5-El sótano

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Me dolía tanto el estómago que tenía ganas de vomitar, aunque no hubiese podido porque el motivo principal del dolor era que estaba vacío. Eso fue lo primero que noté al despertar, además de la debilidad. Era la siguiente fase del hambre, el dolor, la debilidad.

No pude abrir los ojos ni ver absolutamente nada, una tela me los cubría, igual que mi boca, a penas podía respirar por la nariz. Tenía las manos atadas por delante, podría haberme quitado las vendas que bloqueaban mi visión, pero no me pareció pertinente. Después de todo... allí debía haber algo que no debía ver.

Antes de intentar moverme, analicé la situación. Estaba claro que ya no me encontraba en el coche si no en un interior, en el suelo, notaba cemento duro debajo de mi, mucha humedad y frío, pero ninguna brisa. Desde luego, se trataba de un sótano.

Escuché pasos cerca de mi, había al menos dos personas más conmigo. Todavía no me había levantado, así que seguramente no sabían que estaba despierta y podía escucharles.

-Te has pasado -dijo una voz que no conocía-. Lleva así más de un día, si te la has cargado antes de tiempo no nos sirve de nada ¿te das cuenta?

-Ya te dije que se lo buscó solita -esa voz si que la reconocí, era el que me había secuestrado-. Y se le pasará, al fin y al cabo sólo eran un par de somníferos...

Escuché como ambos pasaban por mi lado y luego empezaron a alejarse, una puertas se abrió y sus pasos se detuvieron.

-A este paso morirá de inanición. Yo no quiero saber nada cuando venga el jefe a tasarla.

-Todavía falta tiempo hasta que llegue... A una mala llamamos al médico y que le inyecte epinefrina. ¿Funcionó una vez no?

-Era diferente. Y espero que no sea necesario. Cuantos más contratiempos peor para ti, Seth. En cualquier caso no te moverás de aquí hasta que se arregle, no pienso cargar con tus problemas.

¿Seth? ¿Ese era su nombre?

-No prometo nada. Tengo un encargo para esta noche...

Siguieron hablando, pero ya no pude distinguir nada más que ecos. Cerraron la puerta ¿pero giraron la llave? Si no lo habían hecho debían ser novatos, hasta yo, que era la víctima, sabía que no se podía dejar una puerta abierta así como así.

En cualquier caso... conseguí incorporarme medianamente y me quite la venda de los ojos, dejándola caer en el suelo. A la de la boca no fui capaz de deshacerle el nudo, pero la bajé y por fin pude respirar como era debido, a pesar de que el aire de ahí no era muy salubre, había moho en todas las paredes; el lugar quería caerse a trozos.

Mi primer intento de levantarme fue bastante penoso. Tenía el cuerpo agarrotado y a penas fuerzas. Pero conseguí hacerlo finalmente.

La habitación (sótano, o lo que fuera) estaba oscura, pero había unas pequeñas ventanas en la parte superior de una de las paredes. No lo intenté, pero deduje que quizás las podría alcanzar con las puntas de los dedos, estirándome mucho,  aunque no parecían poder abrirse. Entraba algo de luz anaranjada por los cristales traslúcidos y sucios de barro, debía estar anocheciendo...

Había otra puerta que daba a un pequeño baño, más limpio de lo que hubiera podido esperar, debía ser un lujo. Por otra parte, la única salida parecía ser la puerta por la que intuía que ellos se habían ido, probablemente daba a una escalera, aunque no me atreví a acercarme por si estaba realmente abierta.

Cruzando el sótano, observé unas cuántas estanterías de metal, tenían puertas correderas y parecían cerradas con llave, no podía saber que contenían, además estaban atornilladas al suelo así que no había manera de moverlas. Había varios pilares de cemento crudo distribuidos por la estancia, sin pintar ni rematar, rodeados de cuerdas y cadenas. Seguí su trayectoria con la mirada, hasta el techo. Había todo tipo de sogas y cadenas allí arriba, sujetas a vigas de
madera antiguas y que seguramente ya no servían de soporte para la construcción. Debieron dejarlas allí a propósito para las cuerdas. Aunque no lograba alcanzar ni una, no quería pensar para qué eran usadas realmente.

Estaba tan ensimismada observándolo todo, que no escuché cuando la puerta se abrió de nuevo. Me percaté de que no estaba sola cuando unas manos me rodearon por los hombros sin mucha presión. Estuve tentada de darme la vuelta y golpearle. Pero no me moví, porque tampoco tenía energía para hacerlo. Además, a penas duró unos segundos, solo volvió a tapar mis ojos con la tela y me soltó.

- ¿Pensando en colgarte?

Como era de esperar le reconocí la voz, era él, Seth.

-No es mi método favorito. Hay formas más fáciles e interesantes de hacerlo.

-Claro. Como dejarse secuestrar por un psicópata.

Al menos reconocía lo que era.

-Así que... Seth.

-Oh. ¿Nos escuchaste? Debí imaginarlo, pero no te emociones, ni siquiera se acerca a mi nombre real.

Me di la vuelta para ponerme frente a él, aunque no podía verle.

- ¡Geb! Puedes bajar... el problema ya está solucionado.

Escuché pasos en la escalera. Llevé las manos a la venda de mis ojos con la ingenua e insensata intención de ver a quién se acercaba. Pero Seth me lo impidió y luego me hizo regresar sobre mis pasos, al lugar dónde había despertado.

-Créeme. No le hará nada de gracia que le veas la cara. Te recomiendo que no hagas tonterías. Siéntate.

Decidí hacerle caso y me quedé quieta, esperando. De todas formas no tenía fuerzas para aguantar más de pie. Me preguntaba cuanto tiempo había pasado exactamente desde que me dormí.

- ¿Nuestra invitada despertó? -escuché decir a la misma voz que al principio.

Seth se agachó a mi lado y desató los nudos de la venda que yo antes no había conseguido quitarme del todo.

-Esta no vas a necesitarla más.

-Ah... ¿No necesitáis aseguraros de que estaré callada?

El segundo, Geb, río histéricamente. Su voz era la misma, estaba segura, pero tenía un tono completamente diferente, como si fuera otra persona.

-No importa. Porque por mucho que grites, por mucho que pidas ayuda... nadie te va a escuchar desde aquí abajo.

- ¿Y quién dijo que fuera a pedir ayuda?

-Qué atrevida... -comentó Geb regresando a su tono inicial.

-Te dije que era toda una rareza.

Hablaban entre ellos, pero yo sabía que si me daban algo de tiempo, sería él quien acabaría suplicando para que me callara. Cuando me lo proponía, podía ser muy pesada. Igual que había ocurrido en el coche.

Noté que se alejaban.

- ¿En serio? ¿Y ya está? ¿Os vais a ir los dos sin más?

-No me eches de menos tan deprisa. Estaré aquí antes de que te des cuenta -respondió Seth.

En esa ocasión sí que escuché el sonido de una llave al cerrarse la puerta detrás de ellos.

Seth dijo la verdad. No tardó demasiado en volver, sólo. Traía la cena junto a un periódico, que me entregó abierto por una página muy concreta. En una de las fotografías de la página, reconocí mi cara bajo un titular de búsqueda.

-Se han movilizado mucho más rápido de lo que imaginaba... Samantha -dijo Seth.

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(Esta es la fecha original en la que publico este capítulo)

08/10/18

Secuestrada (Indefensión Aprendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora