XXI. Hay zonas del cuerpo que no se tocan en público

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La película ha avanzado bien, y hay partes en las que si le pongo atención pero no puedo dejar de ver de reojo a Johann y su barbie. Ellos hablan y se ríen e incluso a veces ella le dice cuanto lo ama.

-Te quiero, bebé. – Escucho que le dice la barbie con su tono de voz chirriante.

-Si tienes algún sentimiento por mí; ese sentimiento te hará sufrir.  

-¿Por qué, bebé? – Está chica es una estúpida.

-Por qué soy egoísta y no estoy para querer a nadie. – Su voz es tan fría que me eriza todo la piel.

-Pero ¿tú algún día me vas a querer?

¿Está chica esta hipnotizada, verdad? Es una estúpida, tonta. Pero, ¿tú algún día me vas a querer? ¡Qué idiota!

-No, mi querida Perlita, yo no quiero a nadie.

-No me importa, Johann, yo te quiero.

-Demuéstramelo.

De reojo, veo que Perlita (supongo que se llama Perla) empieza a acariciarle… la entrepierna a Johann. Sí, la entrepierna, su… ¡Dios, esto es asqueroso! Perla suelta una risa nerviosa y sigue usando su mano… ¡Asco, asco, asco!

Me levanto de un brinco, con todo y mis palomitas y mi gaseosa y paso frente a ellos y sin querer, derramos gaseosa en la falda de ella. ¡Mierda, doble mierda!

-¡Eres una tonta! – Perla chilla al sentir lo frio de la soda.

-Lo siento. – Murmuro y salgo de la sala.

Llego afuera y me recuesto en una pared. Diamond aparece, su rostro muestra mucha preocupación.

-¿Todo bien, Aleesha?

-Sí, sí. Sólo… lo lamento, no quería arruinarlo.

-Está bien. Pero, ¿tú te encuentras bien?

-Sí, claro. ¿Puedes llevarme a casa?

-Claro, bonita, no te preocupes. – Diamond me abraza.

Siento tan cálido su abrazo que quisiera que no me soltara nunca. Salimos del centro comercial y Diamond me lleva a casa.

False InnocenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora