Uno de los nuevos pasatiempos que Roger había adquirido con el paso de los días era observar a Brian tocar la guitarra. Podía pasar horas sentado frente a él, embelesado por el recorrido de los delgados dedos a través de los trastes, y jamás demostraría alguna señal de cansancio o aburrimiento. En su opinión, Brian era un artista, y cualquier individuo que pudiera presenciar uno de sus ensayos, debía considerarse totalmente afortunado.
Por su parte, Brian estaba más que contento de tener a Roger como público, pues gracias a su compañía, lograba olvidarse de lo que había sucedido con Freddie y John. Sin embargo, cuando la noche llegaba y se quedaba a solas en su habitación, no podía evitar soltar un profundo suspiro lleno de nostalgia. Extrañaba el ambiente del bar y los ensayos después de clases, pero sobre todo, extrañaba los rostros sonrientes de sus amigos al estar creando toda esa magia. Sin ellos se sentía perdido, pero estaba consciente de que su comportamiento no había sido del todo correcto y que había sido necesario poner un alto a toda esa situación si quería mantener a Roger a salvo.
«Lo mejor es intentar seguir adelante», se decía una y otra vez cada noche, a la hora de intentar conciliar el sueño. «Mañana las cosas mejorarán».
Pero era mejor no hacerse falsas esperanzas.
Aquella mañana, las cosas transcurrieron con total normalidad para ambos muchachos. Despertaron, desayunaron un par de tostadas con café y cada uno se dispuso a realizar distintas tareas en la casa. Roger insistía en ayudar en casi todo a pesar de las protestas de Brian, pero era tan necio que no aceptaba un no por respuesta.
Finalmente por la tarde, como ya era costumbre, Brian se encontraba en su estudio escribiendo una nueva canción. Inspiración no le faltaba, pues teniendo a Roger las 24 horas en la misma casa, era suficiente para poder escribir una hermosa canción de amor, pero las cosas fueron mucho más fáciles cuando el rubio se adentró a la habitación y tomó asiento en un pequeño taburete frente a él.
—Hola —saludó Brian con voz suave, sin dejar de escribir en un pedazo de papel—. ¿Todo bien?
—Sí —respondió Roger, mirándolo con curiosidad—. ¿Qué haces?
—Escribo una nueva canción.
—Genial —Roger se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja y se mordió el labio inferior. Brian, sin despegar la vista del papel, adivinó lo que el otro muchacho deseaba preguntar.
—¿Quieres escucharla?
—Por supuesto —se apresuró a responder Roger y Brian rio bajito.
—Bien, aguarda un momento.
Brian se levantó de su escritorio y estiró la mano para tomar su Red Special, sin embargo, cuando metió las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y no encontró su plumilla, se levantó y comenzó a buscarla por todos lados.
—¿Brian? —Roger frunció el ceño—. ¿Qué pasa?
—Mi plumilla... no está.
—Debe estar por aquí, no te preocupes —Roger se levantó y también comenzó a buscar, pero lamentablemente no la hallaron por ningún lado.
—No puede ser, te juro que siempre la guardo en mis bolsillos —se quejó Brian visiblemente frustrado.
—¿Y no tienes otra?
—No... era la última que me quedaba —Brian se sentó nuevamente frente a su escritorio y suspiró—. Y para variar, la tienda de música no abrirá hasta dentro de dos días.
Roger bajó la mirada y metió las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, pensando en algo que pudiera animar a su compañero, pero cuando sus dedos sintieron algo frío en su bolsillo derecho, sonrió.

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Sirio [Maylor]
Fanfiction"Sirio es la estrella más grande y brillante del universo, ¿lo sabías?" Brian es universitario. Roger se busca la vida en las calles. No se conocen, pero la vida de ambos cambia para siempre gracias a una visita a Witchapel Road. [Maylor]. AU. Publ...