Desperté a causa de la luz del sol entrando por la ventana, cayendo justo sobre mis ojos. Era raro, juraría que había cerrado la cortina justo por eso, todas las noches lo hacía desde que estaba en esa casa...
Cuando abrí los ojos, observé el techo blanco sobre mi cabeza, el mismo de siempre, creía. Pero la lámpara del techo no era la misma... La cama no era tampoco la misma, era más espaciosa y la manta que se había enrollado de alguna forma extraña a mi cuerpo, tampoco.
Reconocía el lugar aunque sólo lo había visto desde el exterior. Era la habitación de Seth o de Ángel, como fuera que se llamase.
La puerta estaba abierta.
No recordaba cómo había llegado ahí. ¿Tanto se torció la cosa la noche anterior? No, eso no era posible.
Tenía algo en la boca, me di cuenta en cuanto intenté cerrarla, a penas podía moverla, llevaba una mordaza.
Recordaba perfectamente que había ido ido a dormir como habitualmente, al cuarto de Alizée. ¿Entonces cómo?Cuando traté de mover mi mano derecha para intentar quitarme la mordaza, noté que la tenía inmovilizada. Estaba atada con cuerda y numerosos nudos al cabecero de la cama. Al otro lado, la izquierda también estaba encadenada con unas esposas.
Empecé a gritar, tanto como podía con eso en la boca. Al mismo tiempo que tiraba con fuerza de ambas manos en un vano intento de liberarme. Ambas muñecas me dolían de hacer fuerza pero no me detuve. Miles de ideas descabelladas cruzaron mi mente, pero nada tenía sentido, no conseguía recordar nada.
-Lo siento.
Apareció tan rápido que ni siquiera le vi llegar. Estaba en la cama a mi lado derecho, abriendo las esposas con una llave.
-Lo siento. Lo siento -repetía.
¿Que lo sentía? En cuanto dejó libre mi primera mano, intenté pegarle, con todas mis fuerzas. Me esquivó varias veces hasta que logró inmovilizarla nuevo con la suya, pero conseguí arañarle la cara.
¿Había sido él? Por supuesto... sólo estábamos nosotros dos. Y si yo no recordaba nada...-Deja de moverte, vas a hacerte daño -hablaba calmado, como si aquello no fuera gran cosa.
Se puso encima mía para impedir que me moviera mientras quitaba la mordaza de mi boca y deshacía los nudos de la otra mano.
- ¡Suéltame! -le grité en cuánto pude.
-Calmate, de verdad, por tu bien...
-Quítate de encima. ¡Apártate ya!
-Vale... Vale. Pero tranquilízate.
Mientras deshacía el último nudo, se hizo a un lado.
-No te levantes... -Me advirtió.
Obviamente no le hice caso, de hecho me deslicé fuera de la cama y me puse en pie antes de que tuviese tiempo de terminar su frase.
Pero en cuánto todo el peso de mi cuerpo se apoyó sobre mi pie, me tambaleé y caí.
-Te lo dije...
Lo que me faltaba por oír. Retrocedí arrastrándome hasta dar con la pared a mis espaldas, mientras intentaba averiguar qué me había hecho caer.
En el lugar donde había una antigua herida en el pie, tenía un vendaje reciente. La retiré con cuidado descubriendo una herida todavía peor. No tenía sentido, estaba curada y por la noche... ¿Qué había pasado por la noche? Mi cabeza empezaba a darme vueltas... ya no comprendía mis propios pensamientos entre todo el caos.- ¿Qué significa todo esto?
-Deja de hablar...
Llevé una mano a mi boca al sentir un intenso dolor arrastrando las letras. Sangre, de nuevo. Todo era igual al día que le quité la máscara a Geb, tal vez aún peor.
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Secuestrada (Indefensión Aprendida)
Misterio / Suspenso"Todas las decisiones que has tomado a lo largo de tu vida, te han traído hasta aquí. ¿No te arrepientes de nada? " "Realmente... me da igual". Una chica es asaltada y a pesar de sus conocimientos de defensa personal, decide ignorar el instinto de s...