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Cuando Joy abandonó el departamento, ya tenía los labios rojos e hinchados, así como la respiración errática. Yuta no estaba tampoco en la mejor condición. Incluso si sólo se habían besado, el corazón de Yuta latía rápido y su parte baja comenzaba a endurecerse, dejándolo con una erección a medias y la mente en blanco. Sólo existía el beso dentro de su cabeza.

Debía estar haciendo un montón de cosas en vez de ir por la vida besando chicas.

Eso le recordó que debía enviar un trabajo antes de que la profesora Jung le colocara una clasificación mínima.

A veces pensaba, ¿Por qué simplemente no le pedía a alguno de los chicos que hackeara los archivos de la Universidad y que les consiga el título pronto? Sería muchísimo más sencillo que ir todos los días a la universidad, sentarse a escuchar los desvaríos de sus profesores más viejos. Con el tiempo, sin embargo, terminó aceptando que lo mínimo era ser un buen estudiante. Ya era un delincuente, algo debía ser bueno en su expediente, ¿No?

Se levantó refunfuñando, dejando ahí los platos sucios y la sensación de los labios de Joy sólo para volver a enfocarse en recordar dónde tenía la laptop. Dando vueltas en el departamento lo recordó por fin y fue a por él. Debía darse prisa. Al cabo de cinco minutos había terminado con ello, al filo de la hora límite de entrega, y la profesora ya había acusado recibo. No recordaba bien por qué no lo había entregado antes, pero ya daba lo mismo. De nuevo desocupado, volvió a pensar en Joy.

Yuta podría ser un delincuente, un asesino y un estafador, pero le gustaba tratar bien a las chicas, hacerles saber que son importantes. Jamás le gustó ver a su hermana mayor llorar por un idiota que no la apreciaba como se merecía, así que quería respetar a Joy todo lo que fuera posible... 

¿Y si se había precipitado con el beso? Carajo, que ni se le había pasado por la cabeza. Tampoco sabía si Joy estaba saliendo con alguien o no. Mierda, ahí quedaba su caballerosidad. Eh, pero no se arrepentía tampoco, después de todo, no fue golpeado y ella besaba de las mil maravillas. Poco más y casi tendría que haber pensado en cachorritos para bajar la erección. O en el calentamiento global. O en los pobres koalas que sufren por culpa del ser humano, ¡Y los manatíes! No debe olvidarse de los manatíes.

Debería conversar con Joy, ¿No? Conversar cuando estén ellos dos solos. Quizá en una cita, ¿No? Aunque vivían uno frente al otro. Jo, que simplemente podría golpear su puerta y conversar, pero no sería nada muy romántico. ¿Cómo lo habrán hecho Jeno y Jaemin? Aunque era diferente, ambos eran chicos y todo había terminado con una gran discusión entre Doyoung y él porque, según el cara de conejo rabioso, Jaemin "sólo había pervertido al angelito de Jeno". 

A la mierda, golpearía la puerta, quizá ella seguiría ahí. 

Salió al pasillo y dio dos golpes a la puerta. Joy salió enseguida, pero ella no fue capaz de mirarle a los ojos, desviando la mirada. Vale, que se sentía incómoda, por decir menos. Ella era lo suficientemente honesta como para que se vea a leguas.

  - ¿Estás libre ahora?

  - ¿Mis pobres labios volverán a sufrir? - Soltó ella sin rodeos. 

  - No lo sé, depende qué me digas tú - Respondió, completamente sincero.

  - ¿Para qué sería, específicamente? 

  - Estaba pensando en comprar unas cosas para... ehhh... navidad - Soltó. Un puto genio, eran mediados de diciembre. Nadie decora tan pronto.- Se me olvidó comprar el boleto de avión y me quedaré acá en Corea para las fiestas así que...

  - ¿Cómo no encuentras un pasaje a Japón? ¿Se venden tan rápido? - Ella frunció el ceño, confundida.- Bueno, jamás he viajado en avión, no tengo idea de eso...

  - ¡Sip! Suelen venderse muy pronto. Después de todo, Japón es hermoso cuando está nevando... - Comentó rápido.- Entonces pensé en decorar el departamento, quizá invitar amigos y todo eso y quería pedirte ayuda

Toda esa historia inventada a la rápida había funcionado, en especial cuando ella había estado a la defensiva por mucho tiempo. Pronto se vio perdiendo el propósito de todo eso con tal de derrochar un montón de dinero en adornos, con el asiento trasero del auto y el maletero repleto de bolsas y con un árbol de navidad plástico que no sabría dónde colocar en el departamento. Sin embargo, Joy se fue soltando de a poco, actuando más como ella en cuanto más transcurría el tiempo. Eso no quitaba que la pillara viéndole la boca fijamente por un rato. Recién a las siete se sentaron en una cafetería. Supuso que por fin podrían hablar del beso. Pidieron y luego estuvieron en un silencio algo incómodo.

  - Joy

  - ¿Sí? - Respondió ella.

  - Estás botando café por revolver tan fuerte - Ella miró la mesa. Había estado revolviendo compulsivamente el capuchino desde que había llegado, sin siquiera probarlo. Yuta tomó unas pocas servilletas para secar la mesa. Ella quiso ayudar, pero casi volteó la taza en el camino.

  - Lo siento 

  - ¿Estás muy nerviosa, cierto? - Ella asintió.- No quise incomodarte, lo siento. No consideré tus sentimientos.

Ella tomó un poco del café, llevándose la taza a los labios. No respondió. Yuta supuso que querría unas explicaciones. Rayos, que Park Joy esté nerviosa significaba adivinar qué quería, qué buscaba. Aclaró la garganta.

  - A lo mejor ya es algo obvio, pero lo diré igual. Me gustas, Joy. Me gustas mucho, para ser sincero - Intentó mirarla directo a los ojos, lograr que confíe en él. Pronto se estaban viendo fijamente.- Solamente no quiero incomodarte, Joy. Esto... sé que soy un idiota

  - También egoísta. No te olvides de egoísta - Susurró. Tenía las mejillas rojas.

  - Vale, gracias por la acotación - Respondió.- Soy un idiota egoísta, pero me gustas y quiero que estés cómoda. Te quiero, Joy. Creo que casi desde que te conocí que te quiero, incluso si eras irritante a veces y yo era un entrometido, pero te quiero

  - ¿Por qué yo? No tengo nada que ofrecer - Soltó ella, luego de unos incómodos minutos de silencio.- Dijiste que soy importante para ti, que te preocupas de mí, ¿Soy tu obra de caridad?

  - ¡No! No, no es eso... - Yuta suspiró.- ¿Realmente...? Ok, me disculpo si te hice sentir así, no fue a propósito. Me refiero a que, bueno... Mierda, ¿Cuál es la palabra? Suki... ¿Hay una palabra coreana para eso? 

Joy rió cuando vio que Yuta se iba cabreando cada vez más. Cuando él se dio cuenta, sonrió,  sintiéndose menos enfadado.

  - Me tienes actuando como un tonto 

  - Eres un tonto, acéptalo 

  - ¿Te gusta este tonto?

  - Sip, creo que sí - Ella sonrió, aún con las mejillas rojas. Todo esto le resultaba medio forzoso a Yuta, y también torpe, pero así estaba resultando y ya no podría cambiarlo.- Pero no soy tan fácil, no me bastará con tus palabras bonitas, ¿Entiendes?

  - Fuerte y claro - Respondió él, limpiando los restos de crema de los labios de Joy con su pulgar, lamiéndolo y disfrutando la reacción avergonzada de ella.

Hustler  ** NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora