XXXI. Mi Primera Noche Junto a Johann

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- Nos vemos luego, Ale.- Anabel se despide de mí.

- Nos vemos. Ten cuidado, Johann.- Anabel sale de casa, cruza la calle, entra a su pórtico y desaparece en la puerta principal de su casa.

Johann se desploma en el sofá y me siento en un sofá, frente a él. No seré yo quien inicie la conversación. Nos miramos fijamente, desafiándonos con la mirada. Parece un concurso de miradas. Y al parecer ninguno de los va a ceder. Y escucho el motor de un auto. La puerta se abre de repente y aparece papá y Natacha. Desvío la mirada y miro a papá que, su mirada viaje de mí hacia Johann y de Johann haca mí.

- Hola, papá. - Trato de que mi voz suene casual, ya qué no escondemos nada. Creo...

- Hola. ¿Quién es él? - Se refiere a Johann.

- Él es Johann. El vecino.

- Jamás te había visto, Johann.

- No salgo mucho, señor. Un gusto, por cierto.- Johann parece educado. Vaya...

- Llámame Liam, Johann.

- Liam.

- ¿Y qué haces aquí? - papá se sienta a mi lado y Natacha se va a la cocina.

- Estamos planeando nuestro proyecto. Tarea de Ciencia Naturales. - Miento.

- ¿Y sobre qué es? - Papá están no sé, pero es tan algo.

- La planta brújula.- Contesta Johann.- Debería irme, tengo un par de chicas a las que debo visitar.

Johann a pesar de todo, siempre es un patán. No importa con quien este, él nació siendo pedante. Me mira, como preguntándome si tengo algo que decir y como no digo nada, camina hacia la puerta principal.

Nos vemos en la terraza. La voz de Johann suena en mí cabeza.

- Adiós, Liam. - Dice Johann, antes de salir. 

Natacha aparece con una bandeja llena de botanas.

- ¿Por qué se fue tan rápido? !Y yo que hice botanas para todos! - Natacha parece como triste, o decepcionada.

- Tenía un par de chicas al que visitar.- Dice papá con una sonrisa.- Johann me recuerda a mí adolescencia. No tenía ese aspecto rudo ni era tan guapo pero tenia muchas chicas. Creo, creo que me agrada.

No puede ser. Y yo que pensaba que papá odiaría a Johann. Pero lo que les hace tener algo en común es que tienen varias chicas. Solo que Johann no las puede besar.

- Sí, da igual. - Natacha deja la bandeja en la mesita y papá y yo las comemos al instante.

- ¿Y Diamond? - Papá quiere saber si tengo algún pretendiente. ¡Que va!

- No lo sé. En su casa, supongo.

- Ya...

- ¿Donde fueron ahora? - Papá y Natacha intercambian mirada.- ¿Qué sucede?

- Es una sorpresa.- Dice papá. - Luego te la mostraremos.

- Papá, sabes que odio las sorpresa.

- Lo sé, pero no te lo diré.

- Está bien. Por cierto, hoy vino Miguel, del juzgado. Le enseñe las recamaras, los baños y hablamos unos minutos.

- ¿Qué te preguntó? - Papá muestra preocupación.

- Si vivíamos solos. - Natacha ahora también muestra preocupación.

- ¿Qué...? ¿Qué le respondiste?

False InnocenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora