XV. ¡Que empiece el juego...!

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Salgo de casa y camino hacia el Lexus.

Llego al Lexus y dejo la cubeta en el suelo y de la bolsa saco la tijera enorme. Tomo entre mis manos la tijera, me agacho y quedo al nivel de mi objetivo. Y con todas mis fuerzas meto la tijera en la llanta derecha de adelante. Aire empieza a salir por esta. Me levanto y voy por la otra llanta izquierda de adelante. Hago el mismo proceso y aire sale de esa, también. Me levanto y con el vaso empiezo a esparcir el liquido raro que cree. Lleno todo. Y por último, tomo la cubeta en mis manos, y ahora no pesa ya que solo queda un charquito. Y ese charquito lo lanzo hacia el parabrisas de enfrente.

Miro mi obra maestra: Todo el Lexus está hecho pedazos. Ahora no es de un negro brillante, es rojo, amarillo, azul, blanco y un café que parece… eses. Tomo el espray en mis manos y escribo en el parabrisas: Yo también sé jugar, Híbrido.  

Y ya que tengo un poco de tiempo, pincho las llantas traseras con la tijera. Levanto todos mis materiales y corro hacia dentro, hacia mi casa y cierro la puerta lo más silencioso que puedo. Me deshago de la evidencia y subo a mi habitación.      

Desde las puertas observo el Lexus. Yo jamás le haría eso a un hermoso auto, y menos a un Lexus LFA, pero, Johann se lo merece. Quiero ver su expresión al ver su hermoso auto…

Escucho un motor de auto y se estaciona el auto de papá. Liam, mi padre, se baja del auto y entra al pórtico y luego, escucho como se cierra la puerta. ¡Qué suerte! Si papá me descubriera haciendo mi travesura, estaría muy enojado conmigo.  Así qué espero que no se dé cuenta. Bajo hacia la sala de estar y recibo a papá con un beso en la mejía y un abrazo.

-¿Qué tal tú día? – Papá me da un beso en la frente.

-Bien, ¿Y el tuyo?

-Muchos pacientes, pero bien.

Abrazo con fuerza a papá. Vaya, que susto el que me hizo pasar el idiota de Johann. Inhalo su aroma… ¡Ah!

-¿Todo bien? – Vuelve a preguntar, ya que mi afecto hacia él le parece raro.

-Mucho mejor. – Digo con mi mejía en su pecho e inhalo otra vez su aroma. – Buenas noches, pa, te amo.

-Te amo, pequeña.

Me alejo de él y me voy hacia mi habitación. Me cambio de ropa y me pongo un pijama corto de satén. Me meto en mi cama y me llevo la cobija hasta mis labios. Apago la luz de noche y quedo en la completa oscuridad.

¿Cuál será la reacción de Johann? Suelto una risita, ante la idea.

Sé qué tengo las de perder contra él, pero tengo que ver cómo será mi próxima venganza. Porque Johann no se quedará con los brazos cruzados. Lo sé, puedo sentirlo.

False InnocenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora