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El invierno ya estaba asomando y, con ello, los exámenes en la universidad. Estaba completamente estresado con todo lo que significaban las lecturas para los exámenes, los ensayos que debía terminar y presentar pronto, los proyectos que estaba cerrando. Apenas sí dormía un par de horas diarias e incluso tenía miedo de conducir y quedarse dormido sobre el volante.

En ese momento, sentía que la comida reconfortante de Joy sería lo único que lograría subirle el ánimo.

Hablando de Joy, por fin entendía lo mucho que la echaba de menos. Extrañaba su compañía alegre y su risa cantarina, la calidez de su sonrisa y la curiosidad que transmitían sus enormes ojos. Pero apenas sí la veía últimamente porque casi ya no iba al Red Velvet Club y ella apenas sí asomaba la nariz fuera de su departamento. Era como si fuese de nuevo él solo en el pasillo.

No entendía muy bien qué le pasaba. Cuando ella explotó en su auto, sintió que había algo más de lo que él no se había enterado porque, por muy persistente que él hubiera sido, sintió que faltaban piezas para terminar ese puzzle. Algo que antes no debió notar por la sorpresa.

"No tienes ni idea lo que es lidiar todos los días con idiotas ofreciéndote dinero por sexo, no tienes ni idea lo que es no tener a nadie, ser insuficiente para cuidar a mis hermanas, no tienes ni idea de lo que es que te miren por el hombro como si fueses nada más que basura..."

Las palabras de la muchacha se repitieron en su cabeza como un eco.

"Idiotas ofreciéndote dinero por sexo"

"Que te miren por el hombro como si fueses nada más que basura..."

Algo había ocurrido ese día, algo que, quizá, había escapado de los ojos atentos de Irene, Amber y Doyoung. Joy estaba ese día del encuentro de Irene con el tal Minhyuk, pero eso había ocurrido antes de que abriesen el local, luego desaparecieron la evidencia y, sólo ahí, abrieron el Club para el público. Había pasado un rato donde todos los chicos llegaron sólo para vigilar el Club, y él después comenzó a ver las cámaras de seguridad, ¿Qué podría haber pasado en el intertanto?

Se levantó del sofá de su sala y se puso en camino al Red Velvet. A esa hora debían estar preparándose para abrir, así que Irene debía estar por ahí.

Le recibió Amber con su usual humor alegre y burlón, que cambiaba cada vez que se trataba de trabajo. Una vez él le dijo a qué iba (Que hacía poco una de las bailarinas había sufrido de un cambio de ánimo que le tenía un poco preocupado, y que pensaba que se relacionaba con el trabajo), ella le dejó revisar las cintas de seguridad.

- ¿Buscas algo en específico?

- Sí, por si acaso, ¿Tienes las cintas del día que vino Minhyuk?

- Claro, pero parece que uno de tus compañeros eliminará una parte de esa cinta, así que vienes a buena hora...

Yuta asintió y siguió revisando. La cámara 4 y la 5 señalaban el encontronazo de hace unos días, y se distrajo con la forma en que se veía él, de espaldas disparándole al desconocido, que se vio sólo por la forma en que colapsó el cuerpo. Siguió revisando hasta que...

- ¿Ves eso? En la cámara 9... - Amber le señaló.

Yuta asintió.

Era una de las habitaciones privadas para bailes. Las luces de colores casi neón brillaban contra los accesorios metálicos de la barra. Había ya una chica en esa habitación, esperando de pie en la tarima donde estaba la barra. Un hombre entró a la habitación sin compañía y se sentó en uno de los sofás del cuarto. Al rato la mujer comenzó con el pole dance. Hasta ese momento nada particular.

Hasta que el hombre se fue encima de la mujer. Quiso bajar la mirada, pero Yuta sintió que debía saber quién era el hombre. Quién era ella. Amber, en cambio, apretaba tanto las manos que los nudillos ya los tenía blancos.

Estuvieron forcejeando por varios minutos, donde el tipo la manoseó y casi le quita la poca ropa que ella llevaba. La mujer alcanzó a sacarse uno de los enormes tacones que llevaba puestos y golpeó al tipo en la cabeza con el tacón aguja. Él se quedó tirado en la tarima mientras ella escapaba y desaparecía. Amber señaló la imagen de otra cámara de seguridad, donde se veía a la mujer escapando hacia la sala de descanso del personal del Club. Yuta pausó el vídeo donde se viese el rostro de ella, apenas lográndolo por culpa de sus manos temblorosas.

Joy.

- Mierda...

Amber comenzó a buscar imágenes del rostro del hombre, llamó a Doyoung y a Irene. O quizá a otras personas, Yuta no lo tenía claro. Sólo sabía que quería vomitar en ese momento. Que quería llorar, que sentía asco consigo mismo por cómo fue con Joy esa noche. Sintió rabia, sintió que quería asesinar con sus propias manos al imbécil que la había tocado sin su consentimiento. Amber le comenzó a hablar, pero él no la escuchaba, no entendía qué demonios le estaba diciendo en ese momento, pero sintió sus mejillas húmedas. También el sabor a bilis subiendo por su garganta...

Luego una cachetada.

Miró fijamente a Amber, que se frotaba la mano por el golpe. A él le ardía la mejilla izquierda. Amber se veía enojada.

- Yuta, vete. Debemos resolver este problema con Irene...

- ¿Se puede...? - La voz del muchacho se quebró a mitad de la frase, y tuvo que aclarar su garganta para poder continuar.- ¿Se puede demandar al imbécil o...?

- Lo dudo - Respondió.- A pesar de que Joy sea la víctima y exista evidencia, los jueces harán las cosas por morbo y no por justicia... Eso pasa con las mujeres, Yuta... Sobre todo si trabajas en esto

Mierda. Mierda mierda mierda mierda.

Yuta se sintió horrible en ese momento, recordando cómo Joy le había gritado esa noche, cómo ella había estado con el ánimo por los suelos todo el camino, cómo se habían llenado de lágrimas sus ojos mientras se desahogaba de alguna forma. Amber insistió a que se fuera y, cuando salió de la sala de vigilancia, vio a Irene subiendo las escaleras hacia su oficina, hecha una furia. Ella lo miró y sintió cómo le juzgaba y le atravesaba con cientos de cuchillos. Irene le detuvo del brazo cuando se encontraron.

- Espero que hagan algo con esta mierda, porque será la única que les perdonaré - Yuta agachó la cabeza, sintiendo las largas uñas clavarse en su piel, incluso encima de toda la ropa.- Se supone que me están arrebatando la mitad de mis ganancias para protegernos, si no lo hacen entonces vayan despidiéndose de nosotras, ¿Queda claro? Ahora largo. Detesto ver tu estúpida cara

Si fuera por él, también detestaría ver su cara en algunas ocasiones.

Hustler  ** NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora