Capítulo 10

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Juan

Sabía que tomar muchos trabajos iba a ser complejo, pero nunca pensé que iba a estar tan cansado. Hace días que apenas duermo, me la paso viajando a Mendoza, donde ahí tengo varios proyectos. Mientras que Franco se queda aquí en Buenos Aires y se encarga de los proyectos de Baires. 

El estudiante que está como pasante, nos ayuda un montón. La verdad que es una excelente Universidad, estos chicos están a la altura de las circunstancias. 

Desearía que fuera Alicia la pasante y así la puedo ver todos los días, saludarla y porque no tomar un café. Aunque pensándolo bien, no podría trabajar, me distraería muchísimo. 

-Juan, debemos regresar -un socio de Mendoza llama mi atención. Me había quedado tildado observando por la ventana. 

-Lo siento, estoy limado -ríe ante mi comentario y me levanto de la mesa. 

-Fue un placer hacer negocios con ustedes, muchas gracias por su hospitalidad. 

-El placer fue nuestro, esta semana arrancamos con el proyecto y dentro de un mes, regresaré para la inauguración. 

-No vemos la hora de que ese día llegue -le sonrío a todos, tomo mi computadora y salgo de la cafetería del hotel. 

Voy directo a  mi habitación, dentro de una hora sale el avión. Debo apurarme o perderé el vuelo y Franco me comento que tenemos una cena muy importante. No me quiso dar detalles por teléfono. Apenas traje un bolso con algunas mudas, hace tres noches que estoy aquí. Mi sobrino no paro de llamarme y recordarme que el fin de semana vamos a ir al cine.

Con mi bolso en mano salgo de la habitación, hago todos los tramites pertinentes para salir del hotel y me tomo un Taxi para el Aeropuerto. En teoría llegaré a las 19: 30 a Buenos Aires y Franco me pasará a buscar y vamos directo a la cena misteriosa. 

Durante le vuelo me permití dormir las pocas horas y poder estar un poco más descansado. Como es costumbres en el aterrizaje aplaudimos al piloto y comenzamos a bajar del avión. Las azafatas haciendo su trabajo, indicando todo y poco a poco fuimos saliendo por la famosa manga. 

Una vez en el aeropuerto, me empiezan a llegar los mensajes y llamadas, voy contestando algunos mientras me encamino hacia el estacionamiento, donde Franco me está esperando. 

-Bienvenida princesa -Franco llama mi atención, el muy atrevido vino con un megáfono y está diciendo todo con el maldito aparato. ¿Acaso no tiene algo más importante que hacer?

-¿En serio? -le pregunto cuando estoy cerca. 

-Si cariño -vuelve a decirlo por el megáfono ese horrible. Voy directo del lado del copiloto y me siento en mi asiento, termino de contestarle a mi hermana.

-¿No te gusto mi bienvenida? -este quiere cobrar. 

-Sos un idiota.

-Me amas. 

-¿A dónde es la cena?

-En la casa de uno de los socios. 

-¿Germán? -no se me ocurre que otro socio. 

-Tibio.

-Debería ir a cambiarme a casa -comento observando mi atuendo. Llevo un jean oscuro, con unos borcegos y una camisa blanca. Mangas arremangadas como siempre y mi cabello se encuentra bastante despeinado 

-Estas perfecto, no es cena de negocios. Simplemente nos invitaron a cenar.

-¿No me vas a decir? -sueno un poco más irritado. 

PERDURARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora