11

213 28 1
                                    

Yuta condujo lo más rápido que la ley le permitía hasta el edificio donde vivía, evitando a Doyoung, Taeyong y Yangyang que recién llegaban al club, ignorando los gritos que le llamaban. Esa noche había presionado a Joy y casi la empujó al precipicio, y luego la dejó completamente sola. Creyó que dejarla sola luego de verla así había sido lo mejor y se había equivocado. Pensó que lo sabía todo y se había equivocado. Ahora no tenía claro qué sería lo mejor en cuanto a Joy, pero no quería dejarla sola, de eso estaba seguro. No quería verla llorar de nuevo de esa forma y, si de nuevo ella lloraba, por lo menos quería ser capaz de brindarle su hombro y esperar hasta que ella sonriera radiante y despreocupada igual que antes.

Subió las escaleras corriendo, sin el ánimo de esperar a por el puto ascensor. Subió corriendo los cinco pisos y también corrió por el pasillo. No sabía si Joy se encontraría en el departamento en ese momento, pero si no era así entonces la esperaría, esperaría lo que hiciese falta. Golpeó tres veces la puerta con fuerza, esperando alguna respuesta, olvidando de que había un timbre. Escuchó la voz de Joy en el interior y sus pasos acercándose. Se distrajo pensando en lo delgadas que eran las paredes y luego se colocó nervioso, ¿Qué le diría? Ni siquiera sabía si sería capaz de verle a los ojos, no después de ver el vídeo de seguridad.

Joy abrió la puerta con expresión sorprendida y a Yuta se le apretó el pecho. Intentó hablar, pero boqueaba igual que un pez fuera del agua, con un enorme nudo en la garganta.

   - ¿Yuta? ¿Estás bien? - Joy parecía aun más confundida por su comportamiento, ya sin esa actitud reacia hacia él, como si estuviera preocupada por él.- ¿Necesitas algo?

Las imágenes de Joy bailando en el club, haciendo nada más que su trabajo y siendo agredida por ello se le vino a la cabeza. Su expresión aterrada y sus ojos nublados de pánico y lágrimas. Sus pies descalzos corriendo por el pasillo, revisando si alguien la seguía, si estaba por fin un poco más segura. La imagen de cómo ella se quebraba sola en la sala de descanso, llorando a gritos, tocando sus brazos e intentando limpiarse con una toalla mojada.

De repente Joy no se veía tan nítida y tuvo que cerrar los ojos para saber qué ocurría. Yuta estaba llorando y sollozaba sin parar mientras la chica intentaba consolarlo, incluso sin saber bien porqué.

   - ¿¡Yuta?! ¡Dios! ¿Qué ocurre? - Yuta negó con la cabeza, y Joy sólo le abrazó.- Ven, todo mejorará...

Hacía mucho tiempo que él no se sentía así de culpable, así de desesperado. Se aferró al cuerpo de Joy como un salvavidas y hundió su rostro en el hueco de su cuello, intentando ahogar sus sollozos. Joy dio unos pasos torpes hacia el interior del departamento, cerró la puerta con el pie y luego se quedó quieta de nuevo. Ella olía bien y frotaba su espalda con sus dedos, intentando consolarle.

Los mismos dedos que debieron golpear a alguien para escapar de un hijo de puta.

  - Lo siento tanto, Joy - Ella no dijo nada ante esas palabras ahogadas en su cuello, simplemente acarició el cabello de Yuta con toques suaves.- Lo siento tanto...

   - Tranquilo, Yuta, no haz hecho nada malo... - Él afianzó su agarre al empezar a berrear por el llanto.- No hiciste nada malo

¿Nada malo? Ese día asesinó a alguien y no era la primera vez que lo hacía. Era un homicida. Un maldito homicida. Desaparecieron los cuerpos, encubrió todo. Sí que hizo algo mal, ni siquiera la protegió como era debido.

Sooyoung caminó hacia atrás por un rato, con Yuta aún llorando. Ya le temblaban las piernas por soportar el peso del chico y, sin muchos miramientos, se sentó en su sofá, rompiendo el abrazo y haciendo que Yuta por fin se alejase un poco de ella. El chico tenía los ojos rojos e hinchadísimos, la nariz le goteaba y tenía el cabello hecho un desastre. De alguna manera extraña, la imagen del vecino que se mostraba algo altanero y orgulloso en ese estado la conmovió. Ella le obligó a sentarse a su lado y él obedeció mansamente.

Yuta temblaba de arriba a abajo con la cabeza gacha y a Joy le temblaba el corazón, sin saber cómo lidiar con esa situación.

  - Sólo debía protegerte... - La voz de Yuta salió en un débil susurro luego de casi rasgar su garganta de tanto berrear y también por el nudo que seguía en su garganta. Yuta por fin levantó su mirada, y vio directo a los ojos de Joy.- Sólo debía protegerte y no lo hice...

  - Pero las demás chicas están bien, Yuta - Ella acarició la mejilla de Yuta, tal y como lo hacía con sus hermanas pequeñas. Él se dejó tocar, inclinando la cabeza para buscar ese contacto. Casi como un gato.- Las demás están bien...

Se quedaron en silencio por un rato más, aguantando sus miradas, Joy siguiendo con ese pequeño contacto que parecía calmarlo lentamente. Yuta, por su parte, estaba recordando cómo había conocido a Joy ese mismo año, en primavera, sólo por lo ruidosa que era ella estando borracha. Esa noche casi voló la cerradura de un disparo, forzó su entrada, le gritó a Joy estando borracha, Joy prácticamente le obligó a hacerle compañía y luego se sintió en la obligación de cuidarla hasta que se desmayó de tanto beber. Tal y como hacía cuando su hermana mayor hacía fiestas cuando sus padres no estaban.

Yuta abrió por fin la boca después de quince minutos en silencio. Tragó saliva para calmar su garganta seca y también tragó su orgullo porque necesitaba abrir su piel para ser sincero. Tomó las manos de Joy entre las suyas antes de hablar, casi el búsqueda de un ancla que le asegurase en ese momento. Joy no alejó sus manos, incluso cuando Yuta entrelazó sus dedos con inseguridad, sus manos temblando en cada movimiento.

  - Pero eres tú quien me importa, sólo tú

Hustler  ** NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora