Alicia
Los días van pasando y la relación que estamos formando con Juan está de viento en popa. Me cuida, me quiere, tiene detalles muy tiernos y significativos. No hay día que no me diga Buenos días y Buenas noches, me desea que tenga un hermoso día y me recuerda cuanto me extraña.
Con el pasar de los días, cada vez me cuesta más ocultar nuestra relación, sobre todo cuando viene por trabajo al estudio de mi jefe o cuando me lo encuentro sentado en el sillón de casa tomando algo con mis padres.
La conciencia me está carcomiendo todas las noches, quiero contárselos a mis hermanos, pero no se como se lo van a tomar. Se que la diferencia de edad, para el resto puede ser algo muy importante, pero lo cierto es que para nosotros no es un problema o eso creemos.
Hasta ahora nunca tuvimos ningún problema con eso, quizás algún tema de pequeños celos, pero eso asumo que se va a solucionar con el pasar de los días y la confianza que se va adquiriendo.
Admito que soy una persona un poco celosa o eso estoy descubriendo con Juan, al no tener relaciones estables, este asunto de los celos es un terreno nuevo para mi. Me estoy descubriendo en esta nueva faceta y no me agrada mucho, ya que no quiero ser esa clase de personas que intentan apartar a su parejo por celos. Pero la secretaria de Juan no me ayuda con este asunto, y mucho menos su vecina.
Juan intentan tranquilizarme y decirme que no sucede nada, pero mierda que me pone un poco loca. Todo esto sucede en mi interno y simplemente mi semblante cambia y me quedo seria, hasta que se me pasa. Pero ya Juan me va conociendo y sabe por donde voy.
Esta tarde quedé en juntarme con mi cuñada, Sofía. Ella esta muy emocionada por nuestro encuentro, Mateo se va a quedar con Juan y luego iremos todos a cenar. Pero antes de eso, debo completar algunos trabajos para Germán.
-Bienvenido señor Bustamante -saludo a mi padre mientras sale del ascensor. Lleva como siempre su portafolio que le regalamos con mi madre para un cumpleaños.
-Buenos días señorita Bustamante -me regala esa sonrisa, que de niña me llenaban de amor.
-¿Puedo ofrecerle algo? -mantengo mi postura de pasante.
-Podría ser un beso y abrazo de mi hija -me levanto de mi asiento y voy hacia sus brazos.
-Hola papá -saludo en su oído.
-Hola princesa -mi padre es un hombre bastante alto para su edad, su cuerpo sigue igual que siempre su espalda ancha y brazos trabajos. Mi padre es un aficionado de los deportes, le encanta correr, hacer esas carreras de un montón de kilómetros.
-¿A qué se debe esta sonrisa que llevas hace ya unos cuantos días atrás? -mi sonrisa se ensancha a más no poder.
-La vida se está encaminando padre, todo está volviendo a ser lo que era.
-Claro que si princesa y me gustaría que tengamos un día para nosotros -sus palabras me emocionan.
-Me encantaría, luego pido con tu secretaria tu agenda -le pincho el estomago.
-Tu jamás le pedirás el turno a mi secretaria, para ti siempre estoy -besa mi frente.
-Lamento interrumpir este momento tan tierno, pero mi novia me espera dentro de una hora, así que amigo mio agradecería que traigas tu culo aquí -como siempre Germán tan... Germán.
-Tu y tu novia -mi padre se queja, me da un ultimo beso y se retira con su maletín.
Vuelvo a mi asiento y sigo tipiando algunos documentos y ordenando algunos papeles. Florencia está visitando a uno de los socios de Germán, es por eso que me encuentro aquí sola.
ESTÁS LEYENDO
PERDURAR
Storie d'amore¿Cuánto puede perpetuarse una persona en tu corazón? Esta es la historia de Juan y Alicia. Solo basto un saludo, para adentrarse en un mundo lleno de sensaciones y emociones nunca antes sentidas por ninguno. Ni Juan, ni Alicia pudieron borrarse de...