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Habían pasado ya algunas semanas desde que Joy había regresado de Jeju y Yuta no podía sentirse mejor. Sí, la universidad era un infierno, y sus socios eran unos cabezotas. Pero se sentía bastante bien. Ese día, Yuta había planeado hacer un negocio con Jaemin y Jisung, donde intentarían conseguir una información confidencial de un ministro del gobierno, pero Jisung había cancelado a último momento porque le habían asignado tarea en la escuela. Yuta le había ayudado un poco, pero de todos modos lo habían dejado para otro día.

El muchacho se había preocupado de dejarle al menor un poco de comida en casa y después había dejado a Jisung solo. Él también estaría solo en su departamento... O quizá iría donde Joy, aunque la chica debería estar trabajando a esa hora. Bueno, de todos modos, si terminaba solo, siempre podría ir a dormir temprano. Después de todo, pronto comenzaría el periodo de exámenes y no dormiría mucho en esos días.

Mucho le sorprendió ver a Joy esperando en el pasillo. Estaba sudando incluso con el frío casi bajo cero que había a esa hora de la noche y, aun así, se veía pálida. La chica parecía estar buscando sus llaves para abrir su departamento.

  - Hey, bonita, ¿Estás bien? ¿Ocurre algo? - Joy parecía realmente enferma.

  - Se me quedaron las llaves dentro del departamento y el portero aún está ocupado...

  - Si quieres yo lo abro - Respondió Yuta. Joy le miró con los ojos vidriosos. Parecía verse bastante enferma. - Pasa a mi departamento primero... Te ves muy pálida...

  - Gracias

Yuta no era estúpido y tampoco insensible. No del todo, por lo menos. Abrió inmediatamente su departamento y le sirvió una taza de té a la chica, encendió el aire acondicionado y le dio algo dulce que comer. También se sirvió una taza de café para él y se sentó a su lado.

  - ¿Ocurre algo, Joy? Tenías trabajo hoy

  - Ah, bueno... - Joy enrojeció, notablemente incómoda.- Pues en verdad Irene unnie me mandó de regreso a casa para descansar, siempre hace lo mismo cuando, bueno... Ya sabes... Llegan esos días 

  - ¿Tienes cólicos menstruales? - Preguntó Yuta, llanamente. Joy parecía hundirse sobre sí misma de la vergüenza mientras asentía lentamente.- ¿Te duele demasiado?

  - ¿No te da... asco? - Su voz salió en un hilo agudo, apenas audible.

  - Por supuesto que no, tengo dos hermanas y sé qué son los cólicos menstruales. Siempre y cuando no sea endometriosis, creo que es normal - Era verdad, aún recordaba a su hermana mayor cuando estaba en sus días, que llegaba a llorar de dolor, por lo mismo una vez la habían llevado a una ginecóloga infantil para ver qué no fuera por alguna enfermedad. Por suerte, sólo era porque su flujo era abundante.- De todos modos, ¿Qué te parece si te quedas aquí mientras tanto? Iré a la farmacia y compraré algo para el dolor

Yuta buscó una bolsa para agua caliente y llenó hasta la mitad, buscó frazadas para Joy y le pasó todo ello a la chica.

  - No quiero molestarte, Yuta-ssi - Susurró Joy al abrigarse con una manta.

  - No pienses esto como una molestia. No sé si te duele demasiado o no, y me preocupo por ti - Yuta le dio un beso en la frente a la muchacha antes de volver a agarrar las llaves del auto.- ¿Traigo algo en especial que quieras comer?

Joy lo pensó un poco.

  - Pollo. Pollo frito.

Yuta sonrió.

  - Vuelvo luego, bonita

Demoró unos quince minutos encontrar una farmacia abierta en medianoche y otros quince minutos más esperando a que el pollo estuviese listo. También pasó a comprar chocolates. A sus hermanas siempre les daba antojo de chocolate cuando estaban menstruando y también a las chicas con las que había salido antes. Aunque ese último detalle, por amabilidad, era mejor no decirlo.

Cuando regresó, Joy había encendido la televisión y lloraba mientras veía cómo moría Gong Yoo en Goblin. Kim Shin era abrazado por Euntak, que lloraba mientras intentaba sostener ese cuerpo casi inerte. Ambos tenían esa rara conversación donde él le agradecía y ella se negaba a que él se fuera. De todos modos, Kim Shin desaparició de a poco. Por suerte, Joy no lloraba con la misma intensidad que Euntak en la tele.

  - ¿Estás bien?

  - Canalizo mi dolor - Joy se limpió la nariz.- Ya no me duele tanto, pero no se detiene... Siento que soy un calamar

Yuta sonrió mientras dejaba las cosas encima de la mesa. Lo primero que le pasó fueron los analgésicos.

  - ¿Entonces eres un calamar en su tinta?

  - ¡Ahhh, no lo digas! - Yuta se rió cuando vio las orejas rojas de la muchacha.- ¡Qué vergüenza! ¿Cómo te veré la cara mañana?

  - Vale, vale - Yuta dejó de mosquearla y ella se pudo tomar por fin las pastillas en paz. Lo segundo fue el pollo.

No había planeado el que Joy pasara tiempo en su departamento, pero cuando se fijó que ella ya había recuperado el color de sus mejillas, entonces se levantó. Joy dejó de concentrarse en la TV para ver al chico. Ella jaló con sus dedos la tela de su pantalón, sólo lo suficiente para que él lo notase.

  - ¿Yuta?

  - Iré a abrir tu puerta

  - ¿Puedo quedarme más tiempo? - Preguntó. Él sonrió antes de volver a sentarse, esta vez a su lado.

  - Todo el tiempo que quieras

Joy se apoyó en el hombro del japonés, que la abrazó besando su coronilla de paso. Joy alzó un poco la cabeza. Yuta frunció los labios, haciéndolo parecer un pato. Joy sonrió sólo por unos segundos antes de darle un corto beso en los labios. La textura de los labios de la muchacha parecía volverlo más codicioso, tan esponjosos, suaves y llenos. Antes de separarse, Yuta acunó su mejilla, acercándose aún más a ella. Sabía que no era el mejor momento para avanzar más, no cuando Joy se sentía vulnerable. 

Joy se acurrucó contra él, esta vez sentándose entre sus piernas. Yuta la abrazó desde atrás, cubriéndola con una manta. 

 -  ¿Me das más chocolate?


Hustler  ** NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora