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El día iba transcurriendo como cualquier día normal cuando uno es universitario: corrió para llegar a todos lados temprano, durmió poco, sobrevivía a base de café, oreos y dos horas de sueño, pero por sobre todo, fue capaz de rendir el último examen que tenía pendiente por culpa de sus costillas y del bastardo que lo atacó.

Las cosas se habían ido calmando de a poco, a pesar del ritmo frenético de la universidad, pero ya había sido capaz de volver a las tareas normales de estafador, inventando excusas además para no tener que volver a sus turnos de vigilancia con Yangyang en el Red Velvet, lo cual había logrado con mediano éxito. Así que, cuando entregó su examen a la profesora, sintió que por fin se había quitado una faja que no le dejaba respirar.

La profesora le sonrió amablemente y le preguntó cómo se encontraba su estado de salud, a lo que él respondió que iba mejorando.

– Eso es bueno, es una pena lo que te ocurrió con ese estudiante – Ella suspiró mientras comenzaba a recoger las cosas del escritorio. – ¿Ha sido difícil?

– La verdad es que no tanto, ya lo expulsaron de la universidad y...

– No me refiero a eso, me refiero a los comentarios que debes escuchar a diario – Yuta acomodó las correas de su mochila, un tanto incómodo, como si el ambiente se hubiera hecho pesado de la nada. – La xenofobia es difícil de sobrellevar, puede que necesites ayuda psicológica

– Lo... lo tendré en cuenta, profesora, muchas gracias – Yuta sonrió un tanto forzado, deseando que esa conversación por fin hubiese llegado a su fin. – Si no me necesita entonces...

– ¡Oh, por supuesto! Entonces ya puede irse, espero que nos veamos el próximo semestre – Yuta salió por fin, haciendo una reverencia como despedida y caminó por el pasillo, intentando verse tranquilo, pero sintiéndose un poco alerta. Apretaba y soltaba los puños en un gesto nervioso, sintiendo cómo la palmas de sus manos comenzaban a sudar.

Por fin liberado de los últimos resabios de ese semestre en la universidad, Yuta quería sentirse tranquilo, quizá visitar la casa de su familia, aunque tampoco quería hacerse muchas ilusiones porque, últimamente, cada vez que hacía planes, algo salía como la mierda y terminaría herido o hiriendo a alguien. Sí, mejor no pensar nada de eso. Ahora sólo debía esperar a que la profesora le envíe la calificación final y ya se daría por libre durante un par de semanas.

Caminó por el pasillo saludando a los pocos compañeros que aún estaban asistiendo a la universidad, ya sea porque debían algunos exámenes o porque debían rendir los recuperativos. Por esto mismo, muchos de los saludos incluían un "suertudo", a lo que él respondía deseándoles buenos resultados. Llegó sin mayores prisas al estacionamiento, subió a su auto y salió, conduciendo en calma todo el camino hasta su departamento.

Al cabo de quince o veinte minutos ya estaba frente al edificio, sorprendiéndose de la patrulla estacionada frente a este. Bajó un poco la velocidad mientras se fijaba en la escena. Dos policías, uno en el auto patrulla y el otro conversaba con el conserje de turno, acomodándose la gorra. El conserje le respondía al poli y, para rematar, señaló el auto de Yuta.

Qué más remedio, el poli ya se había fijado en él. El conserje abrió el portón eléctrico y Yuta pudo estacionar, salió del auto y se dirigió hacia la conserjería, donde seguía parado el poli.

Por favor, que fuera para atestiguar por la agresión de Nana...

– ¿Señor Nakamoto Yuta? – El hombre frente a él, un poco más bajo que él, casi de la misma estatura que Taeil, volvió a acomodarse la gorra. Supuso que debía ser un gesto nervioso.

– El mismo, ¿En qué le puedo ayudar?

– Soy el cabo Ha Jinhyun y el detective es el teniente Song Yoonhak. Nos gustaría hacerle un par de preguntas – Se siguió forzando a mantenerse tranquilo a pesar de que ahora sólo quería vomitar por la ansiedad. El tipo le mostró su placa. – ¿Podría darnos un poco de su tiempo?

– Eh, claro... ¿Les parece subir a mi departamento? – Ofreció. El poli que estaba en la patrulla bajó del auto. Intuyó que debía ser un detective por la forma en que vestía, sin el típico uniforme azul.

Yuta los guió hasta su departamento, con los policías casi pisándole los talones y en completo silencio. Se demoró un poco buscando sus llaves en la mochila, por lo que aprovechó de disculparse.

– Como estoy terminando el año en la universidad no tengo mucho tiempo para ordenar, espero que eso no les moleste... – Soltó mientras hacía girar la llave. – Adelante...

– Perdón por la intromisión

Se fijó en que ellos no se sacaron los zapatos, pero hizo como si no lo supiera y les ofreció un vaso de agua. Ellos se negaron, así que él simplemente se sentó en el sofá, dándose por hecho con las posibles formalidades y atenciones.

– Entonces, ¿Qué los trae? ¿Están avanzando en la investigación del ataque a mi amigo?

El detective arrugó el ceño.

– Me temo que no se refiere a su amigo, sino más bien a otra investigación

– ¿En serio? Pensé que, como se refería a un ataque homofóbico hacia el hijo de un policía, la investigación ya comenzaría a tener resultados... – Se quejó Yuta, mostrando disgusto. Disgusto que era real, por lo demás. – ¿Entonces qué necesitan?

– Verá, estamos investigando cierta organización criminal internacional que le ha dado bastantes dolores de cabeza a la policía desde hace algunos años – El detective se sentó frente a él, mirándolo fijamente. – Ahora están expandiendo sus redes a otros países y pronto el caso podría pasar a manos de la Interpol

– ¿Y qué tengo que ver yo con eso? – Le devolvió la mirada, haciéndose el confundido

– Verá, hay evidencia que usted ha visitado frecuentemente un club nocturno, el Red Velvet. Este club ha estado involucrado en algunos encuentros de mafias, en el asesinato de pandilleros y se cree que también estaría ofreciendo servicios sexuales a miembros VIP. Resulta un poco raro que un estudiante destacado asista regularmente a este club

– No sabría decirle si tiene tan mala fama. La verdad es que mis amigos me arrastraron allá una vez – Le bajó el perfil. – Después fui varias veces porque había una bailarina preciosa, no sé si me entiende... pero al final me rechazó y no he vuelto a ir

– Y dígame, señor Nakamoto, ¿Sus amigos son del tipo fiestero? Un joven que está en un intercambio estudiantil en la mejor universidad de Corea debe ser bastante brillante...

– Bueno, les gusta pasarlo bien – Señaló, riendo un poco. – Son de mente bastante abierta y un poco relajados, puede que sean un poco descabellados pero son chicos buenos

El detective asintió, pensativo. Luego se giró a hacerle un gesto al poli de uniforme, quien le entregó un sobre blanco. El detective Song sacó unas fotografías del sobre y se las entregó. Yuta las recibió y comenzó a revisarlas. A medida que las observaba, sintió que su corazón había dejado de latir por un minuto. Pálido y temblando, vio la última foto.

– Hace un par de meses un hombre que regentaba un taller mecánico fue reportado como desaparecido por uno de sus empleados, aunque después sus familiares intentaron bajar la desaparición – El detective señaló una fotografía en concreto. – El último registro de él es una cámara de seguridad en el área cercana al Red Velvet Club, el mismo día y horario en que usted se encontraba en el local con algunos de sus amigos

El policía de uniforme habló después.

– Hace unos cuantos días encontramos el cuerpo calcinado del desaparecido en su propio auto, todo estaba quemado y lejos de la escena – Se volvió a acomodar la gorra. – Descubrimos que él era el líder de una pandilla y posiblemente el cuñado de la dueña del Red Velvet Club, por lo que intuimos que fue una pelea de pandillas por el territorio, ¿Usted sabe algo al respecto?

Yuta le devolvió las fotos, temblando. Debía pensar bien sus respuestas si no quería terminar muy mal.

Hustler  ** NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora