Juan
Cuando recibí su mensaje, diciéndome que ya estaba en camino. Estaba muy feliz, tengo muchas ganas de volver a verla. Parezco un adolescente en sus primeras salidas, pero mierda que me siento así con ella.
Hace muchos años que no me encontraba en este lugar, con mis anteriores parejas era todo bastante monotomo. No estaban estas sensaciones previas o estas ganas intensas de verla. Tampoco es que no sentía nada, simplemente no eran tan intensas mis emociones.
Le dije que estacione su coche en el garage de mi edifico, así que tomo mis llaves y celular y voy directo al estacionamiento. Espero mientras tanto, contestándole a mi hermana sus millones de mensajes. Esa pequeña si que es intensa con su celular y sus mensajes eternos.
La puerta del garage comienza a anunciar la llegada de un auto y ahí aparece la chica que se está llevando todos mis pensamientos. En su auto pequeño, sus ojos me encuentran en segundos y me sonríe, mierda.
Señalo en lugar vació que se encuentra al lado de mi camioneta. Ella como si nada y de forma muy confiada estaciona al lado del mío y me sorprende lo bien que estaciona. En dos maniobras y perfecto.
Cuando se baja no puedo aguantar las ganas que tengo de darle un beso, pero aún no hemos llegado a ese momento. Así que me conformo con nuestros choques de mejillas. No puedo evitar observarla, lleva un conjunto deportivo negro muy canchero y su cabello perfectamente ondulado atado en un rodete. No tienen ni una pizca de maquillaje y lleva sus anteojos negros.
No se cuanto tiempo más me aguante esta situación de nos estamos conociendo, solo somos amigos. Deseo probar sus carnosos labios, deseo probar sus caricias, deseo malditamente tocarla, acariciar cada parte de su cuerpo.
El viaje en el ascensor se está volviendo bastante intenso y lamento pero no pude controlar, estuve muy cerca de robarle un beso. Pero me contuve, ella se sorprendió de verme con anteojos.
Mi vista se vio bastante perjudica por el uso excesivo de la computadora y de pantallas electrónicas. Tengo miopía, en el día a día suelo usar lentes de contacto, pero cuando estoy en mi casa uso estos anteojos de descanso.
Alicia observa cada parte de mi departamento, mi estilo es minimalista. Hace cinco años que ya vivo aquí, fue uno de mis primeros trabajos y quede muy satisfecho del resultado. De la decoración se encargo un gran amigo, que en conjunto hicimos este trabajo. Fui muy claro con el estilo del edificio y lo supo captar.
Me sorprende ver el recipiente que deja Alicia sobre la mesada, de verdad que hizo la sopa. Pensé que simplemente lo dijo, pero aquí está ella. Observo cada parte, desde su cabello hasta sus zapatillas blancas. ¿Acaso una persona puede verse tan hermosa con un conjunto negro deportivo?
-Si me vas a mirar así durante toda la noche, va a ser incomodo -dice ella mientras acomoda su cabello en una colita.
-¿Cómo te estoy mirando? -pregunto con una sonrisa estampada en mi rostro, las ganas que tengo de besar esa boca son inmensas y ella no ayuda mordiéndose el maldito labio inferior.
-Cómo si te fuera a abalanzar sobre mi en cualquier momento -y mierda que quiero hacerlo.
-¿Y qué sucedería si lo hago? -ya que estamos jugando, pongo todas mis cartas sobre la mesa.
-Quizás podrías intentarlo y ver que sucede -comenta ella, mientras que se sienta sobre un taburete justo en la barra.
Con pasos lentos pero decididos me acerco a ella, simplemente la observo. Coloco mis manos a cada lado de su cuerpo, siento como toma una respiración profunda. Nuestros rostros quedan a centímetros, mi cuerpo está entremedio de sus fuertes piernas.

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PERDURAR
Romansa¿Cuánto puede perpetuarse una persona en tu corazón? Esta es la historia de Juan y Alicia. Solo basto un saludo, para adentrarse en un mundo lleno de sensaciones y emociones nunca antes sentidas por ninguno. Ni Juan, ni Alicia pudieron borrarse de...