Una mujer de cabello negro y muy rizado, piel morena clara, que viste con una falda larga blanca y una camisa a juego, blanca, nos abre la puerta. Parece una mujer que va seguido a la iglesia. Nos sonríe y muestra sus dientes blancos.
-Hola, Natacha, ¿Qué te trae por aquí?
-Hola, Celeste, ¡Pues, claro, visitarte! Y presentarte a la hija de Liam, Aleesha. Aleesha, ella es Celeste.
-Hola, un gusto. – Sonrío educadamente.
-¡Vamos, pasen, pasen! – Celeste se hace a un lado y entramos.
La casa es impresionante: muebles color negro, no son muebles nuevos, último modelo, son viejos de cuero pero elegantes. Las paredes están pintadas de un color rojo vino. Pasamos hacia adelante y nos sentamos en los sofás. Celeste es amable.
-¿De dónde eres, cariño? – Sonríe.
-Florida. – Contesto con educación.
-Guau, ¡Qué bien!
De una puerta aparece una mujer idéntica a Celeste. Abro los ojos como platos. Claro, Natacha dijo que eran trillizos.
-¡Mira, ella es Anabel! Mi hermana. – Anabel se sienta junto a Celeste.
-Un gusto. – Trato de disimular la impresión que tengo en estos momentos.
-¿Y tú eres…?
-Oh, lo siento, yo soy Aleesha.
-Un gusto.
Y ahora veo que hay una diferencia entre ellas: Anabel es más seria que Celeste. Pero, ¿y él chico?
-¡Mira, ella es de Florida! – Chilla Celeste.
-Oye, el clima está cambiando horriblemente. – Natacha mira por la ventana.
-Johann…– Susurra Anabel. Frunzo el ceño. ¿Johann?
Y de repente, la puerta se abre y aparece un chico: su cabello negro, ojos negros y guau, están llenos de maldad y oscuridad… sus labios son delgados y definidos de color rosado, es alto, muy alto, Dios, y es sexy… va vestido con una camiseta blanca, una chaqueta de cuero negro, vaqueros negros y botas negras. Su cabello va desordenado…
Lo miro y me mira con mala cara, con ceño fruncido. Pasa la sala de estar, casi frente a nosotros y no saluda. Miro hacia unos pequeños muebles llenos de libros que se mueven hacia la izquierda. Me quedo paralizada y me tenso. Me restriego los ojos y miro los muebles: no se han movido… no… otra vez, mi imaginación… ¿Qué me ocurre? Miro hacia el chico y se queda parado, de espalda hacia mí. Mira sobre su hombro, me mira y sonríe diabólicamente… cómo si él hubiera notado lo de los muebles y se ríe de mí… ¿Qué…? ¿Qué me ocurre? El chico desaparece por un pasillo.
-¿Estás bien, Ale? – Natacha me mira asustada.
-El… librero se… movió… – Balbuceo.
-No, cariño, siempre ha estado ahí. – Contesta Celeste.
-¡No, claro que no! – Exploto. – ¡Se movió! – Lo señalo.
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False Innocence
FantasySoy Aleesha Bloom y estoy pasando por una verdadera crisis familiar: mis papás están peleando por quedarse con mi patria potestad. Nora, mi madre, ha estado aprueba por dos años y ahora es el turno de Liam, mi padre. Tengo que volar hasta la otra pu...