Capítulo 27

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Alicia

Y como si todo durara un suspiro, el año está llegando a su fin. La facultad, literalmente me consumió, lo único que estuve haciendo fue sostener mis notas y rendir todos los exámenes, entregar proyectos y cumplir con mis pasantías. En cuanto a mi familia, ellos siempre me apoyan y están al pie del cañón. Con Julio es otro tema, aún no me hablo, ni tengo ganas de hacerlo. Me demostró que es un niño y no tengo ganas de soportar ningún comentario de su parte. Estoy muy decepcionada. 

Me encuentro en un gran divague emocional, no se que hacer. Aunque ya contesta la carta de solicitud, estoy aterrorizada. Jamás creí que se iba a cumplir, jamás imagine esta situación, es un sueño para mi. Siempre quise esto y ahora esta a unos días de cumplirse. 

Pero otra parte de mi está angustiada, estoy siendo una pésima novia. No tengo tiempo de verlo, de llamarlo, si quiera de contestar sus mensajes. El me está dando espacio, diciéndome que no le importa estar así, que me ama. Pero no es justo, el merece toda la atención. Después de todo lo que hizo por mi, lo minino que puedo hacer es darle amor, ser atenta. 

Es por eso que esta tarde, me tome un tiempo para mi. Pude adelantar algunas entregas, y estudiar arduamente durante los días previos. Germán me dio la tarde libre, no lo pensé ni dos minutos. Tome mi auto y me fui directo para el estudio de Juan. Anoche puede hablar un poco, ambos estábamos cansados. Pero siempre están sus mensajes en mi teléfono, siempre me envía los buenos días y buenas noches. 

El tránsito está a mi favor, llego en menos de lo que pensaba a mi destino. Estaciono mi auto, en el lugar de siempre. Se que Juan estaba con reuniones, pero quizas puedo darle un furtivo beso y dejarlo trabajar tranquilo. 

Como siempre todos los empleados me saludan, todos saben quien soy para Juan y quien soy en el ambiente de la arquitectura y negocios, mi padre tiene un gran nombre y bueno, esta es una de las consecuencias. Me hace sentir bastante incomoda, ya que me gusta pasar más desapercibida. 

Como siempre, la secretaria de los chicos me mira con recelo. Se que me odia, pero yo no le hice nada. Su pequeño vestido se amolda perfectamente a su cuerpo delgado, apuesto lo que sea por afirmar que su pecho está operado, al igual que sus labios. Siendo una chica tan joven, con tantas cosas artificiales en su cuerpo. 

Franco está de novio con Florencia, Juan está conmigo, ¿Qué hace ella aquí? 

Supuestamente la contrato Franco, en aquellos tiempos de su pasado... no estaría encontrando la palabra adecuada. Fiestero, por decirlo de alguna forma. No juzgo a nadie, cada uno vive la vida a su manera. Franco era un chico que salia de boliche en boliche, es claro que cuando ellos estaban buscando una secretaria y Franco se encargo de la admisión, acepto sin pensarlo a Sabrina. 

-Buenos días señorita Alicia -casi que escupe las palabras, simplemente intento sonreír. 

-Buenos días, ¿Está Juan? -señalo a su despacho, ella asiente. Y simplemente me indica con la cabeza que pase, cosa que me llama la atención. Ya que ella siempre me deja sentada esperando a que Juan responda el teléfono y me de el ingreso. 

Juan se canso de decirme que no debo hacer eso, pero es su trabajo y no me gustaría entrar y que él este en una reunión y yo interrumpir. 

Con mi cartera al hombro, recorro el pequeño hall y abro lentamente la puerta. Se escucha una risa, pero no es la de mi novio. Es de una chica, cosa que me pone alerta. Cuando la puerta está abierta, me encuentro a una chica con un pantalón y una blusa, por así decirlo. Sus pechos expuesto a más no poder.

 ¿Quién es ella? 

Pero lo que me rompe el corazón, es ver como ella le da masajes a él. A mi novio, mi Juan, mi osito. Juan está de espaldas a mi, al parecer ninguno se percata de mi presencia. Mi alma no puede creer lo que está viendo, no puedo creerlo. Simplemente no lo entiendo, ¿Mi Juan está haciendo esto?. 

PERDURARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora