John salió de la cocina con una taza de té en mano y esquivó a un par de oficiales que conversaban a mitad del pasillo hasta llegar a la sala de estar. Allí, sentado en uno de los sofás, se encontraba Brian más pálido que de costumbre.—Deberías dormir un poco —dijo John preocupado, al tiempo que le tendía la taza humeante—. Está caliente, te caerá bien.
—Gracias, Deacy, pero no tengo ganas.
—Llevas más de veinticuatro horas sin comer y sin dormir... al menos bebe esto.
—Dije que no, gracias.
John bajó la mirada y asintió, dejando la taza sobre la mesa de centro.
—La dejaré aquí por si cambias de opinión.
—Bien.
Brian permaneció sentado en silencio con la mirada perdida, y John, incómodo por la situación, no le quedó de otra más que tomar asiento a su lado.
El reloj marcó las once de la noche y los muchachos permanecieron inmóviles, sin saber exactamente qué hacer. Había pasado ya un día entero desde la desaparición de Roger y lamentablemente aún no habían noticias de su paradero. No había sido nada fácil convencer a la policía de que tomara el caso, pues cuando Deacy los llamó la noche anterior, le habían explicado que no podían hacer nada por el chico hasta que hubieran pasado 72 horas desde su desaparición. Sin embargo, ninguno de ellos esperaba que Brian le arrebatara el teléfono a John y les gritara que de verdad era una emergencia, que la vida de Roger estaba en peligro y que se arrepentirían por haberlo ignorado.
Quizás fue el tono autoritario o los sollozos desesperados por parte del más alto que, tan sólo diez minutos después, una patrulla llegó a la casa y comenzó a tomar nota de los hechos.
Brian no tuvo miedo de contar la verdad a pesar de que la noche anterior le había dicho a John que no podía hablar de la vida de Roger sin su consentimiento. En esos momentos la vida del chico estaba en peligro, y si no hablaba con claridad, la policía no podría ayudarlos. John no dijo nada al respecto. Simplemente permaneció a su lado para brindarle su apoyo, apretándole el hombro de vez en cuando para que no rompiera en llanto.
—A veces siento que nada de esto es real.
John miró desconcertado a Brian, pues había comenzado a pensar que permanecerían en silencio durante toda la noche.
—¿A qué te refieres?
—A Roger —Brian recargó ambos codos sobre sus rodillas y acunó su rostro en las palmas de sus manos—. A veces despierto y tengo miedo de descubrir que todo ha sido un sueño. Temo levantarme de la cama, bajar las escaleras y no verlo en la cocina esperándome para que desayunemos juntos. Temo que al momento de tocar una nueva una canción no esté sentado frente a mí con una enorme sonrisa, expresando lo mucho que le ha gustado a pesar de que sea una porquería. Temo no volver a escuchar más susurros avergonzados al decirle un cumplido ni tampoco admirar sus adorables sonrojos al tomarlo de la mano. Temo no volver a sumergirme en el hermoso mar de sus ojos y, en cambio, perderme en el abismo de mi propia soledad —Brian pausó un momento, pues parecía que se estaba asfixiando—. ¿Pero sabes que es lo que más temo, Deacy? Que el tiempo se haya terminado y que la oportunidad de tener un futuro a su lado ya no exista.
John jamás lo había visto hablar de esa manera. A pesar de que la mayoría de las veces era una persona distraída y torpe, no era complicado percatarse del dolor y la tragedia por la que su amigo estaba pasando. Sus ojos lucían apagados y constantemente tenía la mirada perdida, algo muy inusual en él.
—Brian, yo...
—No necesitas decir nada, Deacy —lo interrumpió Brian, sabiendo lo incómodo que John se ponía en esas situaciones—. Que estés aquí conmigo es más que suficiente. Gracias, amigo.
John sonrió de lado y se limitó a abrazarlo por los hombros.
Nuevamente permanecieron en silencio, admirando el muro que tenían enfrente. El tiempo parecía transcurrir sin prisa, haciendo la espera más agobiante, y de no haber sido por el oficial que se paró frente a ellos para llamar su atención, seguramente se hubieran quedado en esa posición durante toda la noche.
—Chicos, tenemos información reciente.
Ambos se levantaron de golpe y miraron ansiosos al oficial, sin embargo, Brian estaba tan nervioso que le fue imposible formular palabra alguna, así que John habló por él.
—¿De qué se trata? ¿Tienen una pista de dónde podría estar Roger?
—No —tanto Brian como John suspiraron con pesar, mientras que el oficial continuó hablando—. Pero esta mañana la estación de policía recibió una llamada con una situación similar.
Hubo un silencio incómodo, por lo que John se vio en la necesidad de volver a hablar.
—¿Y bien?
—Bueno, noso–
—Con todo respeto, oficial —Brian lo interrumpió, tratando de controlarse—. ¿Eso qué tiene que ver con Roger? Le pedimos investigar su desaparición, no la de otro sujeto, así que no me interesa lo que tenga que decir al respecto.
—Brian... —John lo reprendió, no obstante, el oficial pareció no darle importancia al comentario.
—Debería interesarle —dijo, al tiempo que sacaba una libreta para leer la información que le habían proporcionado—. Este chico desapareció la misma noche que Roger, en un lapso de las seis de la tarde a las nueve de la noche, o al menos eso es lo que notificaron sus padres.
—¿Y?
—Y —el oficial miró de reojo a Brian—. También tiene su residencia a un par de cuadras de aquí.
John frunció el ceño. Él era muy tímido y pocas veces hablaba con la gente del vecindario, pero gracias a sus padres —quienes eran todo lo contrario a él—, conocía la mayoría de los nombres de los vecinos.
—Oficial... ¿Le proporcionaron el nombre del chico? —preguntó, ignorando el resoplido de Brian.
—Sí, su nombre es Farrokh Bulsera... no, Bulsara. Farrokh Bulsara —dijo el oficial, trabándose un poco al pronunciarlo—. Pero es más conocido como Fre–
—Freddie... Freddie Mercury.
El oficial miró sorprendido a Brian.
—Sí, así es. ¿Lo conoce?
Brian sintió como si un balde de agua helada le hubiera caído encima.
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Disculpen si fue un poco corto, pero sentí que este capítulo quedaba bien así. Sin embargo les prometo hacer el próximo capítulo más largo jsjs
Muchas gracias por leer y por sus comentarios, los quiero <3
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Sirio [Maylor]
Fanfiction"Sirio es la estrella más grande y brillante del universo, ¿lo sabías?" Brian es universitario. Roger se busca la vida en las calles. No se conocen, pero la vida de ambos cambia para siempre gracias a una visita a Witchapel Road. [Maylor]. AU. Publ...