Gemelos Explosivos j.b [Erótica] [Terminada]

Capitulo 51

-Yo... - vacilé nuevamente, viendo como Justin abría la boca para hablar, tal vez para intervenir en mi incompetencia, pero fuimos interrumpidos.

Un ruido resonó en mis oídos haciéndome estremecer de solo escucharle, una alarma comenzó a sonar perturbando la tranquilidad de la noche. Justin levantó la mirada sorprendido mientras rápidamente bajaba del auto. Allí fue cuando le escuché. Allí fue cuando mi alma cayó en mil pedazos al escuchar aquel sonido que fue como una bala que atravesara mi corazón. Un disparo nos alertó a los dos, para que luego de unos segundos todo se volviera a la normalidad. Miré desesperada al frente esperando verlo, espetando que apareciera para tranquilizar todo lo que adentro había comenzado a atormentarme. Asomé la cabeza por la puerta, Justin también había desaparecido. ¿Dónde demonios se suponía que estaban? Miré a ambos lados, sin tener un rastro de ellos, volví dentro del auto rebuscando en el asiento mi celular, sabía que Justin tenía el celular en el bolsillo. Segundos antes de que pudiera hacer algo la puerta resonó, Jason fue prácticamente empujado por su gemelo dentro del auto, cayendo sobre mi regazo mientras se retorcía del dolor, Justin encendió el auto, haciendo contacto con la llave. Finalmente arranco.

-¡Jason! - exclamé desesperada mientras tomaba su rostro entre mis manos, él solamente se retorció nuevamente y sonrió de lado - ¡Por el amor de dios! ¿¡Qué demonios te ha sucedido!?

-Tranquila, ah - se quejó mientras hablaba y llevó su mano hacia el costado de su pantalón. Noté como la sangre brotaba de su pierna de una manera descomunal, abrí los ojos como platos, sorprendida y aterrada - no ha sido nada, solamente una estupidez.

-¿¡Eres idiota!? - le pregunté furiosa mientras sacaba su mano de allí, y le miraba sorprendido - ¡Estás lastimado!

-No ha sido un disparo - aclaró con la voz entrecortada por los quejidos que salían de su boca - la alarma sonó cuando entre en el estudio de Max y cerré la puerta con llave, trate de abrirla pero la llave se me rompió en la cerradura y tuve que dispararle para salir de allí, corrí hacia la ventana mas cercana y la rompí para poder salir, un... - hizo una pausa tirando su cabeza para atrás y acomodando las dos piernas sobre el asiento - un jodido vidrio me lastimó.

-Eres un idiota sin duda - dije mas clamada, aunque aun la preocupación estaba en mi, mire para atrás cuando las sirenas de las patrullas comenzaron a escucharse a lo lejos. Suspiré, estábamos metidos en un gran embrollo - ¿Aunque sea pudiste tomar lo que necesitabas?

-El maldito condenado siempre sale bien parado - comentó Justin risueño mientras tomaba una bolsa negra que descansaba a su lado.

-Mala yerba, nunca muere - soltó Jason mientras reía y ahogaba un quejido - no ha sido demasiado profundo pero duele como el demonio...

-Lo están logrando, me están volviendo loca - dije también en tono burlón mientras miraba atentamente el rostro de Jason quien tenía una pequeña sonrisita y los ojos cerrados, tomé la hebilla de su pantalón y movió la cabeza para luego abrir los ojos. Me miró divertido - te pondré algo en la pierna, no podemos entrar al aeropuerto contigo todo ensangrentado.

-Como digas - dijo sin borrar aquella mirada.

Bajé su pantalón hasta la altura de de la herida, dejando al descubierto un gran tajo que le llegaba desde el centro hasta el costado derecho de la pierna izquierda. El se quejó al sentir como la tela del Jean rosaba aquella parte, dejó salir un gemido que resonó notoriamente. Le indiqué a Justin que dentro de la guantera del auto había una mascada que había dejado hacia ya mucho tiempo allí, el simplemente asintió rebuscando allí y tirándome aquel objeto de fina tela roja. Levante un poco la pierna de Jason para poder pasar por debajo la mascada, él tomó mi muñeca haciendo algo de presión, dándome a entender que aquellos movimientos bruscos le molestaban. Hice un fuerte nudo sobre la herida, causando un torniquete para que la sangre dejara de brotar en tanta cantidad. Él simplemente tiró su cabeza para atrás acostándose en mi regazo, ya estaba mas calmado a pesar de que el dolor le seguía molestando la sangre al menos no seguiría corriendo. Subi con lentitud su Jean tratando de tocarle poco y nada la herida, sentí algo duro dentro del bolsillo derecho.

-¿Qué demonios hace esto aquí? - le pregunte mientras tomaba entre manos un vidrio de un tamaño considerablemente grande con sangre. Encarné una ceja y Jason abrió los ojos para mirarlo.

-¿Planeaba acaso qué dejara un rastro de mi sangre para que alguien pudiera encontrarnos?

-Oh, tienes razón - dije sorprendida de la inteligencia de Jason, literalmente tenía todo calculado, sabía cada paso que daría y en sus planes no había un margen de error porque en la mínima pista podría ser encontrado él y cualquiera de nosotros.

-Cuando lleguemos al aeropuerto lo tiraré, además también me quitaré este jodido pantalón y limpiaré la herida - dijo mirándome a los ojos mientras tomaba mi mano - gracias por vendarme la pierna, pequeña - sonrió cálidamente.

-No es nada Jason - le sonreí igual mientras levantaba la vista para mirar a Justin quien se encontraba serio. Recordé que aun le debía una respuesta, una respuesta que ni siquiera tenía y que si no hubiera sido por Jason tal vez ya hubiera metido la pata con Justin también - ¿Qué haremos con el auto?

-En el aeropuerto nos está esperando un hombre, él tiene los tres pasajes - comentó Jason liviandad, como si le estuviera restando importancia - él se encargara de llevar el auto hasta Atlanta.

-¿Podemos confiar en él? - cuestionó Justin, supuse que la idea de darle su auto a un extraño no le parecía nada agradable.

-No me ha fallado hasta ahora - contestó el encogiéndose de hombros.

-Vale -aceptó poco convencido Justin - pediré un vodka apenas lleguemos, necesito algo fuerte.

-Que sean dos - agregó Jason, asintiendo levemente.

-Tres - corregí yo, necesitaba descansar mi mente, todos estos cambios solamente habían logrado confundirme aun más, pero la sola idea de estar cada vez más cerca de la verdad lograba darme la fuerte convicción de que pronto seria libre de todos mis secretos, uno por uno iríamos revelando nuestras verdades. Y no abría nada que ocultar.