Capítulo 23

98 7 0
                                    

Alicia

Los días van pasando y la relación que estamos formando con Juan está de viento en popa. Me cuida, me quiere, tiene detalles muy tiernos y significativos. No hay día que no me diga Buenos días y Buenas noches, me desea que tenga un hermoso día y me recuerda cuanto me extraña. 

Con el pasar de los días, cada vez me cuesta más ocultar nuestra relación, sobre todo cuando viene por trabajo al estudio de mi jefe o cuando me lo encuentro sentado en el sillón de casa tomando algo con mis padres. 

La conciencia me está carcomiendo todas las noches, quiero contárselos a mis hermanos, pero no se como se lo van a tomar. Se que la diferencia de edad, para el resto puede ser algo muy importante, pero lo cierto es que para nosotros no es un problema o eso creemos. 

Hasta ahora nunca tuvimos ningún problema con eso, quizás algún tema de pequeños celos, pero eso asumo que se va a solucionar con el pasar de los días y la confianza que se va adquiriendo. 

Admito que soy una persona un poco celosa o eso estoy descubriendo con Juan, al no tener relaciones estables, este asunto de los celos es un terreno nuevo para mi. Me estoy descubriendo en esta nueva faceta y no me agrada mucho, ya que no quiero ser esa clase de personas que intentan apartar a su parejo por celos. Pero la secretaria de Juan no me ayuda con este asunto, y mucho menos su vecina. 

Juan intentan tranquilizarme y decirme que no sucede nada, pero mierda que me pone un poco loca. Todo esto sucede en mi interno y simplemente mi semblante cambia y me quedo seria, hasta que se me pasa. Pero ya Juan me va conociendo y sabe por donde voy. 

Esta tarde quedé en juntarme con mi cuñada, Sofía. Ella esta muy emocionada por nuestro encuentro, Mateo se va a quedar con Juan y luego iremos todos a cenar. Pero antes de eso, debo completar algunos trabajos para Germán. 

-Bienvenido señor Bustamante -saludo a mi padre mientras sale del ascensor. Lleva como siempre su portafolio que le regalamos con mi madre para un cumpleaños. 

-Buenos días señorita Bustamante -me regala esa sonrisa, que de niña me llenaban de amor.

-¿Puedo ofrecerle algo? -mantengo mi postura de pasante. 

-Podría ser un beso y abrazo de mi hija -me levanto de mi asiento y voy hacia sus brazos. 

-Hola papá -saludo en su oído. 

-Hola princesa -mi padre es un hombre bastante alto para su edad, su cuerpo sigue igual que siempre su espalda ancha y brazos trabajos. Mi padre es un aficionado de los deportes, le encanta correr, hacer esas carreras de un montón de kilómetros. 

-¿A qué se debe esta sonrisa que llevas hace ya unos cuantos días atrás? -mi sonrisa se ensancha a más no poder. 

-La vida se está encaminando padre, todo está volviendo a ser lo que era.

-Claro que si princesa y me gustaría que tengamos un día para nosotros -sus palabras me emocionan.

-Me encantaría, luego pido con tu secretaria tu agenda -le pincho el estomago. 

-Tu jamás le pedirás el turno a mi secretaria, para ti siempre estoy -besa mi frente. 

-Lamento interrumpir este momento tan tierno, pero mi novia me espera dentro de una hora, así que amigo mio agradecería que traigas tu culo aquí -como siempre Germán tan... Germán. 

-Tu y tu novia -mi padre se queja, me da un ultimo beso y se retira con su maletín. 

Vuelvo a mi asiento y sigo tipiando algunos documentos y ordenando algunos papeles. Florencia está visitando a uno de los socios de Germán, es por eso que me encuentro aquí sola. 

PERDURARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora