Las cosas comenzaron a caer en picada, lo cual fue muchísimo más notorio cuando llegó un día la policía a la universidad, preguntando por él en su facultad. Además, no fue el único en notarlo, ya que fue la secretaria de la facultad quién fue a preguntar por él, diciendo que alguien lo buscaba en la oficina del decano con la misma delicadeza de un hipopótamo caminando sobre hormigas.
Yuta le dirigió una mirada a Taeyong, pero el chico sólo estaba con la vista pegada en su cuaderno. Se sintió un tanto herido, en especial porque se suponía que eran amigos. Porque Taeyong y Yuta eran amigos por sobre todo, pero también sabía que, de ir mal lo que sea que estuviese ocurriendo, era mejor si sólo caía él y nadie más.
Se levantó en silencio cuando el profesor de la cátedra se lo indicó, tomando sus cosas a la rápida y siguiendo a la secretaria, que le miraba nerviosa de vez en cuando. Yuta quería mantener la calma. Ante cualquier cosa, era mejor mantener la calma. Además, si algo había aprendido escuchando las aburridas charlas de Doyoung, era que no le podían hacer un interrogatorio en cualquier parte a menos que tuviesen una orden con ellos.
Siguió a la secretaria hasta las oficinas del decanato, por lo que echó sus manos a los bolsillos, intentando dejar de lado cualquier rastro de nerviosismo, lo cual le sirvió cuando vio a un oficial de policía sentado frente al decano. Demonios, ¿Por qué incluso el decanato estaba involucrado?
El decano le sonrió, seguramente de pura cortesía. Él saludó con una reverencia.
– Ya nos puede dejar solos, señora Jang – Ella obedeció, dejando a los tres hombres solos. Yuta no se sentó junto al policía. – ¿Cómo está, Nakamoto?
– Bien, señor, muchas gracias por preguntar – Luego, sólo ahí, decidió ver al policía. Transposición a la realidad escolar – ¿Hay algún problema? Recuerdo que ya renové mi visa como estudiante...
– Oh, no, no, no – El decano se acomodó los anteojos en lo que Yuta leyó como un gesto nervioso. – Pero primero quiero presentarte a Kim Dongcheong, es un detective de policía
Al ver que el policía sólo se le quedaba mirando y no saludaba, él tampoco lo hizo.
– ¿Y puedo saber qué quiere de mí el señor Kim? – Yuta volvió a mirar al decano, que comenzó a sudar un tanto nervioso. Yuta lo sabía sólo porque al anciano comenzaba a tener gotitas formándose en su anciana frente. – Como ya mencioné, mi visa está al día y tengo todos mis papeles al día
– Verá, señor Nakamoto – El policía recién abrió la boca. – Vi que fue juzgado por asesinar a una persona
El decano casi brincó en su asiento.
– Así es, pero la Justicia me liberó de todos los cargos al ser legítima defensa – Respondió, con el ceño fruncido. – ¿Necesita que le de los mismos detalles que le di a mi psicólogo hace unos años? Cuando iba en preparatoria, un hombre me asaltó con un arma de fuego y como el arma no tenía seguro, disparé sin querer contra él... – Intentó respirar, dejando de lado esas imágenes que corrían en su mente. – Lo llevé a urgencias, pero de todos modos murió por desangramiento y por la perforación en sus intestinos... ¿Mi respuesta satisface su curiosidad, detective Kim?
Un pesado silencio se instaló en la oficina del decano por unos segundos, los necesarios para que el decano y el policía digirieran la información. Yuta, en cambio, se preguntaba cuál sería el meollo de todo ese asunto.
– De todos modos – Respondió el detective, aclarando su garganta. – Quisiera preguntarle sobre su asistencia recurrente a un club de... bailarinas de acá de la capital...
Yuta miró a ambos, al decano y al detective, preguntándose a sí mismo si cabía tanta estupidez y prejuicio en una sola habitación. Es decir, el detective parecía más determinado a ofenderlo que a realizar un interrogatorio decente.
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Hustler ** NCT
أدب الهواة"Somos una familia. Una maldita familia de bastardos sin honor, pero somos una familia. El que traicione a uno traiciona a todos" ADVERTENCIA: Capítulos cortos