Taeyong golpeó su espalda en cuanto ambos se vieron libres de sus clases. Desde lo ocurrido con Jeno y Jaemin, ambos habían comenzado a hablar más en la universidad como los amigos que eran en realidad, conversando sobre cualquier banalidad. Así fue cómo se enteró de que al chico le gustaban las batallas de rap y de que tenía un montón de intereses más de los que jamás pensó que se enteraría, incluso cuando llevaban un buen par de años conociéndose.
– ¿Irás conmigo entonces, Yukkuri? – Yuta tomó su mochila en cuanto su compañero de crímenes y clases siguió insistiendo en el tema.
– Ya sabes que soy más de rock
– ¿No me irás a apoyar? – Taeyong puso ojos de cachorrito herido. Yuta detestaba cuando fingía ser lindo. – Vamos, eres mi amigo... Nana y Jeno irán también
Yuta giró tan rápido que le dolió el cuello por un repentino tirón.
– ¡Mierda! – Yuta se frotó la zona que le dolía siendo observado por Taeyong, que aún le miraba con esa mirada expectante. – ¿Cómo demonios que Jaemin irá? Estuvo a punto de romperse la espalda, ¿No sería mejor que siga reposando en casa?
– Según él, no quiere dejar a su hyung solo – Respondió Taeyong. Oh, así que de verdad lo estaba manipulando. Yuta entrecerró los ojos. – Pero si me acompañas, lo puedo convencer de que no vaya
– Eres un bastardo, ¿Lo sabes? – Yuta fingió darle un golpe al otro, que se encogió entre risas. – ¡Bien, te acompaño entonces! ¡Cabrón!
Ambos salieron del salón de clases en cuanto vieron cómo iban entrando los estudiantes de la siguiente clase, por lo que siguieron conversando en los pasillos, caminando también hacia su próxima clase.
Básicamente, Taeyong participaría en una batalla de diversos raperos underground en la que se había inscrito hacía ya un mes y que se llevaría a cabo ese mismo día en la noche. Era viernes, por lo que Yuta tenía libre. Maldita sea, él había dejado libres todos sus viernes porque era también los días libres de Joy, y aún no se habían reconciliado. Y ya iban tres semanas así. Tres semanas en que se comió la cabeza, reflexionando sobre sí mismo y cómo dejar de lado su puto complejo de súper héroe.
– ¿Te molesta si llevo a mi novia? – Preguntó en cuanto ingresaron a un nuevo salón. Al parecer, el profesor aún no hacía acto de presencia. Taeyong fue esta vez quien giró demasiado rápido para verlo.
– ¿Tienes novia?
– Por supuesto – Contestó. – ¿No has visto mi cara? Soy bastante atractivo
– No puedo decir lo mismo de tu cerebro
– Entonces sí puedo ir con ella
En cuanto salió de clases, Yuta se dirigió derecho a su departamento, deseando encontrarse de casualidad con Joy y arreglar las cosas. Quería decirle lo mucho que la extrañaba, y no como alguien que necesita de un accesorio para lucir mejor. Con eso en mente, subió en el ascensor, tarareando una canción que había escuchado una vez con Jisung. Conversaría con Joy, intentarían resolver sus conflictos como las dos personas adultas que son. Mientras se abrían las puertas del ascensor se sentía lleno de optimismo...
...Park Chanyeol le devolvió la mirada y, en cuanto se le fue la sorpresa, su mirada se llenó de sorna.
– Vaya, vaya – El tipo detuvo el que las puertas del ascensor se cerraran, impidiéndole salir de paso. De reojo vio la mirada sorprendida de Joy. – ¿No es el mocoso que me amenazó antes?
– ¿No es el paquidermo que le gritaba a Joy? – Preguntó de vuelta. – ¿Aprendiste a respetar a una mujer o prefieres que te enseñe?
– No eres el mejor para hablar de respeto, nipón – Replicó el más alto, despectivo. Yuta apretó la mandíbula, dispuesto a golpearlo si seguía molestándolo.
– Chanyeol, basta – Joy suspiró detrás del gorila orejón, sonando bastante cansada. – ¿Por qué no vas a decirle a los tíos que estoy bien?
– Como quieras
Chanyeol por fin le dio paso libre a Yuta, que salió del ascensor mirando al más alto de manera desafiante. El más alto moduló un "maldito". Yuta lo ignoró cuando Joy levantó una ceja hacia Chanyeol. En cuanto las puertas se cerraron, ellos dos volvieron a estar a solas. Ella parecía dispuesta a ignorarlo como todas las veces.
Tenía que detenerla como sea.
No quería estar así. No con ella. Si ella no estaba, se sentía completamente solo.
– Tengo dos hermanas. Haruna y Momoka. Momoka solía quitarme la mesada para comprarse ropa cuando era pequeño – Soltó rápido. Tanto que una parte de la frase la dijo en japonés.
Pero Joy se detuvo.
– Cuando Haruna aprendió a hablar, la tercera palabra que dijo fue mi nombre. Es mi niña especial, aunque ya está por cumplir la mayoría de edad, es mi niña especial... – Siguió. – Dijiste que no hablaba de mí...
– ¿Ya pensaste en eso? – Joy por fin se dio la vuelta, mirándolo a los ojos.
– Sí. Tres semanas casi... – Respondió él. – No sé cómo mostrarte mi lado más vulnerable, Sooyoung, pero puedo hablarte de mí. Lo que me preguntes te lo responderé. Y jamás te vi como mi accesorio, Sooyoung... pero si te sientes de esa forma, me esforzaré para cambiar esa parte de mí
Joy le abrazó.
De hacía tres semanas que se sentía todo frío a su alrededor y no sabía muy bien porqué. Ahora sabía a qué se debía. Yuta le correspondió el abrazo, hundiendo su rostro en su cuello e inhalando la suave fragancia que ella desprendía. Ahí mismo se sentía confortable y no quería perderla por su mierda.
Joy lo invitó a entrar a su departamento, algo que no ocurría de hacía ya un par de meses. Le sirvió un vaso con agua y se sentaron en el sofá. Ese mismo sofá donde la vio bailar borracha cuando recién la había conocido. Joy comenzó a preguntar y Yuta respondió lo mejor que pudo.
Le dijo que había asesinado a alguien en Japón mientras se defendía cuando aún era un adolescente, que la culpa aún le corroía incluso si su familia le decía que había sido muy mala suerte. Que no se sentía digno de abrazar a sus hermanas o a su mamá y que había vuelto a tener pesadillas, pero algo dentro de él se sentía demasiado inseguro como para contarle y perderla a ella también. Le dijo que a menudo se preocupaba de sus amigos menores, chicos que tuvieron una vida tanto más dura que él. Le contó sobre sus bandas favoritas y sus deportes favoritos, sus miedos menos profundos y sus gustos culposos, sobre los hábitos que había adquirido gracias a su papá y que a menudo le gustaba cuestionarse el porqué de las cosas. Le contó que su familia y sus amigos eran su todo, que no se sentía digno de ella por tener las manos con sangre.
Joy preguntó por cuatro horas, rellenando sus vasos mientras conversaban en susurros, sentada en sus piernas, con la cercanía como única confidente. Les atrapó la noche conversando.
De todos modos, dejaron la conversación hasta ahí por el momento y Yuta la invitó, diciéndole lo importante que era para su mejor amigo el que él estuviese ahí.
– Bien, pero si pierde, tú invitas la cena de consuelo
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Hustler ** NCT
Fanfiction"Somos una familia. Una maldita familia de bastardos sin honor, pero somos una familia. El que traicione a uno traiciona a todos" ADVERTENCIA: Capítulos cortos