban solas. No quise tomarle importancia pero al decir verdad me daba un poco de miedo caminar a estas horas.
Aún faltaban varias calles para llegar a casa, pero tuve que parar cuando miré a dos hombres discutiendo un tanto fuerte, miraba como se daban empujones y no tardó mucho tiempo para que llegaran a los golpes. Tuve que retroceder unos cuantos pasos para esconderme en el callejón que se encontraba ahí.
Me puse de rodillas y me escondí detrás de un bote de basura, escuchaba como los tipos de decían de cosas mientras se golpeaban.
Miré al reloj que estaba en mi muñeca y ya marcaban las 9:00 de la noche. Estos tipos no paraba de golpearse y parecía que nunca lo dejarían de hacer.
Estaba dudando si salir de ahí y correr o quedarme aquí hasta que ellos terminaran, seguramente me quedaría hasta el amanecer si no salgo de aquí ya.
1, 2, 3... Salí de donde estaba y comencé a correr. El local de café al que solía ir estaba abierto y a tan solo unos pasos de mi, yo seguía corriendo aunque los hombre se hayan quedado a unas calles atrás.
Entré al local agitada de tanto correr y la cajera se me queda viendo un trato preocupada y rara a la vez. Pude ver que solo habían unos cuantos clientes en el lugar y pude conocer a uno.
—¿Señorita Harper?.—dice el señor Brown que se encontraba sentado en una mesa junto a la ventana.—¿Qué te sucede?.
Esta vez el se para de su lugar y camina hacia a mi. Estaba segura que mi cara ahora estaba roja de la vergüenza que sentía.
—No me sucede nada señor Brown, gracias.—le digo sonriendo.
—Sientate conmigo, llamaré a la mesera para que te dé algo que te tranquilise. Mírate, te ves asustada y agitada.—dice.
—No es nada en serio.—le digo.
—No corriste por deporte, ¿O si?.—dice sonriendo.
—No. Solo que unos tipos de comenzaron a golpear unas calles atrás y pues tuve que correr.—digo.
—¡Oh!, chica por Dios hubieras llamado a tus padres o... A tu novio.—dice.
Bueno Nathan, si supieras que mi padre murió desde que tenía catorce años, que nunca tuve una madre por culpa del diablo y que el chico al cual yo amaba me lo arrebató el mismísimo diablo. Si tan solo lo supiera señor Brown.
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Trato con el diablo ©
Mystery / Thriller¿En serio Lena? ¿Un trato con el diablo? Como si el mismísimo diablo existiera, como si dejara de ser un mito para poder hacer ese trato. Fue lo último que me dijo Aitana para así después de que se fuera de casa desapareciera al día siguiente, sin d...