Juan
Me encuentro en mi oficina, tipiando un proyecto. Cuando mi teléfono comienza a sonar, con solo presionar un botón ya me estoy comunicando con Sabrina, mi secretaria.
-Juan, llegaron los obreros -simplemente le digo que pasen y cierro por un momento mi computadora.
Estiro mis brazos y espero que ingresen pacientemente.
-Buenos días señor -mis muchachos ingresan en fila.
-Buenos días -les pido que se acerquen. Cada uno toma asiento en las sillas y otros quedan parados.
-Terminamos de hacer lo que nos pidió.
-Perfecto, esta tarde iré a observar y ya damos por finalizado el piso. Quiero que arreglen el tema de los honorarios con mi secretaria, a más tardar mañana se les estará depositando los extras.
-Muchas gracias Don Juan.
-Un placer trabajar con ustedes, tenemos muchos proyectos a futuro y solo confió en su equipo.
-Nunca fallamos, ya son años de trabajo -sonrío ante su respuesta y es cierto hace más de seis años que trabajo con estos muchachos y son de mi alta confianza.
Pueden tomarse el resto de la tarde, el almuerzo queda a mi cuenta y mañana quiero que vayan a la fundación y continúen allí.
Todos me agradecen y se marchan de mi oficina. Vuelvo a terminar de tipear el proyecto, pero cierta personita no me deja concentrarme de lleno.
Alicia, la única que ronda en mis pensamientos hace más de tres semanas. Una risa se me escapa cuando recuerdo nuestro encuentro de aquella noche en su cocina.
Pensaba que era un hombre casado y con hijo, menos mal que ambos pudimos aclarar nuestros tantos. Ha pasado una semana de aquel encuentro y aún no pude invitarla a ese café estoy con demasiado trabajo y se que ella también está complicada con sus entregas en la facultad y pasantías.
Pero tampoco quiero dejarlo pasar tanto, tengo muchas ganas de tomar ese café. Así que esta misma tarde, luego de revisar el proyecto iré a su lugar de trabajo y la invitaré.
-Mi querido príncipe -ruedo los ojos de solo escuchar su voz.
-¿En serio Franco? -ríe ante mi comentario.
-¿A que viene esa sonrisa de idiota en tu rostro? -levanto mi vista.
-A tu comentario idiota.
-Se que no es así, pero te lo voy a dejar pasar, así me lo contas mientras vamos al departamento.
Miro la hora en mi computador y mierda que s eme pasó el tiempo.
Tomo mis cosas pertinentes, no creo volver a la oficina. Guardo la computadora en mi mochila, tomo mi celular y me voy.
-Hasta mañana Sabrina -le digo cuando salgo.
-Hasta mañana -Franco le responde cortante, al parecer mi amigo está cambiando ciertas actitudes y me agrada. Ojala se le pase el capricho de tener a Sabrina y podamos contratar a una secretaria o secretario como la gente.
-Vamos en tu camioneta, no tengo ganas de manejar -pensaba ir en mi camioneta, así que no cambia mucho.
-Luego no regreso aquí -le informo.
-¿A dónde te vas? -comienza a mover sus cejas.
-Tengo un asunto pendiente -comienzo a manejar por las calles de Buenos Aires.

ESTÁS LEYENDO
PERDURAR
Romantik¿Cuánto puede perpetuarse una persona en tu corazón? Esta es la historia de Juan y Alicia. Solo basto un saludo, para adentrarse en un mundo lleno de sensaciones y emociones nunca antes sentidas por ninguno. Ni Juan, ni Alicia pudieron borrarse de...