Capítulo 26 | El vestido ideal y una bruja.

6.5K 477 79
                                    

—Puedo explicarlo —expresé, cerrando los ojos con fuerza.

Pero para ser honesta, sabía que mi historia quizás no iba a convencerla del todo. Y deseé asesinar a Alex en ese momento, porque pensé que no le diría. Confié en el. Pensé, cuando lo hablé con Dexter, que Gale y el ya lo habrían discutido.

—No quiero seguir escuchando pretextos, Kath —decretó ella, posando sus manos sobre mis hombros y mirándome con fijeza. Tomó una inhalación profunda, y supe entonces que nada bueno podría salir de su boca—. Estoy cansada. Hastiada de que quieras hundirme siempre delante de los Montgomery, de que hagas las cosas mal como si fueran una obligación, de tu impuntualidad, de que siempre estés obstruyéndole los planes a Elanese, sólo porque Alex trató de liarse con ella...

Me atraganté con mi propia saliva. ¿Qué rayos...?

Debía admitir que nunca tuve ganas de participar en la ceremonia, que lo había hecho por principios morales y por el fuerte vínculo que sentía que Gale y yo compartíamos; que la primera vez que difamé a Gale fue por impulso, pero la segunda había sido por haber confiado ciegamente en Alex. No obstante, yo jamás había intentado obstaculizar el camino de Elanese. Y empezaba a ver como su amenaza cobraba significado.

—Es por eso que... No voy a excluirte de el cortejo. Pero estoy considerando seriamente en convertir a Natasha en la madrina —anunció, frunciendo los labios y bajando la mirada con "pesar".

¡¿Cómo de entre todas las damas había escogido a la caprichosa malcriada?!

Estaba atónita. El discursito de Gale sólo me producía ganas de de abofetearla para hacerla reaccionar. Y eso que yo no era violenta. Quería decirle tantas cosas, pero a la vez...

—Chicas —nos llamó Loretta, en un hilo de voz, abrazada a si misma con su cárdigan púrpura—. Lamento interrumpir pero... ¿Podrían decirme dónde es el salón de prueba? —murmuró, elevando gradualmente su tono de voz apenas unos decibeles más alto. Gale y yo le apuntamos la puerta detrás de nosotras, y Loretta atravesó el espacio entre ambas para acceder a ésta, como si al mismo tiempo estuviese pasando en medio del tenso silencio que se había formado entre mi mejor amiga y yo.

Cuando la pelirroja cerró la puerta detrás de ella, Gale dejó escapar una bocanada de aire y sacudió levemente la cabeza.

—Dejémoslo hasta aquí. Las cartas están sobre la mesa —declaró, para luego introducirse también en la habitación.

Me masajeé la frente durante un par de segundos, que al mismo tiempo empleé para cuestionarme si eso realmente había ocurrido y en que posición me dejaba ahora. En retrospectiva, justo cuando me había dispuesto a hacer bien mi trabajo como madrina por alguna razón llámese el destino o Gale, se ponía en mi contra. Y si ella estaba cansada, yo lo estaba más. El esfuerzo sobrehumano que había estado haciendo, nunca era valorado por mi mejor amiga. Y quizás se debiera a su carencia de tiempo sumado al estrés del momento, o al menos quería convencerme de ello. Últimamente, los motivos para seguir siendo partícipe de esto se reducían cada vez más, en lugar de aumentar con el tiempo. No se suponía que esto tendría que ser así, y debía asumir la culpa de haberle dado luz verde desde el principio, sin embargo, estaba llegando al límite.

Traté de rememorar mis mejores momentos con Gale, como cuando maquillábamos a Keana siendo sólo una bebé y le hacíamos sesiones de fotos que luego enviábamos a compañías infantiles esperando a verla algún día en un empaque, o cuando llamó falsamente a su madre para solicitarla a un supuesto congreso de Agricultura en Iowa y se armó todo un plan con invitaciones incluidas, de manera que Joel y yo tuviéramos nuestra primera vez. Evocar esos recuerdos funcionó para que una oleada de compasión y responsabilidad se instalara en la boca de mi estómago. Pero una minuciosa punzada de resentimiento seguía latente en lo más recóndito de mi ser, y aunque me obligué a suprimirlo, parecía imposible.

Hasta después de la boda ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora