Capítulo 28 | Sin paracaídas.

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25 DÍAS ANTES DE LA BODA

—A veces me cuesta creer que le hayas dado otra oportunidad a Alex —me comentó Gale, negando con la cabeza, mientras terminaba de difuminar su sombra de ojos.

Estábamos preparándonos para salir en media hora a la degustación en el restaurante que proveería el catering. Al principio creí que eso era una tarea del novio y la novia, pero luego ellos decidieron que sería mejor si tenían diferentes paladares para determinar que platos serían servidos, teniendo en cuenta también opciones aptas para veganos y celíacos.

Aunque ni Alex, ni Omar ni yo fuésemos veganos o celíacos.

—Quizás era mi culpa por no darle la atención que necesitaba —mentí, trenzándome el pelo. Sólo Alex y yo teníamos conocimiento de la verdadera historia, lo importante era de alguna manera taparlo delante de ella.

—Si... A los hombres si no les das lo que ellos buscan, tienden a buscarlo por otro lado —masculló con indiferencia, pero francamente eso despertó en mi cierta desconfianza en cuanto sumé dos más dos. ¿Le habría sido Dexter infiel en algún momento porque no lo complació? ¿Era Dexter tan perfecto y caballero como aparentaba?—. No es que Dexter me lo haya hecho, claro —se apresuró a aclarar, con una risita nerviosa. Supongo que se había percatado de mi reacción, y cabe destacar que sus palabras no me tranquilizaron en lo más mínimo.

Sin embargo, en el fondo, sentía que lo conocía lo suficiente para saber que jamás sería capaz de hacerle algo como eso. Primero porque pasé mucho tiempo con el en San Diego y jamás lo vi o llegué a notar comportamientos extraños, y segundo porque era una persona excepcional. Así que descarté la idea de inmediato, aunque una mala espina por la actitud de mi amiga siguió clavada en mi cabeza.

Algo no andaba bien, pero no sabía como abordarlo. De cualquier manera, ¿no se suponía que debido a nuestra amistad los secretos no existían?, ¿que teníamos la suficiente confianza para contarnos lo que fuese? Quizás la relación soñada de mi mejor amiga y su prometido no era lo único que se aparentaba, quizás Gale y yo también aparentábamos algo sin darnos cuenta. Era como una pequeña montaña de arena que había ido acumulando cada partícula hasta el punto de haberse vuelto gigante, y a poco de derrumbarse. Porque resultaba ser que muchos conflictos habían salido a relucir en estos últimos meses. Ella cambió, yo cambié... Eran disparidades que pasaban por alto a través de una llamada, o de un simple correo electrónico, pero igual estaban ahí.

Suspiré, asomándome por la ventana antes de tomar asiento en el borde de la cama de mi mejor amiga, mientras aguardaba por ella con ansias de salir. Alex y yo volveríamos a vernos, y eso despertaba cierta emoción en mi interior. Habíamos estado texteándonos, y tenía altas expectativas de este encuentro porque daba la impresión de que íbamos a pasarla bien. Además, ambos coincidíamos en terminar lo que empezamos ese día, no era como que no teníamos todo el tiempo del mundo, pero si llegásemos a oficializar nuestra relación en algún momento, tendríamos que hacer sacrificios o sería bastante complicada.

No es como que pensase en eso muy a menudo, ni me preocupase del todo...

Apenas llevábamos dos días tomando las riendas de lo que fuese que fuera nuestra relación, y quería vivirlo despacio, con el propósito de discernir si realmente teníamos un futuro; porque lo que Alex me hacía sentir era distinto, fuerte e incontrolable, a tal punto que veces parecía que me sobrepasaba.

—Ya estoy lista —anunció Gale, aplicándose una última capa de labial, para luego arrojar un beso en dirección al espejo—. Andando.

Hasta después de la boda ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora