Capítulo 22

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El castaño abrió un ojo mientras miraba a su alrededor, abrió los dos y pudo observar el rubio cabello de Star, sonrió y plantó un beso en el.

Tomó su celular encontrándose con miles de mensajes de su madre, preguntando el por qué no llegaban, no respondía y dónde estaban.

Marco respondió:

Tranquila madre, estamos bien, nos quedamos dormidos aquí lamento no haber avisado.

Bien hijo, gracias por
responder, me moría del susto.
Regresen con cuidado.

Si, nos vemos madre.

Marco sonrió, que hermoso es tener una madre. Después miró la hora, dos de la tarde.

—Star, Star... -hablaba despacio, mientras movía a la rubia para poder despertarla.

—¿Mhm? -murmuró.

—Es tarde, mamá nos espera, vámonos.

Pero no obtuvo respuesta, se había vuelto a dormir. Cuidadosamente salió de la cama y caminó hacia afuera de la habitación, no sin antes ponerse ropa, claro.

Había un desastre, basura, botellas de alcohol vacías en el suelo. Gente dormida en los sillones o en el suelo.  Regresó a la habitación.

—¿Dónde estabas? -cuestionó adormilada.

—acabo de salir, fuí en busca de algo para darte pero hay un caos allá afuera -rió.

—Mhm... ¿Qué hora es? Demonios me siento tan mal.

—Las dos de la tarde. Y si, se te ve, yo te dije que no bebieras mucho.

—Lo se... Pero, ash.

—¿Nos vamos?

—¿Dejaremos este desastre aquí?

—Si, no sabemos dónde hay cosas de limpieza para recoger esta habitación, así que nos vamos a casa y busquemos algo para quitarte el dolor de cabeza.

—S-si... Vámonos —sonrió y se puso de pie para poder vestirse.

—No estoy acostumbrada a cambiarme mientras alguien me ve -sonrie burlona.

—Lo siento, es inevitable. -mira al techo rascando su nuca.

Ambos chicos salieron de aquel lugar, llegaron a casa. La señora Díaz había sido algo comprensiva, ayudó a Marco a quitarle el dolor a Star de beber bastante y se quedó dormida, gracias cruda.

Pasaron varias semanas, ya no asistían a la escuela, ahora faltaba escoger a que universidad asistirían, esperando todo lo que se necesita para poder entrar.

Mauline y Marco no se veían a diario, pero lo hacían y cuando lo hacían no se despegaban, como solían hacerlo antes.

Enrique y Star igual, tampoco se veían del diario.

—Enrique ¿Te parece si hoy no me acompañas a casa? Iré a buscar algo.

—Te acompaño

—No -interrumpió. —Necesito ir sola, por favor

Suspira Para después sonreír —bueno, Nos vemos mi amor —se despidió, besando los labios de Star y después marcharse.

Star caminó hacia su objetivo, consiguiendo lo que buscaba, ahora solo faltaba una cosa, usarlo.

—Bien, vamos... Esto no puede pasar, esto no nos puede pasar -se decía a si misma mientras caminaba en círculos —Por mewni, por favor Star no te asustes, solo mira y no reacciones mal... Mira y no reacciones mal.

Suspiró, acercándose y mirando con temor. Creyó que su vista le estaba jugando una broma así que se acercó un poco más, viendo mucho mejor.

—No... No, esto es una broma, esto.. -Susurraba asustada, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, pronto pudo sentir como las gotas resbalaban por sus mejillas, acariciando su rostro lentamente. Era lo que deseaba no ver.

Dos rayas.





Dulce Tentación -Starco-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora