XXII

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El lunes siguiente es largo y pesado. De por sí es desagradable tener que levantarse a las seis de la mañana después del estimadísimo fin de semana, y encima tener que pasar diez horas seguidas en la escuela es otro nivel de agotador.

Salgo de la escuela exhausta, pero increíblemente aliviada de que mi día escolar de porquería se haya terminado.

—El director Herthum puede chuparme los ovarios por ponernos el peor horario del mundo para los lunes —declara Julie mientras camina a mi lado.

—Que te los chupe y que después me lama los huevos —añade Logan.

—Que te los lama y que después me coma el útero.

—Que te lo coma y que después me lengüetee la... —lo interrumpo.

¡Ey, ey! ¡Basta! ¿Cuándo se pusieron tan gráficos, ustedes dos? —los interrogo, asqueada por sus comentarios.

—Cuando Herthum comenzó a merecerlo poniéndonos el peor horario del multiverso —responde Logan.

—¡Exactamente! —le da Julie la razón y se chocan los cinco.

—Bueno, bueno... Supongo que tienen razón —les digo—. En fin, en otras noticias, ayer Alexander vino a visitarme a mi casa.

¿¡Qué!? ¡Ella! —me grita Julie—. ¿Cómo se te ocurrió dejar que pusiera un pie en tu casa después de cómo se comportó contigo? ¿No recuerdas lo dolida que estabas?

—No es para nada lo que piensas, Julie. Ni siquiera fui yo quien lo dejó entrar en mi casa. Se metió por la ventana de mi cuarto sin mi consentimiento, para empezar.

—¿Qué? ¿Y para qué vino?

—Bueno... Para resumir, me confesó su amor por mí —le respondo, sintiéndome extrañamente poderosa.

¡NO JODAS! ¡ELLA! ¡ESO ES HISTÓRICO! —grita Logan desde el fondo de sus pulmones.

¿¡QUÉ MIERDA!? ¡ESO ES INCREÍBLE! —grita esta vez Julie con el doble de fuerza.

—¡Paren de gritar! ¡Están llamando la atención!

—¿Crees que en este instante me importa un pepino llamar la atención? ¡ME CHUPA UN HUEVO LA ATENCIÓN, ISABELLA EMILIA JENKINS! —vocifera Julie en respuesta.

—¿¡Y cómo fue!? ¿¡Qué le respondiste!?

—Me contó toda la situación de la muerte de su hermano. Entraría en detalle, pero creo que es demasiado personal y que solo le toca a él hacerlo. La verdad es que sí lo entiendo, es normal que sea un poco idiota después de todo ese rollo, pero eso no justifica cómo se ha comportado.

—Muy cierto —comenta Julie.

—Entonces le dejé bien claro que no me le iba a tirar en los brazos así como así, que no porque irrumpiera en mi cuarto borracho y cabizbajo todo estaba resuelto. Le dije que si me quiere, le tocará luchar por mí por una vez en su vida.

—¡Bien hecho! —me dicen los dos.

—Sí, la verdad es que estoy orgullosa de mí.

—¡Y deberías! —me dice Logan—. Por primera vez con Alexander, reconociste e hiciste énfasis en tu valor, porque vales muchísimo, Ella.

—¡Un montón! —exclama Julie.

—Gracias, chicos. Los quiero mucho.

—Y nosotros a ti —me responden, dándome un abrazo que me hace sentir muy reconfortada.

Al otro lado de la calleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora