Una vez que estuvo en el suelo, Yuta no podía hacer nada más que defenderse de los golpes de ese sunbae, cruzando sus brazos frente a su cara para defenderse. Pronto parecía sumarse otro par de puños, o quizás eran pies... El ruido a su alrededor se sentía ensordecedor, con gritos animando al mayor y otros angustiados por terminar esa maldita pelea.
¿Pelea? Se sentía como una maldita golpiza, no sabía quiénes le estaban golpeando, pero en algún momento ya dejó de sentir dolor, sólo el impacto de las patadas, de los puñetazos contra su cuerpo, y cómo su fuerza, la que tenía para defenderse, lo iba abandonando de a poco.
Ya no escuchaba nada excepto un pitido en sus oídos y todo parecía volverse manchones de colores, demasiado borroso como para diferenciar algo, pero los colores oscuros pronto se fueron aclarando, como si la multitud a su alrededor y los tipos que le habían estado golpeando se hubiesen ido... ¿Se habrán cansado?
– Oh, Dios mío, ¿Estás bien, hijo? – La voz se sintió lejana y, por alguna razón, sentía que no podía respirar bien. – ¡Mira cómo te han dejado!
– ¡Mierda, Yuta-ssi! – Reconoció la voz de Taeyong y cómo alejaba a los curiosos. O eso suponía. – ¡Llamaré una ambulancia, así que no te muevas!
Quiso responderle algo tipo "Como si pudiera hacerlo, idiota", pero la sensación de dolor volvió a su cuerpo como si un camión de veinte toneladas lo hubiera golpeado, así que no pudo más que quejarse del dolor, bajo, como un perro apaleado. Quiso colocarse de costado al sentir olor a sangre en su nariz, como si se estuviera ahogando con su propia sangre, pero sintió fuertes punzadas en las costillas en las que se apoyó.
Taeyong volvió a aparecer frente a él, con su rostro un poco más definido y con expresión asustada. Su amigo le susurró que estaría bien, que él se encargaría de eso, pero Yuta no le quiso creer mucho a ese debilucho que lloraba frente a él, pero tampoco sabía si él estaba llorando o no.
Sólo cerró los ojos y se dejó hacer, demasiado concentrado en el dolor como para responder a las preguntas de los paramédicos que le llevaban a algún lado, pero escuchando de vez en cuando la voz de Yong que respondía tanto como podía.
Cuando quiso abrir los ojos nuevamente, ya estaba en la sala de un hospital, posiblemente en el área de urgencias, lo sabía por ese extraño olor a limpio que emanan los hospitales y porque no podía mover su cabeza a ningún lado, de seguro porque le habrían puesto un collar cervical. Además, una máquina hacía público la cantidad de latidos por minuto. Entrecerró los ojos al sentir la intensa luz de las lámparas fluorescentes.
– ¿Yuta? ¿Estás despierto? – Taeyong apareció justo frente a sus ojos, pero lo veía a contraluz, así que sólo sintió como un experimento de algún marciano.
– ¿Soy un experimento?
– ¿Qué?
– Aliens...
– ¿Aún no estás muy despierto, cierto? – Yuta intentó sonreír, pero el haberse hecho el gracioso le hizo doler las costillas, soltando un gemido de dolor. – Tranquilo, tómalo con calma...
– Así que, ¿Qué tan mal estoy?
– Bueno, te dieron un golpe en la cabeza, pero sólo tienes un chichón – Yuta asintió y le iba a responder algo, pero Taeyong siguió enumerando heridas. –... La nariz rota, una o dos costillas fracturadas, una muñeca esguinzada y un montón de moretones que te aparecerán mañana...
Vaya, de verdad que ese día iba de la completa mierda, ¿Cierto?
– Uh, la saqué barata... ¿Y los...?
– ¿Los bastardos que te golpearon? – Su amigo completó la oración. – Bueno, la policía los está interrogando ahora, o eso se supone
Ambos guardaron silencio, escuchando sólo el pitido periódico del monitor de signos vitales. Yuta no se haría ilusiones al respecto, así que ya sabía que en esa golpiza no habrían denuncias desde fiscalía contra sus agresores, y a lo más podía esperar un sumario interno desde la universidad.
– La sacarán limpia
– No lo creas – Negó Taeyong, haciendo una pausa dramática donde bufó con fuerza. – Te juro que...
– No, sabes que sería peor y ya tengo bastante mierda encima... – Volvieron a guardar silencio. – Y... ¿Qué muñeca tengo malita?
– La izquierda, así que no creas que te librarás de tomar apuntes en clases
– Demonios – Taeyong se largó a reír a pesar de la situación, a lo que Yuta quiso sumarse, pero sólo sintió dolor. De estar tan mal, de seguro que le habían dado algo para el dolor, ¿Quizá se estaba pasando el efecto?
Una enfermera o alguien del personal se acercó a Taeyong y a Yuta para pedir unos datos, a lo que el japonés respondió dentro de lo posible y luego volvieron a estar solos. Supuso que estaban en una habitación individual, ya que no sentía más personas alrededor. Volvieron a quedar solos luego que la enfermera volviera a darle medicamentos para el dolor.
– Llamé a tu novia
– ¿Uh?
– ¿Por qué te sorprendes tanto? – Yuta intentó moverse, sólo ganándose que Yong lo fulminara con la vista, bastante nervioso porque Taeyong se levantó de su asiento y le veía la expresión disgustada que tenía. – Estoy decepcionado pero no sorprendido... A decir verdad, se me hacía raro que un día fueras con una de las bailarinas del Red Velvet a la competencia de rap...
– Ah, jajaja... ¿Cosas de la vida? – Yuta sonrió para su amigo, intentando que no se viera tan enojado, pero no lo logró. – Viejo, ten compasión, estoy con dos costillas rotas y casi muero hoy, dame un descanso....
– Tranquilo, esto no es Romeo y Julieta – Taeyong cambió de expresión, esta vez sonriente. – Con razón te veías más contento de lo normal, si tenías una novia de lo más preciosa, te lo tenías bien guardado, ¿Eh?
Yuta sonrió con orgullo.
– De seguro a Doyoung le encanta la idea, ¿Cierto? – Yong sonrió de lado, burlándose de su amigo.
– Ni lo digas – Replicó él, volviendo a relajarse en la camilla. – ¿Yong? No le cuentes de esto a nadie más, ni mis padres ni a los chicos... En especial a Jisung y a Nana... Sobre todo a Nana, no debe saber de esto...
Taeyong guardó silencio total, de seguro pensando en la razón de lo que le pedía. Jaemin y Jisung eran dos adolescentes que el mundo aún los hacía sangrar y que parecían vivir todo el dolor de los demás como si fuera el suyo propio. Y no quería que Nana relacionara la golpiza con la que sufrió él mismo hacía unos meses. Por fin se estaba recuperando casi del todo... No quería ser la razón de un retroceso en su terapia, no quería...
– Lo entiendo...
– Gracias, amigo...
– No importa... somos una familia – Replicó Taeyong, juntando su mano con la mano sana del herido. – Para eso estamos...
– Somos una familia – Repitió Yuta, bajito, quedo, con los medicamentos haciéndolo sentir somnoliento.
Tan somnoliento que ni siquiera sintió a Sooyoung llegar a la sala de ese hospital.
Ya pasó Halloween, pero sigue rondando mi fantasma por Wattpad a entregar capítulos cortos y feos 💔💔 Lo siento por eso, pero realmente es difícil con todo el trabajo en la universidad
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Hustler ** NCT
Fanfiction"Somos una familia. Una maldita familia de bastardos sin honor, pero somos una familia. El que traicione a uno traiciona a todos" ADVERTENCIA: Capítulos cortos