49-Recuento

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No tenía teléfono así que me hice con un mapa, una libreta y un boli en una de las tiendas de regalos de la estación... Algo necesitaba para matar el tiempo.

Comprar el billete fue mucho más fácil de lo que me esperaba. La casillera estaba tan aburrida que no levantó la mirada de su ordenador ni para preguntarme si ya era mayor de edad.
Pero el tren que iba a tomar salía a las doce del mediodía y para eso todavía faltaban mucho.

Me di un capricho en esas horas y compré algo de comer. Tras tres días de pasar hambre y casi no poder masticar nada, los puntos por fin se habían soltado y tenía la lengua relativamente bien. Aún molestaba un poco pero no lo suficiente para no disfrutar de una hamburguesa caliente cargada de calorías, grasas y todo eso que a suponía que debía evitar.

Pero obviamente, si me daba igual arañarme las manos inconscientemente o golpearme mientras estaba dormida... No me importaba mucho mi salud nutricional.

El viaje en el tren me empezaba a poner nerviosa, sobre todo cuando este empezó a acercarse al andén donde yo esperaba.
Podría pasar cualquier cosa, como encontrarme con alguien conocido. O que alguien justo sentado a mi lado viera las noticias. O simplemente que me reconocieran... llevaba el pelo diferente, si, pero se aseguraron de aclarar eso en el noticiario tras hablar con la Policía que me encontró. Por eso llevaba la capucha puesta todo el tiempo, aunque tal vez eso me hacía más sospechosa de lo que ya era.

El trayecto iba a durar cuatro horas, mi asiento estaba en la ventana y a mi lado se sentó un niño de unos diez años muy ocupado jugando con su videojuego, acompañado de su familia que se repartía por el resto del vagón.
Al menos no debía preocuparme del niño... a él tampoco parecía emocionarme estar sentado a mi lado.
Gasté la primera hora del viaje marcando puntos en el mapa. Empecé con los más obvios e indudables: Mi casa, el hospital, el lugar donde había cogido el tren y la ciudad donde me detuvieron en la comisaría. Los tres primeros estaban relativamente cerca, el último era el que estaba más alejado, sólo cerca del hospital, razón por la cual acabé allí.
Luego intenté indagar en mi memoria. La última noche en casa de Ángel leí artículos en Internet sobre mi padre y sobre mi. Conseguí acordarme, no de la comarca, si no de la dirección exacta que nombraron como lugar del asesinato.
Si yo me encontraba al sur, ese lugar estaba a unos cuatrocientos quilómetros al noreste de donde vivíamos.
A continuación traté de situar la población donde vivía Ángel... no fue tan fácil, porque ni siquiera sabía el nombre... Pero sabía el número de la carretera que llevaba allí y un monumento cercano, porque lo vi en los carteles de la salida del supermercado. Al localizar la carretera en el mapa, sólo tuve que ir en dirección contraria al mar, donde fuimos a buscar a Lèksey, para situar un círculo bastante amplio en el mapa. No podía especificaron más, pero al menos ya había localizado la zona a ciento cincuenta quilómetros mas o menos del motel donde asesinó a mi padre y a unos 80 kilómetros de la capital, que estaba más al norte.. Pude marcar también la ciudad donde encontramos a Isaac, a la misma distancia de los dos anteriores puntos. Me quedaba la costa, donde no podía identificar de ninguna forma donde vivía Lèksey, pero al menos sabía que era hacia el mar... Y después sólo me quedaron dos puntos.

La casa de donde escapamos, que no podía saber donde estaba, más que varios qtuilometros al oeste de los primeros puntos. A tan sólo 200 kilómetros de mi casa.

Y el último punto, aquel lugar donde estuve secuestrada. Estaba segura de que había leído el nombre en el periódico en la cafetería aquella mañana... Pero hacia tanto tiempo que ya no me acordaba. Mi cerebro funcionaba así, recordaba con gran exactitud cosas aleatorias, no podía elegir.

Así que no tenía ninguna referencia. Pero a juzgar por el tiempo que tardamos en llegar desde mi casa hasta ahí y desde ahí al motel... lo situaba en el punto más alejado de estos dos. A noroeste del país, cerca de la cordillera. Lo cual tenía sentido por la caída en el barranco.

Secuestrada (Indefensión Aprendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora