VII. Conociendo la escuela

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Papá me matriculo en la escuela de Washington y hoy es mi primer día. ¡Y estoy nerviosa! Y lo peor: No por mi primer día, si no por mi tonta imaginación. Tengo miedo que de la nada imagine cosas…  Estoy consternada, atónita, asustada. Johann me da un miedo terrible… es qué, sé qué él vio lo que yo vi… pero ¿Y si no? ¿Y si me estoy volviendo loca?

Me levanto de la cama y voy directo a ducharme, tratando de ignorar ver por las puertas de cristal. Dejo que el agua baile por mi cuerpo. Después de enjabonarme, y quitarme el jabón con agua, salgo envuelta en una toalla. Dejo caer la toalla y me pongo ropa interior: sostén blanco, braguitas blancas. Luego me pongo unos vaqueros ceñidos y un jersey. Tomo mi mochila. Bajo las escaleras tarareando una canción de Kings Of Leon llamada Sex On Fire. Sí, verán, Kings Of Leon es mi banda favorita. Entro en la cocina y me encuentro a Natacha, preparando el desayuno.

-Hey, buenos días. – Sonríe.

-Días. – Saludo informal.

Me siento en un taburete y Natacha desliza un plato hacia mí: huevos con tocino y un vaso de leche helada. Empiezo a comer.

-¿Tú…? He… ¿No notas algo extraño en los vecinos? – Pregunto.

-Al principio sí lo note. Pero, verás, quizás te parezcan extraños porque son de Alemania.

-¿Alemania? – Frunzo el ceño.

-Sí.

-Johann es raro.– Comento.

-Uf, ni que lo digas. Con él jamás he hablado, sabes, ni siquiera me saluda. – Se sienta frente a mí.

-¿Cuál es su apellido?

-Schindler.

Jamás había escuchado ese apellido. Schindler… Johann Schindler…

-Ya… creo que debo irme a la escuela.

-Sí, sí. Te iré a dejar.

Asiento. Me levanto del taburete y salimos de casa. Nos subimos al auto rojo de Natacha y nos vamos. Y en todo el camino note algo: casi no hay casa. ¿Qué clase de pueblo es este? Para encontrar otra casa tienes que recorrer dos kilómetros. Al fin, llegamos a la escuela: Un lugar grande, paredes pintadas de café y hay muchos adolecentes caminando por el césped. ¿De dónde sale tanto adolecente en un pueblo donde casi no se ven casas?

-Que tengas un buen día.

-Gracias.

Me bajo del auto y me alejo. Camino por el estacionamiento y veo que se asoma un Lexus LFA negro.  ¿Un auto así, en un pueblo así? Qué raro…  

El auto se estaciona y de él se baja Johann. Al verlo, lo miro enojada. Y mi visión observa detenidamente su cuello: Usa un brazalete de plata con dos puntos (que parecen ojos verticales), de color rojo sangre. Parecen ojos de serpiente y los puntos, que parecen ojos, están enfrente, viendo hacia adelante. El brazalete no le queda holgado pero tampoco se le ve que se esté asfixiando por él.  Jamás había visto un collar o un brazalete así. Johann me mira serio, como retándome o amenazándome, no sé… y sigue su camino hacia adentro de la escuela. ¡Ah, que desagradable eres Johann! ¿Cuál es su problema conmigo? Sigo mi camino, qué bueno, mejor dicho, lo sigo, ya que ni siquiera sé por dónde queda la entrada.

Luego de seguirlo y estando dentro del lugar, un hombre con smoking negro, todo formal, se me acerca. Su cabello es rubio y su piel es clara.

-¿Señorita Aleesha Bloom?  

-¿Sí? – Asiento, confundida.

-Soy el profesor Owen y seré yo quien le enseñe la escuela. Por ahora, su primera clase es Biología, así qué, para allá vamos. – Sonríe.

-Ok.

Caminamos por los pasillos y los casilleros, me mostro mi casillero, y luego me fue a dejar al salón de Biología.

-Estaré esperándola para la siguiente clase. – Sonríe.

-De acuerdo. – Le sonrío.

Y la clase la pase peor de lo que esperé. Me dio un sueño horrible, que no sé cómo mantuve mis ojos abiertos. El profesor de Biología se llama Noah, es un hombre joven pero a pesar de eso, se viste medio raro, como un hippie que no se ha bañado dentro de dos años. Hiso mi presentación diciéndole a todos: Bueno, en realidad, no me alegro mucho cuando hay gente nueva, pero ya qué. La nueva alumna se llama… he… ¿Cómo se llama? ¡Ah, sí! Aleesha Bloom. He… ¿Bienvenida? Sí, es un profesor… raro. Hablo de las células, micro células, célula no sé qué y célula a saber qué. La campana sonó y Owen me estaba esperando en el umbral de la puerta. Tomo mi mochila y camino hacia él.

-¿Qué tal la clase?

-Él profesor Noah es… raro. – Owen esboza una sonrisa.

-Sí, muchos dicen eso. Bueno, ahora vas a Literatura Avanzada.

Caminamos hacia el salón de Literatura Avanzada y mientras íbamos por el pasillo, me iba señalando a unos chicos y me decía sus nombres. Un chico, nerd, se llama Jayden. Una chica, guapa que es porrista se llama Emily. Un chico, guapo que es capitán del equipo de futbol, se llama Logan.

-Mira, él es – Señala a un chico que está de espaldas a nosotros. – Johann Schindler.

-De acuerdo…

Johann va vestido con unos vaqueros azules y chaqueta negra. Él se da la vuelta y me mira como con odio. Pongo los ojos en blanco y miro hacia otro lado. Llegamos al salón de Literatura Avanzada.

-Estaré aquí después de clases. – Asiento y entro.

Me siento en un pupitre de la primera fila. Miro alrededor y soy la única que ha entrado puntual. Luego de unos segundos, el salón empieza a llenarse y por último, entra Johann, que pasa a la par mía y ni siquiera me mira. ¿Qué esperaba? Claro, nada.

La profesora de Literatura Avanzada usa unos enormes lentes y se llama Chloe. Miro hacia atrás (no sé porque) y miro que Johann se sienta en la última fila del salón, o sea, hasta atrás.  Me mira y le hago mala cara y me vuelvo hacia la pizarra.   

El timbre sonó y Owen estaba ahí. Fuimos a la cafetería a comer y no vi a Johann. Luego tuve Matemáticas, Historia y el tiempo de escuela acabo.

Natacha me esperaba en el estacionamiento; me subo a su auto. A la par del auto, pasa zumbando el Lexus de Johann. Natacha enciende el motor y nos vamos a casa.

False InnocenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora