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Taeyong golpeó la enorme mesa con fuerza mientras miraba furioso a Yuta, quien le devolvía la mirada impaciente, como si todo lo que quisiera hacer fuera irse lejos de la presencia de este. Yuta no lo estaba tomando en serio y eso hacía enojar más aun a Taeyong. Trató de calmarse y respiró lentamente. A su alrededor el resto de sus compañeros permanecían impasibles, sabiendo que ninguno iba a recibir la ira contenida de Taeyong. 

  - Te estoy pidiendo amablemente unas jodidas explicaciones, Yuta 

  - Te estoy diciendo amablemente que los putos negocios en Japón no funcionarán, Taeyong

  - ¿Y por qué jodidos no podríamos vender éxtasis en Japón? Tenemos comprados a los de aduana acá en  Corea, podemos comprarlos allá también

Yuta sonrió mientras negaba con la cabeza.

  - Japón no es China, Taeyong. Japón tiene un sistema de seguridad muchísimo más profundo que China - El aludido iba a seguir hablando, pero Yuta lo detuvo.- A China mandaste a Winwin, Kun, Xiaojun, a Hendery. A mi me mandaste solo

   - Estabas con Lucas

El nombrado se enderezó en su propio asiento. Al parecer Yuta sí había notado su ausencia en los negocios. Tragó duro cuando los otros veinte hombres posaron su mirada en él. Sabían que algo iba mal. 

  - Lucas, ¿Qué mierda pasó? - Taeyong habló con voz tranquila, pero no por eso menos dura. 

  - Se perdió en Tokio, Taeyong 

Todos suspiraron, un poco hastiados de la actitud algo mediocre de Lucas a la hora de hacer negocios. 

NCT, las siglas de Neo Crime Technology, era un grupo de hombres jóvenes que llevaban una doble vida y que por diversas circunstancias habían llegado a conocerse. Todos de diversas edades y de diversos orígenes, se sentían hermanos en todo lo que llegaran a hacer, pero rara vez se juntaban todos a menos que fuera completamente necesario. Como perder la oportunidad de un importante negocio. Eso sí era jodidamente urgente. Llevaban a cabo negocios en parte de Europa, en China, en Tailandia, en Corea y Estados Unidos. Su siguiente objetivo era Japón. Pero, al parecer, eso ya no podría ser posible por un par de meses o quizás años.

   - Yangyang fue capaz de negociar solo en Alemania y Austria - Objetó Taeil, el mayor de todo el grupo.- Y él es menor que tú, Yuta

  - Sí, hyung... Tú eres mayor que yo y aun así perdiste un cargamento de crack por una estúpida redada de los policías de la que ya te habían puesto en aviso

Taeil se hundió en su asiento, con unas repentinas ganas de hundir sus dedos en el sedoso cabello de Yuta... para luego darle unos rodillazos en la cara al japonés insolente ese. Todos comenzaron a hablar y a defender a uno o a otro. Eso era lo malo de trabajar entre ladrones, estafadores, traficantes, hackers, delincuentes todos y todos tratándose como hermanos. El respeto se solía perder algunas veces, tanto que más de una vez Yuta estuvo a punto de golpear a Ten, a Taeyong, a Johnny. Todos excepto los hackers eran callados, además de los que trabajaban en laboratorio. Sólo ellos eran callados al ser más bien pequeños ratones de biblioteca. Ratitas como Kun y Jisung eran silenciosas.

Doyoung hizo callar a todos en un par de segundos. 

    - Chicos, les recuerdo que somos una familia - Doyoung. Otro imbécil que le caía bien y mal a Yuta. Cruzaron sus miradas, y Doyoung permaneció serio.- Somos una jodida familia. Tuvimos que prever que Lucas no sirve para hacer negocios, que Yuta no podría solo porque no es como el pequeño psicópata de Yangyang y porque ya sabíamos que otro grupo también intenta expandir el negocio del éxtasis

Todos se quedaron en silencio mientras los menores seguían todo el tiempo en silencio. Yuta se fijó en ellos. La puta mierda, si Jisung con suerte iba en preparatoria, Chenle igual, y ahí estaban, metidos en una mafia.

   - Debimos haber acompañado a Yuta - Concordó con voz suave Jungwoo, y varios asintieron.

Siguieron hablando de distintos temas, aprovechando que todos se habían reunido ya. Yuta estaba aburrido y sólo quería volver a su departamento pequeño y cómodo, tomar una ducha tibia y seguir escogiendo entre varios peces gordos a las víctimas a las que estafaría, o quizás buscaría políticos corruptos a los que chantajear. A lo mejor se iría de fiesta. A lo mejor llamaría a su familia en Osaka. Quién sabe. 

Para volver a concentrarse intentó recordar lo que hacía cada uno de sus compañeros. Taeil y Haechan eran increíblemente buenos en moverse por Seúl y Corea con kilos y kilos de drogas y miles de armas como quien fuera a un inocente campamento. Johnny y Mark estaban a cargo de los negocios en Estados Unidos, además de ser ellos quienes fabricaban en sus laboratorios la cocaína que se consumía en toda East Coast. Taeyong, Jaehyun, Ten, Jungwoo, Jeno,  Jaemin y él eran excelentes chantajistas y estafadores, entre otras cosas.  Kun, Winwin, Doyoung, Renjun y Jisung eran hackers, los que se hacían cargo de intervenir sistemas de seguridad y hackear bancos a través de internet. Los demás se hacían cargo de varias funciones. 

Pero al que más le gustaba mancharse las manos con sangre, el pequeño psicópata, era Yangyang. El pequeño chino había sido el encargado de torturar e interrogar a Ji Han Sol, el único desertor de NCT que había sido capaz de salir medianamente vivo, y el que fue su prueba para ser aceptado en NCT hacía un par de años. Hendery  y Xiaojun lo habían cazado y lo habían llevado ante los dieciocho miembros a los que tenía que enfrentar. Yuta lo miró por un par de segundos, segundos en los que el chino le sonrió con una ternura enorme. Eso le dio un montón de escalofríos, y volvió a fijar sus ojos hacia la figura imponente de Taeyong. 

Aún recordaba la brutalidad sucia, y a la vez demasiado calculadora, de Yangyang mientras le hacía un montón de preguntas a Ji Hansol. El desertor había estado en coma por dos semanas por la golpiza.

  - Y bueno, con eso terminamos por esta vez entonces - Taeyong frotó su frente.- Les recuerdo lo de siempre. Somos un familia, una maldita familia de bastardos sin honor, sin gloria. Pero al fin y al cabo somos una familia, y la familia no se traiciona en ningún momento

  - El que traicione a uno traiciona a todos - Dijeron todos a coro, como era la costumbre al despedirse.

Esa era la verdad. Ellos se habían reunido en gotera, la escoria de sus familias, los hijos que no eran deseados, todos juntos, manteniéndose entre ellos, se sostenían entre ellos, se ayudaban, se querían y se respetaban un poco. En parte, ese respeto era porque cada uno de ellos era una latente y pequeña amenaza para el resto. Desde la más pequeña y sutil como Jisung, hasta las más explícitas de Yangyang y Lucas. Pero podían rodearse de lujo gracias a ello, podían tener millones en sus cuentas bancarias sin que nadie lo supiera. Y la hermandad había crecido, a veces a pesar de no saber el nombre verdadero del otro hermano.

Pero no se traicionaban. 

Hustler  ** NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora