52-En el semáforo

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-No lo haré. No le traicionaré de esa forma -le dije con una confianza que desconocía que todavía tenía.

-No esperaba menos de ti... -me apuntó con la pistola.

Con la mano todavía en el bolsillo, apreté fuertemente el mapa, si no hacía nada él no tardaría en encontrarlo. Hacía unos minutos estaba dispuesta a arriesgarme a salir corriendo aunque pudiese dispararme a matar en el intento. Pero si ahora lo hacía, encontraría la forma de dar con Ángel y no podía permitírselo.

Aunque ¿porqué me importaba eso a mi? Al fin y al cabo, Ángel parecía considerarlo como una especie de amigo. Esos problemas deberían solucionarlos entre ellos. Además, Lèksey no había dicho en ningún momento que fuera a hacerle daño o algo así.

Pero igualmente no podía hacerlo, por principios. Si Lèksey averiguase dónde vivía o como se llamaba en realidad... Sentiría que habría traicionado a Ángel.

-Oye -dije sin dejar de mirar su pistola amenazadora- si me disparas tampoco podré decirte cómo encontrarlo.
Sonrió de forma siniestra.

-Entonces reconoces que lo sabes...
Alargó la mano hacia mi.

-Vamos, ven aquí. Hagamos un trato.

- ¿Un trato?

Noté algo duro y afilado en mi bolsillo, que había olvidado completamente que llevaba conmigo.

-Ayúdame a encontrarlo y me olvidaré de ti. Es más, fingiré que no te he visto, podrás irte y no te buscaré... -miró la hora en su reloj-. Aunque claro, hoy... Parece que tu vuelo ya se despegó.

Rodeé el bolígrafo con mis dedos. No era un arma exactamente pero... era puntiagudo.

-Está bien... te ayudaré.

Dí un paso hacia él sin levantar la vista del suelo. Tenía una sola oportunidad.

-Buena chica. Pero no estoy ciego, muéstrame que ocultas en tu bolsillo -dijo bajándo el arma y cogiéndome del otro brazo.

Saqué la mano temblorosa y le mostré el bolígrafo, ante lo cual él se rió por lo bajo, tal vez esperándose cualquier otra cosa.

Aproveché el momento y le atesté un golpe, sin detenerme a mirar dónde lo dirigía, pero poniéndole toda la fuerza que todavía me quedaba. Supe que había acertado porque sentí como se hundía y escuché el grito de Lèksey que a su vez aflojó mi brazo, soltó el arma y cayó al suelo.

No me detuve a comprobar qué había logrado ni esperé a que se levantase o hiciese cualquier otra cosa y salí corriendo de allí sin mirar atrás.

Intenté volver por el mismo camino que recordaba, no sabía si me estaba siguiendo pero no quería pararme a averiguarlo. Aunque bien podría estar desangrándose por allí...

Pero escuché pasos detrás de mi cuando ya estaba saliendo hacia el parking subterráneo y aumenté la velocidad. Hasta que choqué con alguien.

- ¿Dónde va usted tan rápido? ¿no ha visto el cartel de prohibido el paso?

Era un guardia de seguridad armado. Me eché hacía atrás instintivamente.

-Eso de tu mano es... ¿sangre?

No era mucha pero el hombre tenía muy buena vista. Aunque no la suficiente para darse cuenta de que llevaba un cinturón atandome las muñecas.

-... ¡Me están siguiendo!

- ¿Cómo?

Pareció ablandarse un poquito y yo empecé a retorcer las manos para deshacer los complicados nudos del cuero ayudándome de los dientes.

Secuestrada (Indefensión Aprendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora