¿El amor existe?
¿Alguna vez se enamoraron de alguien perdidamente?, Porque yo tuve la suerte de hacerlo y todavía de mi Jefe.
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Está totalmente prohibido el plagio de esta novela, así que por favor respeten el trabajo de los demás.
Obra ori...
Gracias a los dioses el día de ayer pasó demasiado rápido, sólo se trató de revisar perfectamente la agenda del mismísimo señor importante y darle un ojo a la coordinación del viaje.
Nada sorprendente que pueda destacar en mi día a día. Sobo mis ojos delicadamente mientras estos se concentran en el material que cubre mis pantuflas.
Observo mi alrededor en busca del causante de estar despierta, miro atenta el reloj ubicado en la mesita de noche.
Pestañeo vagamente — Perfecto las 03:21am. — hablo en mis pensamientos.
Levanto mi cuerpo de la cama y me dispongo a mover obligadamente mis pies al interior del baño.
Con pereza realizó todas mis necesidades básicas, logro quitarme parte del sueño lavando mi cara con agua fría. Prosigo con lo necesario para luego abandonar dicho sitio con un profundo suspiro.
¿A quién le gusta levantarse a las 03:00am?
Dejo la taza de café vacía en el lavaplatos cuando un bostezo escapa de mi boca, provocando una pequeña sonrisa en mi rostro.
A estas horas el humor en mi cerebro es muy diferente.
Camino hasta mi habitación para terminar con mi outfit, finalizo con unos aretes en mis orejas y estoy pronta.
Amsterdam se caracteriza por su temperatura, y aunque en esta ciudad haga calor no pienso dejar que mi cuerpo se congelé del otro lado del mundo.
Admiro mi creación de combinación frente al enemigo de todos, el increíble espejo. Arreglo mi vestido de manga larga color negro, lo acomodo en mis rodillas y vuelvo al mundo con la interrupción de mi celular.
Whatsapp me notificó de un mensaje al parecer impaciente, abro el chat de mi estúpido jefe con una sonrisa escondida detrás de mí semblante serio.
Jefecito 🔥: Sara estás lista?, Tienes que venir al edificio te esperaré en la oficina.
Yo: Nos vemos allí.
Río por mis adentros al ver como mi mejor amiga, la señorita Romina, agendo a su jefe en mi celular.
Lo ignoro por completo y decido dejarlo así como esta, sin cambiar nada del contacto.
Guardo el dispositivo tecnológico en mi pequeña mochila y vuelvo al mundo de mi trabajo. Asistir a un hombre arrogante por pura decisión.
Despejó los pensamientos inadecuados de mi mente y continuó con lo anterior, me cuelgo la mochila en la espalda a la vez que con rapidez agarró la pequeña maleta.
Cruzó la puerta principal del edificio donde actualmente se ubica mi dulce hogar, las puertas se cierran sola y camino al señor encargado de los autos.
Un taxi para frente a mí y el amable señor llamado Gerardo sube mi maleta la interior de la valija del vehículo.
Le dedicó una sonrisa luego de darle su propina y colocó mis auriculares en mis orejas tras darle la ubicación al chófer.
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