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Yuta, tal como todas las veces que le tocó ir al Club, debió llevar a Joy a casa. 

Joy, con la que no había hablado desde el incidente con el tal Chanyeol, estaba callada en el asiento de copiloto. Yuta, evitando el silencio, simplemente colocó música, pero todas las estaciones de radio estaban en el momento de esas confesiones raras de los radioescuchas. Uno de los testimonios incluso hablaba sobre cómo hacía "agua de calzón" para embrujar a su marido y no divorciarse. Era incómodo escucharlo, así que prefirió apagar la radio. Al final, llegaron al edificio en un silencio demasiado incómodo, con Joy mirando el camino y Yuta intentando conversar, pero rindiéndose en último minuto. Estacionó, pero no quitó todavía el seguro de las puertas.

   - Joy... 

  - Supe que hubo una pelea fuera del club... - Joy lo miró por fin, pero él no pudo descifrar nada desde su mirada. Bueno, después de todo, no es como si se conocieran mucho.- Las chicas estaban diciendo que incluso murieron personas, pero Irene unnie no quiso decirnos mucho

  - Ah, eso... 

  - Yuta, ¿No ocurrió nada de lo que... deba preocuparme? ¿Cierto? - Él sonrió para intentar calmarla.

  - Tranquila, Joy. No ocurrió nada tan grave

Claro. Nada tan grave. Le disparó a un hombre en la sien. Si no fuera por la oscuridad de la noche, ella podría notar las salpicaduras de sangre sobre su ropa oscura. La sangre seca debajo de sus uñas. Sangre que no era suya. Desaparecieron los dos cadáveres y el auto. Del tal Minhyuk no sabía nada, y dudaba que pudiese salir vivo después del Red Velvet Club. 

Si recordaba bien lo vivido hace un par de horas, aún podría oler el hedor metálico de la sangre mezclado con la pólvora de las balas.

   - ¿Estás seguro de ello?

Yuta sonrió. 

   - Está bien, Joy. Pero sí quiero conversar contigo de algo - Ella suspiró pesado.

  - Si es lo del abogado entonces... - Yuta negó con la cabeza.- ¿No es eso...?

  - No, Joy. Quiero saber si estás molesta conmigo... - Ella evadió sus ojos.- No has golpeado mi puerta desde el otro día y, bueno, quería decirte que lo siento mucho si quise obligarte a hacer algo que no querías...

  - ¿Realmente lo sientes?

  - Sí, de verdad lo siento 

  - Entonces quita el seguro de la puerta. Quiero estar sola por un tiempo -  Joy parecía a punto de querer llorar en ese momento, como si estuviese reteniendo las lágrimas.- Por favor

  - Joy...

- ¡No! - Ella se llevó las manos al rostro, y Yuta no supo qué hacer en el momento en que Joy comenzó a sollozar. Sus palabras salieron a borbotones igual que sus lágrimas.- No tienes ni idea de lo que significa para mí todo lo que estoy pasando, no tienes ni idea lo que es lidiar todos los días con idiotas ofreciéndote dinero por sexo, no tienes ni idea lo que es no tener a nadie, ser insuficiente para cuidar a mis hermanas, no tienes ni idea de lo que es que te miren por el hombro como si fueses nada más que basura...

    - Yo... - Ahh, ¿Qué debería hacer en ese momento? ¿Debía sólo dejarla ir para que llore sola y toda triste? Eso le sonaba pésimo incluso en su mente. Pero tampoco tenía claro qué sería lo mejor.

    - Quiero bajarme, Yuta-ssi, por favor...

Bueno, supuso que no le quedaba de otra más que hacerle caso, por lo que quitó el seguro de las puertas, y Joy no demoró en salir del auto. Yuta quedó dentro del vehículo, esperando a que Joy entrase al edificio y dándole tiempo para no cruzarse con ella. Genial, había hecho llorar a una chica. En cuanto Joy desapareció en el interior del edificio, él comenzó a darle cabezazos al volante del auto, logrando que la bocina sonase por momentos.

  - Mierda, mierda...

Ese día realmente había sido una mierda. Una completa mierda. Abrió la puerta del auto, dispuesto a seguir a Joy para pedir disculpas incluso de rodillas, pero su teléfono comenzó a sonar. Contestó la llamada incluso sin leer quién lo hacía.

  - ¿Hola?

  - Hyung, soy Jeno, ¿Podrías venir al departamento? - Yuta frunció el ceño.- Jaemin no está muy bien y creo que tú lo puedes ayudar mejor que yo...

Mierda. Jaemin. La imagen del menor hospitalizado, recién saliendo de un pabellón quirúrgico luego de un lavado gástrico por culpa de su intento de suicidio. Mierda, y eso fue hace tan poco, Jaemin aún iba a psiquiatra y a psicólogo, él lo sabía. 

  - Voy para allá. Llama a Doyoung o a Jaehyun también

Yuta volvió a hacer contacto y en menos de diez segundos, él ya había salido del estacionamiento en dirección al departamento que compartían Jaemin y Jeno desde hacía ya un año, y por ello también fue que aún tenían a Jaemin en la tierra de los vivos. A pesar que, normalmente evitaba ir y solía demorarse bastante en llegar, no supo en qué momento llegó tan rápido. 

Cuando chequeó la hora, eran las seis de la mañana. Suspiró y entró al edificio donde vivían los chicos, subiendo hasta la segunda planta, donde estaba el departamento. Como él ya tenía una copia de la llave, entonces simplemente entró.

Doyoung, Jaehyun y Jeno estaban bebiendo una taza de té. Jeno tenía las manos temblorosas sosteniendo la taza, mientras que uno de sus tres gatos gordos frotaba su cabecilla contra la pierna del chico. Doyoung lo abrazaba por la espalda, y los tres hablaban entre susurros, mientras que, de fondo, se podía escuchar a Jaemin llorando en una desesperación hasta agónica en algún rincón del pequeño departamento.

Yuta suspiró cuando los tres le miraron fijamente. Si se fijaba bien en los brazos de Jeno, podría ver claramente cómo Jaemin le había dejado marcas de rasguños, extensas líneas rojas que, quizá, incluso podrían haber sangrado.

  - Hyung, ¿Podrías acompañarle? Yo no puedo...

Yuta asintió y, en vez de conversar con ellos, decidió entrar en el cuarto en el que, de seguro, estaba Jaemin. 

La imagen le resquebrajó un poco el corazón. Jaemin estaba en posición fetal contra una esquina, escondiendo el rostro entre sus rodillas. A su alrededor vio un montón de pañuelos de papel sucios, las almohadas en el suelo, húmedas de lágrimas. Jaemin parecía perder el aliento a ratos, como si estuviese hiperventilando. Yuta se arrodilló frente a él, esperando a que el menor le mirase. Pasó un par de minutos en que el chico siguió en lo suyo.

   - Nana...

   - Hyung, ahora somos asesinos - La voz de Jaemin sonó rasposa, grave, gutural por culpa de tanto llanto. Levantó la cabeza, y Yuta vio en primer plano los ojos rojos e hinchados del muchacho.- Matamos personas... Sus familias los estarán esperando y cuando no lleguen, se preocuparán...

  - No, Nana, no es así...

Yuta intentó acariciar el cabello teñido de rosa del chico, pero Jaemin apartó su mano con un golpe. Definitivamente no se esperaba su reacción. 

   -  ¡NO! ¡¿No lo entiende?! Ahora soy un asesino igual que... que...

  - No lo eres, Nana. El asesino soy yo, no tú. Tranquilo...

Yuta dejó que Jaemin lo abrazara, dejó que Jaemin llorase a sus anchas sobre sus hombros, dedicándole palabras que fuesen capaces de tranquilizarle un poco la tensión del chico. Después logró darle el calmante que le correspondía y ambos comenzaron a dormir, él por el cansancio, Jaemin seguramente inducido por las píldoras. 

Cuando Jeno entró de nuevo a la habitación, intrigado por el silencio, se encontró con la escena de los dos hombres abrazados, Jaemin apoyado en el hombro de Yuta. 

Yuta...

Ahora debía sumarle homicidio a su larga lista de delitos.

Hustler  ** NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora