Capítulo 6 | Tensión sexual.

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La primera prueba de vestido de Gale, había sido programada la próxima semana, puesto que Elanese tenía que presentarse en una boda que había estado planificando en Miami y, también asistiría una serie de entrevistas televisivas en dicho estado, o eso nos comentó su asistente Micah a mi mejor amiga y a mí, después de que la cita finalizara y ella se excusase con atender una video-llamada.

Sin embargo, algo no estaba bien. Y era precisamente la densa tensión entre Gale y yo. Elanese había manejado el asunto del triángulo amoroso con total diplomacia. Francamente, la admiré por ello. Además, aseguró, que en tanto yo no estuviera dispuesta a oponerme en plena ceremonia, todo iría de viento en popa; así que yo le prometí que jamás haría eso. No obstante, justo al poner un pie fuera del Costa Di Venezia, Gale se había mostrado de lo más cortante conmigo, como si el mero hecho de estar respirando mismo aire que yo le molestase.

Y, la comprendía. Aunque no había sido mi intención, a veces el subconsciente sólo me traicionaba y en un parpadeo, ya no podía retirar lo antes dicho.

—Gale, lo siento —le repetí, por septuagésima vez en el trayecto. Ella se encorvó en el asiento y sus dedos se ciñeron con fuerza alrededor del volante.

—Deja de decirlo. Eso no cambiará las cosas —me replicó ella, con la comisura de su boca levantándose de desagrado. Suspiré cansinamente.

—¿Para esto querías que viniera? —musité, comenzando a juguetear con el borde de mi falda. El silencio en el ambiente se intensificó, durante segundos que parecieron horas.

—¡No! —explotó finalmente, usando ese tono chillón suyo que sólo empleaba cuando se enojaba—. ¡Se suponía que tú debías haber olvidado a Dexter después de tanto tiempo!, ¡Se suponía que estarías tan feliz y emocionada como yo, que tratarías de aportar ideas, y que me acompañarías a todo! ¡Pero ahora no sé si quiera tu presencia en todo éste proceso! —confesó, con el rostro crispado de alteración.

Aplané los labios y una estaca de dolor atravesó mi estómago. Me sentí herida. Estaba haciendo mi mayor esfuerzo. Quería olvidar a Dexter, quería estar feliz por ella, y quería cumplir todas sus expectativas como madrina, sin embargo, no bastaba con sólo quererlo; era algo que para hacerse realidad, tomaría más tiempo del estimado. Resoplé.

—Gale, te recuerdo que fuiste tú quien me instó a venir y, por si fuera poco, de verdad estoy trabajando duro para complacerte, es sólo que no es tan sencillo como crees. No puedo tirar mis sentimientos por Dexter al caño de la noche a la mañana por más que ambas lo deseemos... —le expliqué, luchando por no estallar yo también. Ella se mantuvo quieta, con la vista fija en la carretera y la boca cerrada en una fina línea recta-. Poco a poco, seguro lo haré. ¿Crees que yo no quiero superarlo? Estoy cansada de sufrir —mascullé, posando mi mirada en el salpicadero, como si fuese de lo más interesante, sólo para no enlazar mis ojos con los suyos. La rubia exhaló y se relajó.

—El domingo mamá organizará una cena con la familia de Dexter. He invitado a los chicos del cortejo. Quiero presentártelos a todos —anunció después de unos segundos, cambiando drásticamente de tema. Como siempre, Gale nunca tenía necesidad de perdonar a nadie, ella sólo fingía que nada había ocurrido.

—A Joel lo conozco. Más de lo que me gustaría —admití, torciendo una sonrisa. Joel, aparte de ser el primo de Gale, había sido mi único novio durante la preparatoria; sin embargo, pusimos fin a nuestra relación cuando ambos fuimos a distintas universidades. Por fortuna, quedamos en muy buenos términos y todavía éramos buenos amigos. Hay personas que creen que no se puede ser amiga de su ex, pero yo creo que sí.

—Quizás la llama vuelva a encenderse entre ustedes —comentó Gale, con un matiz de picardía impregnado en su voz. Negué con la cabeza; ni siquiera fue una ruptura extremadamente dramática y dolorosa, creo que desde el principio, los dos estábamos conscientes de que no éramos el uno para el otro.

Hasta después de la boda ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora