Yuta casi podía verse a sí mismo, sosteniendo la magnum entre sus manos algo húmedas, resbaladizas por el sudor. La persona frente a él le miraba con ojos desorbitados, llenos de rabia, dolor y miedo, su torso resbaladizo por la sangre que emanaba de su profunda herida mientras intentaba detener el sangrado llevando sus manos al agujero que ahora adornaba su vientre.
Yuta intentó recordar quién era, incapaz de asociar su rostro con algún nombre. Pero sí sabía que el arma se sentía caliente después del disparo, casi como si le estuviese quemando la piel como castigo.
La otra persona le intentaba hablar, dedicarle lo que, de seguro, serían sus últimas palabras. Se encontraban solos en una calle cualquiera, pero Yuta reconoció que era un callejón inseguro de un barrio pobre de Osaka. Él quiso llamar una ambulancia, un servicio de urgencias, algo, lo que sea, pero el teléfono, que debía estar en su bolsillo, estaba destrozado en el suelo. Intentó gritar entonces por ayuda...
... Pero no le salía la voz.
Intentó gritar muchas veces e, incluso, su garganta dolía como si realmente estuviese gritando, pero no emitía ni siquiera un susurro. No importó las veces que probó forzando su voz. Así que salió corriendo, buscando a alguien que pudiese ayudarle, que sí llamase a una ambulancia. Salió del callejón y arrojó el arma a un basurero, asqueado y asustado de ese pedazo de metal.
El problema fue que, en cuanto salió del callejón por ayuda, dejó de ver las calles y se adentró a una oscuridad aterradora, una que parecía tan espesa que no le dejaba ver nada, mucho peor que la niebla nocturna. Sentía como si un vórtice lo fuese a devorar en cualquier minuto, pero siguió corriendo, intentando encontrar a alguien que le ayudase. Y cuando se dio cuenta que no había nadie, decidió volver hacia el hombre herido, dispuesto a llevarlo él mismo al hospital. Pero cuando quiso volver, ya la oscuridad se lo había tragado.
Intentó gritar de nuevo, y de nuevo no obtuvo respuesta de nadie.
Ta
Sí, había respuesta, pero muy lejana. Gritó de nuevo, intentando correr hacia la persona que le llamaba.
Yuta...
¡Yuta!
Cuando abrió de nuevo los ojos todavía era de noche, pero jadeaba desesperado por aire mientras Joy le miraba preocupada. Parpadeó varias veces para saber si seguía en su pesadilla o si era la realidad e intentó relajarse. La chica lo seguía observando con esos ojos grandes y en silencio. Había encendido la lámpara que había en la mesita de noche, por lo que había ahora un poco de luz alumbrando la habitación. Se sentía un poco perdido en ese momento. Sentía su corazón agitado, como si hubiese corrido una maratón.
- Estabas gritando mientras dormías - Le explicó Joy. - Intenté despertarte varias veces pero no reaccionabas
- Lo siento si no te dejé dormir tranquila - Yuta acarició suavemente la mejilla de su novia en un intento de tranquilizarla. - Debes estar cansada...
- No te preocupes por mí, Yuta-ssi - Replicó ella con voz suave, alejando la mano de Yuta de su rostro. - Eres tú quien ha sufrido de pesadillas desde que volviste de Japón. Tú me preocupas
Agachó la cabeza.
No podía negar eso. Todo en él gritaba "agotamiento". Lo sucedido con Morizuka Yamahiro y el estar con los polis detrás de su escuálido trasero no le estaban haciendo la vida muy llevadera. Cuando no estaba preocupado por su retorno a la universidad, lo estaba de cubrir turnos en el Red Velvet Club, esquivando a los policías o actuando de forma menos sospechosa o simplemente sufriendo de esas continuas pesadillas. Y la principal era la que acababa de tener.
Su primer asesinato.
Resumiendo eso, él aun iba a la preparatoria cuando un tipo le intentó asaltar y, cuando intentó defenderse, terminó pegándole un tiro con el arma que le había arrebatado al ladrón. Su teléfono terminó destrozado y terminó pidiendo ayuda a una persona que pasaba por ahí para que llamase a urgencias. De todos modos, el ladrón terminó muriendo desangrándose y con sus intestinos destrozados por el disparo. Tuvo que enfrentar un juicio que lo terminó declarando inocente por haberse tratado de legítima defensa y que, además, ayudó en brindarle de asistencia médica a su atacante y bla blá blá...
Basura.
Decidió irse de Japón porque, por mucho que su familia le hubiese dicho que no era su culpa, seguía carcomiéndolo el cargo de consciencia. Especialmente porque no deseaba que Haruna creciera con el estigma de que su adorado hermano mayor era un asesino.
Quién lo diría, ¿No? Ya había asesinado a tres personas y aun así tenía el descaro de abrazar a su mamá y a Haruna con esas manos llenas de sangre.
- ¿Me dirás qué es lo que te preocupa?
- Sólo volvamos a dormir, ¿Sí? - Yuta abrazó a Joy, intentando persuadirla de no seguir con sus preguntas que no obtendrían respuesta. - Mañana tendremos un día muy ocupado, ¿Cierto? Es el juicio por la tuición de tus hermanas y también debo ir a clases...
Joy suspiró pesadamente, fulminando con la mirada al chico. Yuta supo que a ella le comenzaba a molestar esa nube de misterio que mantenía a su alrededor. Pero, ¿Qué podría hacer? ¿Decirle que lleva tres muertes encima? No es como si se las quisiera dar de galán de pacotilla de algún drama con un pésimo guión. No era esa su intención...
- Deja de tratarme como una niña y sé sincero conmigo, Yuta-ssi - Respondió ella. - Si vas a evadirme cada vez que quiero saber de ti, entonces estoy saliendo con alguien que no conozco
- Espera, Joy, no quería decir eso... - Mierda, que las cosas se complicaban demasiado de forma gratuita. - Sólo no quiero preocuparte por nada. Te lo diré más tarde, ¿Sí?
Joy comenzó a recoger sus cosas.
- No necesito de un héroe que me proteja del mundo y de su lado oscuro, Yuta - Replicó ella. - Quiero a alguien que sea sincero conmigo, que sea capaz de confiar en mí así como me pides que confíe en ti. ¿O acaso no soy digna de tu confianza?
- Joy, no es eso...
Ella le miró con los brazos cruzados. Incluso con la poca iluminación podía ver su expresión cabreada.
- Tú llegaste y te entrometiste en mi vida como se te dio la gana. Y en parte te agradezco eso. Pero si te crees que puedes con todo tú solo, que no tienes porqué mostrarme tu lado vulnerable, entonces no me quieres a mí como Park Sooyoung. Y yo no estoy acá para ser tu trofeo.
Para cuando Yuta se levantó de la cama, todavía aturdido por ese repentino pero justificado arrebato, Joy ya se había ido del departamento y entrado al suyo.
El chico se llevó las manos a la cabeza, se sentía demasiado frustrado como para hacer algo más. Quiso gritar y armar un berrinche, pero no era como si fuese a lograr algo con ello. Además, Joy tenía razón. Él entró como un huracán a su vida, entrometiéndose y fisgoneando todo lo que él quisiese, brindándole la ayuda que ella pudiese llegar a necesitar incluso si eso la había incomodado a más no poder en un comienzo. Y si a ella no la dejaba hacer lo mismo con él, fingiendo ser un puto príncipe azul, ¿No era obvio que terminaría cabreándose de ser sólo la damisela en peligro?

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Hustler ** NCT
Fanfic"Somos una familia. Una maldita familia de bastardos sin honor, pero somos una familia. El que traicione a uno traiciona a todos" ADVERTENCIA: Capítulos cortos