Juan
-Alicia debemos decirles a tus hermanos y a tu familia sobre lo nuestro -le comento mientras la observo serio mientras cenamos, en mi casa. Pasamos un fin de semana esplendido, con mi sobrino, nosotros solos viendo peliculas, hablando.
-Lo sé Juan, pero estoy aterrorizada -confiesa ella, deja el plato a un lado y mira hacia el suelo. Me levanto de mi asiento y me coloco a su altura. Con mi mano elevo su menton y ahí estan sus preciosos ojos vidriosos.
-Estoy a tu lado, no tenes que asustarte de nada.
-Eso es lo que me preocupa, que ellos te van a ver como un hombre mayor que está con una chica de veinte años y no quiero separarme de ti.
-Cariño, aquí nadie se va a separar. Se que tenemos una gran diferencia de edad, pero nos amamos y soy capaz de cualquier cosa por ti. Esta no es una relación con intensiones malas, al contrario, solo hay amor.
-Lo se Juan -rompe en llanto, le pido que se levante y tomo su lugar en la silla. Ella se sienta sobre mi regazo.
-Si aún no estas preparada vamos a esperar, pero ya han pasado unos meses Ali y no quiero que sea demasiado tarde.
-Es que tenes razón, pero me muero si mis hermanos no te hablan más o peor aún mi padre se enoja y te quita de la sociedades.
Sinceramente eso no lo pensé, pero no me importa perder las sociedades, no me importa el dinero. Lamentaría perder la perdida de mis amigos, pero lo que siento por ella es mucho más fuerte. Siento que después de ella, ya no hay otra. Es ella.
-Ojalá nada de eso suceda y todos podamos ser personas adultas, pero si llega a ser ese el resultado. Cariño lamento decirte que solo me importas tu, siento algo por ti que jamás en mis treinta y tantos años de vida lo sentí y no pienso dejarte ir fácilmente. Así que lo mejor es hablarlo entre todos y decir la verdad de una vez por todas, además tampoco es que soy un mal partido -pincho su estomago y se mata de la risa.
-Claro que no, creo que sos el hombre que cualquier mujer espera para su futuro, o al menos el que yo siempre soñé -tras su confesión esconde su rostro en mi cuello.
-¿Con que siempre me soñaste? -vuelvo sus ojos a los míos.
-Desde que tengo doce años, para ser exactos.
-¿Y cumplí con tu sueño?
-Lo superaste por mucho.
-Eso es bueno, ahora ven y dame un beso de los que a mi me gustan -ella rodea mi cuello con sus manos y la atraigo más a mi pecho.
-Te amo Juan.
-Te amo Alicia.
Luego de decirle cuanto lo amo y cuanto la espere. La pequeña Alicia quedo rendida, con sumo cuidado la lleve hasta mi habitación y la coloque suavemente en mi cama. La tape con unas mantas y deposito un suave beso en su frente y labios.
Antes de acostarme dejo todo listo en la cocina, me saco todo y quedo solo en boxers, me acuesto a su lado y la acurruco. Ella hace unos ruiditos muy tiernos y me abraza.
Mis ojos se van cerrando y caigo en un profundo sueño, con la mujer de mis sueños a mi lado.
Al día siguiente...
Un olorcito a café inunda mis sentidos, mis ojos se van abriendo de a poco y extiendo mi brazo. Pero me encuentro solo en la cama, observo el reloj y dentro de cuatro minutos está por sonar mi alarma. Apago el despertador y me estiro, admito que no soy una persona muy despabilada por las mañanas. Antes de salir de la habitación voy al baño, una vez listo salgo solo en boxers.
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PERDURAR
عاطفية¿Cuánto puede perpetuarse una persona en tu corazón? Esta es la historia de Juan y Alicia. Solo basto un saludo, para adentrarse en un mundo lleno de sensaciones y emociones nunca antes sentidas por ninguno. Ni Juan, ni Alicia pudieron borrarse de...